Buen día, queridos amigos de Hive. Les extiendo un cordial saludo, deseando de todo corazón que cada uno de ustedes y de sus familiares se encuentren bien. Hoy, les traigo un relato que revela cuán poderosa es la fuerza del amor. Espero que les guste.
Hace dos siglos, en una aldea remota, en donde reinaba la armonía, llegaron ejércitos malvados y la sitiaron. La condición de los enemigos fue que dejarian vivos a todos sus habitantes, si permitían que los jóvenes entre dieciocho y veinticinco años se fueran con ellos a luchar contra los enemigos que los estaban atacando en la ciudad. En vista de que los aldeanos no tenían como combatir contra este imponente ejército invasor, cedieron a su petición. Entre los jóvenes que se llevaron a combatir, estaba José, quien tenía planes para casarse. Con veinticinco años de edad, José había encontrado el amor de su vida.
El nombre de su amada era Emily, una joven de veintitres años, con sentimientos muy nobles. Creció en un hogar humilde y se dedicaba a la siembra junto a su familia. Emily estaba muy enamorada de José y con mucha ilusión aguardaba el día de su boda. Lamentablemente, los ejércitos separaron este hermoso noviazgo. Emily y José pensaron que los conflictos terminarían pronto, con lágrimas corriendo por sus rostros hicieron un pacto. Este consistía que sin importar cuanto tiempo pasará, ambos continuarían con sus planes y que cuando todo se calmara, llevarían a cabo su anhelante boda.
El ejército se llevó a José a una ciudad cercana, pero en vista de la necesidad que tenían de soldados en la frontera con los países enemigos, lo trasladaron más lejos. No pasaba un día en el que José no pensara en Emily. Todas las atrocidades que veía y que vivía a diario se alejaban de su mente cuando podía descansar y pensar en Emily. El sitio en donde estaba José quedaba tan lejos que no podía enviar si quiera una carta para Emily. El conflicto se extendió y pasaron cinco largos años sin que José pudiera comunicarse con Emily. De hecho, en la aldea, daban por muerto a los jóvenes que habían reclutado.
Por fin acabó la guerra, los sobrevivientes fueron trasladados a una pequeña isla. Allí estaba José, junto a otros jóvenes de su aldea. En ese momento, ya José tenía treinta años, con un espíritu amputado y una opulenta tristeza por todo lo que había vivido, aún recurría a aquel pacto que había hecho con Emily. En medio de tanto caos emocional, llegó un emisario y les comunicó a los sobrevivientes que dentro de una semana, llegaría una embarcación con sus familiares para recogerlos de esa isla. José sintió como su alma recobró energías, por un momento parecía que los tormentosos recuerdos de aquella terrible guerra se habían desmoronado. Pero aquello fue el comienzo de una guerra emocional, José no sabía absolutamente nada de Emily. Aun así, eligió aferrarse a la esperanza de que en ese barco que los iba a recoger, vendría Emily.
Esperando con ansias la llegada de Emily, José sentía que ya no podía contener más sus sentimientos. Su entero ser la extrañaba en demasía; su respiración era acelerada, su corazón se estremecía de incertidumbre y el miedo que lo abrazaba simplemente era escalofriante. Él no sabía si aún Emily lo amaba. La distancia y una comunicación inexistente se habían convertido en su peor enemigo; incluso en este escenario, un débil rayo de esperanza lo mantenía emocionalmente vivo.
Mientras se acercaba el día en que los familiares y amigos llegarían a la aldea de los sobrevivientes, los minutos para José se convirtieron en largas horas que como dardos punzantes le estropeaban su corazón y a la vez lo renovaba. ¿Sería posible que Emily lo continuara amando?, era la pregunta que desgastaba a José por la frecuencia con la que aparecía en su mente. Solo faltaba una semana para que el barco de los familiares atracara en aquella pequeña isla y José ya había acampado a orillas del mar, esperando divisar en el horizonte, aquella embarcación que podría traer a la joven que se había adueñado de su corazón.
Deseando acelerar el tiempo, José se consumía en una amalgama de sentimientos que jamás se habían mezclado en su noble corazón; miedo, alegría, incertidumbre, tristeza, impotencia, desesperación, ahogaban a José. Él sentía que estaba al borde de la locura, el experimentar cada uno de estos sentimientos simultáneamente y con una intensidad sin precedentes, lo llevaba una y otra vez a un estado de alerta máxima en sus emociones que no podía controlar.
