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Sin importar que este leyendo, cuento, novela o no ficción, siempre tengo a la mano un libro de poesía. Desdeñada de repente por su brevedad, complejidad y ambigüedad, es precisamente por esas razones que es, y ha sido siempre, mi género favorito.
No soy de leer poesía tradicional, esa en que la métrica es muy importante e incluso da sentido a los textos, porque siento que constriñe y limita sus posibilidades al supeditarlas a un ritmo. Seguramente un amante de los sonetos podría argumentar todo lo contrario, y decir que es precisamente eso lo que detona la creatividad de quien escribe, y tendría toda la razón, a final de cuentas todo es cuestión de enfoques y preferencias.
En mi caso la poesía me inspira y da más ideas que cualquier otro género literario, a excepción en ciertos momentos del ensayo, que por su carácter reflexivo puede generar en mi muchos ecos a partir de temas de los más variopintos. Pero la poesía y su capacidad de condensar tanto en un par de frases, o de sugerir en vez de evidenciar, dejando al lector la última palabra al momento de interpretar y dar sentido a lo que lee, no tiene rival.
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Si a estos sumamos el juego, e incluso libertinaje en el uso del lenguaje, el uso de figuras, ya sean metáforas, analogías u otras, y su diversidad casi infinita de temas y enfoques, tenemos un género inconmensurablemente rico y variado con un potencial expresivo casi infinito.
Es cierto que muchas veces uno se topa con poesía tan compleja o tan específica que uno puede perderse, pero incluso en esos casos, uno de repente se encuentra con frases aquí y allá que pueden sorprenderte, y son como esas pepitas de oro escondidas en el cieno de un río.
Otras veces la poesía es como un bosque tropical, y para donde voltees hay algo que te maravilla y te sorprende, y uno puede experimental una sobrecarga sensorial y/o emocional. Y a veces la poesía es como una serpiente, hermosa pero peligrosa, amenazante y desafiante, a la vez que exótica y brutal.
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Yo leo poesía por la aventura del descubrimiento. Por el embelesamiento que puede provocar una frase. Por el poder emocional y expresivo que puede tener una palabra puesta en el lugar correcto, como si fuera una bomba. Por el miedo a lo desconocido. Por la adicción al asombro. Por las matemáticas complejas que se esconden en sus ritmos. Por su poder de acariciarnos siendo un puñal.
Leo poesía porque me es inevitable. Porque en ella me reflejo, y a través de ella me expreso. Porque en ella me encuentro y me pierdo al mismo tiempo sin poder evitarlo. Porque es mi madre tanto como mi amante y mi hija. Porque es parte de lo que soy. Porque antes que lector, antes que escritor, soy, fuera de toda pretensión, un poeta.
Mis primeros textos fueron intentos de poesía, y con el tiempo poco a poco algunos fueron cristalizando y sonando a algo con cierto valor. Con el tiempo después aborde el cuento, la crónica, y el ensayo, pero siempre volvía (y vuelvo) irremediablemente a la poesía, por la sencilla razón de que hay cosas que no pueden expresarse de otra manera, con otro recurso literario.
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Cuando uno no sabe que es lo que siente, cuando uno no sabe que quiere decir, cuando uno esta envuelto en la bruma de lo imprecisable, o en el reino de lo incomprensible, no hay mejor recurso que la poesía para intentar expresar en pocos líneas lo que un ensayo necesitaría hojas para explorar, o una novela capítulos y capítulos para poder desarrollar.
Lo que más se le acerca es el cuento, sobre todo el cuento corto y el micro-cuento, pero con sus limitaciones, o características diferenciadas. Quizá por eso es el otro género que ejerzo, en menor cantidad, pero que con el paso del tiempo he ido aprendido a apreciar y descubrir poco a poco su potencial y alcances.
Puede que con el paso del tiempo me aventure o profundice en otros géneros, pero se que nunca abandonaré la poesía porque es mi ancla, mi centro de gravedad, y mi modo de expresión más inmediato y natural. Tu, estimado lector, ¿lees poesía, o algún otro género en particular? y porque. Ojalá y te animes a compartirlo en los comentarios. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.
©bonzopoe, 2023.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
Expresivas y vivenciales reflexiones, al modo de ensayo, acerca de la poesía y tu opción de y por ella como género literario. Saludos, @bonzopoe.
Muchas gracias por tus palabras y por el apoyo. ¡Saludos!
Interesante tu escrito. Comparto gran parte de lo que expresas pero el gusto de leer una poesía que tenga musicalidad es contagioso al recitarla. De allí que la música es un apoyo para anclar el ritmo de la métrica y la rima. Por otro lado, la poesía libre es un abanico para la expresión universal dónde soltamos las riendas para explorar. Saludos.
Muchas gracias por tu lectura y tomarte el tiempo de dejar un comentario. ¡Saludos!
Muy ssincero en tu apreciación. Me hiciste recordar a quien fuera mi profesor de inglés José Carrero en 1968, que era un bardo que escribía poemas sin métrica ni rima y yo, que tenía orientación a la poesía tradicional, le preguntaba por qué no escribía así, y él me contestaba que esa era una esclavitud y obligación, justamente como tú lo has expuesto.
El asunto es que yo solo tenía 14 años y me fascinaba el mundo de la poesía de estructuras que era y es exigente, pero me fui amoldando a la situación.
Me acostumbré tal vez en exceso a esas exigencias que llegan a ser retos, y he hecho sonetos tetrasílabos, pentasílabos, y hasta con palabras monosílabas. Una absoluta dificultad.
Bien por ti, respetado y respetable Bonzopoe.
Muchas gracias amigo, por tus palabras. Todo un honor que me compares con un antiguo profesor, eso prueba que no soy el único loco que ve la poesía de esa manera. Por último mis respetos por tus aventuras con la poesía estructurada, a mi simplemente no se me da tan fácil, prefiero lo más orgánico. ¡Saludos y un abrazo desde México!