Cada vez que llegaba la noche, era una lucha ardua la que tenía que librar José para conciliar el sueño. Vez tras vez, abría la carpa para ver si por casualidad el barco llegaba en la noche. A decir verdad, durante la noche no se contemplaba nada en el mar, era como mirar tinieblas densas, José solo escuchaba las olas y sentía la brisa fría en su cara. Aun sabiendo, que las probabilidades de que la embarcación llegará en la noche eran nulas, José abría la carpa muchas veces durante la noche y en medio de aquel oscuro panorama, aguardaba la llegada de Emily.
Una semana, solo una semana era el tiempo que disiparia las dudas de José. Pasó demasiado lenta, tanto que la agonía de José lo consumía gradualmente. De repente, en el horizonte se vio la embarcación y a medida que se acercaba, los ojos de José no dejaban de mirarla. Con todo su cuerpo tenso y sintiendo apnea, veía que cada vez se acercaba más, ya cuando faltaba menos de seis metros no aguanto más y comenzó a llorar. No podía controlar el temor.
Cuando la embarcación atracó, se bajaron los guardias y junto a ellos muchos civiles, familiares de los sobrevivientes. José veía a todos los que iban bajando y su corazón sentía dardos como estocadas al ver que Emily no bajaba. Hasta que bajaron los últimos cinco civiles, allí venía Emily. Cuando se vieron, se quedaron paralizados, ambos tenían miedo. Pero al mirarse fijamente, pudieron leer sus miradas. Aquel amor que los arropó en un momento, estaba intacto. Se abrazaron y lloraron profundamente. Ambos cumplieron el pacto, el amor fue más grande que la distancia y la falta de comunicación.
José y Emily se casaron, ya han pasado cuarenta años desde que llevaron a cabo su boda y José admite que la peor guerra que vivió, duro una semana, aquella semana en la cual sus sentimientos llegaron al límite esperando a Emily.
Good morning, dear friends of Hive. I extend my warmest greetings, wishing each of you and your family members well. Today, I bring you a story that reveals how powerful the force of love is. I hope you like it.
Two centuries ago, in a remote village, where harmony reigned, evil armies arrived and besieged it. The enemies' condition was that they would let all the inhabitants live, if they allowed the young men between eighteen and twenty-five years of age to go with them to fight against the enemies in the city. In view of the fact that the villagers had no way to fight against this imposing invading army, they gave in to their request. Among the young men taken to fight was Joseph, who had plans to marry. At twenty-five years of age, Joseph had found the love of his life.
His beloved's name was Emily, a twenty-three-year-old with very noble feelings. She grew up in a humble home and was dedicated to farming with her family. Emily was very much in love with Joseph and was looking forward to their wedding day. Unfortunately, the armies separated this beautiful courtship. Emily and Joseph thought the conflicts would soon be over, and with tears streaming down their faces they made a pact. This consisted that no matter how much time would pass, they would both continue with their plans and when everything calmed down, they would carry out their longed-for wedding.
The army took Joseph to a nearby city, but in view of the need they had for soldiers on the border with the enemy countries, they moved him farther away. Not a day went by that Joseph did not think of Emily. All the atrocities he saw and experienced on a daily basis were removed from his mind when he was able to rest and think of Emily. The place where Jose was was so far away that he could not even send a letter to Emily. The conflict dragged on and five long years passed without Joseph being able to communicate with Emily. In fact, in the village, they thought the young men they had recruited were dead.
At the end of the war, the survivors were moved to a small island. Joseph was there, along with other young men from his village. At that time, Joseph was already thirty years old, with an amputated spirit and an opulent sadness for all he had lived through, he still resorted to the pact he had made with Emily. In the midst of so much emotional chaos, an emissary arrived and told the survivors that in a week's time, a boat would arrive with their relatives to pick them up from the island. José felt how his soul regained energy, for a moment it seemed that the tormenting memories of that terrible war had crumbled. But that was the beginning of an emotional war, Joseph knew absolutely nothing about Emily. Still, he chose to cling to the hope that Emily would be on the boat that would pick them up.
Eagerly awaiting Emily's arrival, Jose felt he could no longer contain his feelings. His whole being missed her too much; his breathing was racing, his heart was pounding with uncertainty and the fear that embraced him was simply chilling. He didn't know if Emily still loved him. Distance and non-existent communication had become his worst enemy; even in this scenario, a faint glimmer of hope kept him emotionally alive.
As the day approached when family and friends would arrive at the survivors' village, the minutes for Jose turned into long hours that like stinging darts both spoiled his heart and renewed it. Could it be possible that Emily still loved him, was the question that wore Jose down by the frequency with which it popped into his mind. It was only a week before the ship of relatives docked on that small island and Joseph had already camped on the seashore, waiting to see on the horizon, that boat that could bring the young woman who had taken possession of his heart.
Wanting to speed up time, Jose was consumed in an amalgam of feelings that had never before been mixed in his noble heart; fear, joy, uncertainty, sadness, helplessness, despair, choked Jose. He felt he was on the verge of madness, experiencing each of these feelings simultaneously and with unprecedented intensity, brought him again and again to a state of maximum alertness in his emotions that he could not control.
Each time night fell, it was an uphill struggle for Joseph to fall asleep. Time after time, he would open the tent to see if by chance the ship would arrive in the night. To tell the truth, during the night there was nothing to be seen at sea, it was like looking into thick darkness, Joseph could only listen to the waves and feel the cold breeze on his face. Even knowing that the chances of the boat arriving at night were nil, Jose opened the tent many times during the night and in the midst of that dark panorama, he awaited Emily's arrival.
A week, only a week was the time that would dissipate Jose's doubts. It passed too slowly, so slowly that Joseph's agony gradually consumed him. Suddenly, on the horizon the boat came into view and as it drew nearer, Joseph's eyes kept glancing at her. With his whole body tense and feeling apnea, he saw that it was getting closer and closer, and when he was less than six meters away he could not stand it any longer and began to cry. She could not control her fear.
When the boat docked, the guards got off and with them many civilians, relatives of the survivors. José watched everyone getting off and his heart felt darts like stabs when he saw that Emily was not getting off. Until the last five civilians came down, there came Emily. When they saw each other, they froze, both were afraid. But as they stared at each other, they could read each other's gazes. That love that tucked them in a moment, was intact. They embraced and cried deeply. Both fulfilled the pact, the love was greater than the distance and the lack of communication.
Jose and Emily got married, it has been forty years since they performed their wedding and Jose admits that the worst war he lived through lasted a week, that week in which his feelings were pushed to the limit waiting for Emily.
Wow! Is this a true life story? It's so beautiful that even without communication and years of not seeing each other their love still sparked. I'm really amazed. What an adorable love story.
Hello, how are you?
I'm so glad you liked my publication. It's not a true story, but it reflects the power of real true love. When we truly love no obstacle will be forever.
Thank you so much for letting me know how you feel about it. Regards 🤗🤗🤗🤗
I'm alright.
I really did enjoy your story. It was a pleasure reading through your beautiful writing. Have a great day🥰
Qué bello relato Abisag, de pronto me sentí identificada, amamos a distancia pero no sabemos si la otra persona al vernos sentirá lo mismo o si nosotros de verdad sentimos amor o es una ilusión, tal vez un amor idealizado. Pero como mencionas en tu relato, si es amor verdadero, perdurará por siempre, pase lo que pase, siempre será íntegro y auténtico. Amé tu relato, disfrute mucho leerlo.
Muchísimas gracias por tan lindas palabras. Me contenta muchísimo que te haya gustado mi relato. Generalmente, las cuestiones del amor y la distancia son complejas, pero tal como mencionas, si el amor verdadero siempre vencerá.
Saludos 🤗🤗🤗🤗
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Hola amiga @abisag, que bello relato, definitivamente el amor cuando es verdadero mumca pierde la fe y la esperanza de que todo lo soportará, por un bien xomún. A veces existen situaciones que escapan de esos seres que se aman, pero logran vencer esas barreras, cuando el amor es verdadero.
Así es mi bella, el amor verdadero aguanta todas las tempestades. Me alegra mucho que te haya gustado mi relato. Muchísimas gracias por hacermelo saber.
Un fuerte abrazo 🤗😘🤗🤗