Saludos para todos mis amigos de esta comunidad. En esta ocasión, les traigo este relato titulado "El precio de una herida: Espejismo". Deseo que pueda serles de mucho agrado.
Gota a gota ya empieza a derramarse la impaciencia debido a tu existencia, pues no te vi llegar y cuando supe de ti ya te habías aferrado a lo más recóndito de mi ser. Lo hiciste de manera tan perfecta sin dejar huellas ni rastros de tu procedencia y aún hurgando entre los escombros del pasado no hay indicio que te pueda delatar.
Fuiste una experta en esto del camuflaje y para pasar desapercibida, te movías al ritmo de mis latidos para que no supiera que estabas allí, y a cada respiro le quitabas un poquito de mi aliento para de esta forma poder sobrevivir. Lograste crecer gracias a las palabras que no se dijeron, del afecto que no llegó, y llegaste a ser como un campo que se riega con la sequía que cosecha desilusión.
Comías de mis tropiezos dejando el postre de mis angustias para el atardecer, tejías mis sueños con un hilo tan asfixiante que estos se rompían antes de ser y con el tiempo hacías malabares que me ponían a correr y añorar solo el ayer. Desde que te alojaste en mí, no has dejado de sangrar pues la venda siempre la colocaste en mis ojos, y el dolor que fluye por tus venas y te mantiene con vida, me lo vendiste como golpes del destino que se ensañan contra mi camino.
Tuve que huir y abandonar mi propio hogar, pero el fruto de tu odio no se apartaba de mí y se posaba en mis labios, lista para derribar cualquier amenaza a tu presencia. El fantasma del miedo ondeaba su bandera para reclamar la tierra que una vez fue mía pero que tú minaste con tu soberbia para dejarla en plena soledad.
Entre teorías y conjeturas me pregunto si eres una idea que se rebeló en contra de mi intelecto, un deseo que no fecundó o simplemente un error que jamás se hundió, una realidad hecha pesadilla de la cual no puedo escapar, un llanto que cada vez se hace más fuerte y más largo pero que no sabes soltar, un parásito que devora la fuente de mi cordura, una muerte tan amarga y cruel que te mantiene con vida para que la puedas padecer.
Una escalofriante sensación se apodera de mí como si se tratara de una voraz tormenta que arrasa todo a su paso, que cruza y traspasa mi alma una y otra vez y de un lado a otro va desgarrando las paredes que sostenían mis añoranzas. Un devastador sentido de inutilidad se acomoda sobre lo poco que sobró, y mis pensamientos ahora son solo partículas que sucumben ante la más tenue y pálida brisa. Mis pasos, que no hace mucho querían correr, acaban de renunciar a la idea de seguir pues alguien los engañó diciendo que ya era el fin.
La anemia en mis ojos me consumía lentamente y había más dolores en mi cabeza que los cabellos que estaban sobre ella, mi fuerza de voluntad no alcanzaba siquiera para sostener la mirada frente a un espejo y decirme que aún hay tiempo para reaccionar. Ante la inapetencia de mi corazón empezaron a desplomarse todos mis sentimientos. Ya no había amor, alegría o cariño, ni siquiera valor para reconocer todo lo que se había perdido. No sentía… solo padecía y ya nada importaba.
Era como esa fruta podrida esperando a ser tomada para desecharla o quizás para abonar los sueños de alguien más. Era todo tan pesado y difícil de sostener que cada vez que apoyaba mis rodillas, los vidrios rotos de mi pasado se incrustaban a mil por cantidad. Pero lo peor no era sentirse así, lo peor era no poder o saber que decir, no haber derramado mis lágrimas, no haberme destruido por completo para rehacerme y ser un hombre nuevo.
Y entonces caí en el vicio del vacío y la mediocridad, deseando dormir y no levantarme, prefiriendo una pesadilla a un hermoso sueño ya que al fin y al cabo al despertar ambos desaparecerán. Era evidente que los enormes muros que formaban mi celda no estaban hechos de ladrillos y cemento sino con los límites de mi imaginación.
Durante mucho tiempo escondí tras el mural de una sonrisa todo el desastre que me sigues causando y creo que por momentos lo hago, porque es lo poco que me ha salvado tras vivir una falsedad que pronto dará su condena fatal.
Que humillante ha sido enterarme de que mientras todo esto ocurría yo no sabía que existías y que eras tú quien estaba en primera fila disfrutando la historia de mi agonía.
De a poco fui remendando mis daños y empecé a construir lo que antes era el refugio de mi existir. Todo retornaba como partes de un rompecabezas que primero debían ser sanadas para luego colocarlas en su lugar. Una extraña armonía soplaba desde lo más lejano, y al ver muchos campos florecer a mí alrededor quise ponerle color a mis ojos y también a mí corazón. No tenía experiencia alguna como constructor, ingeniero o pintor, pero igual ya no había nada que perder y tampoco le importaba a alguien así que me propuse algo en honor a mis deseos de niñez.
Enseguida recibí varias cartas de recomendación, varios correos anónimos con frases tan especiales como “Eres tan grande que ni tú mismo sabes que lo puedes ser”… ¡Qué impactantes y significativas pueden ser los elogios de un extraño!
Al poco tiempo ya me encontraba frente a un enorme castillo, mi sueño de niño, pero el detalle es que para ser un noble rey primero tenía que sentarme en el banco de aprendiz. Tan solo fueron unos meses en los cuales no hubo errores ni perfección, no hubo fiestas ni sorpresas, solo un pequeño certificado que ahora me invitaba a la mesa de su alteza.
Una blanca diosa me dio la bienvenida y firmó su despedida, y en menos de lo que esperaba ya el rey compartía su trono conmigo mientras el vacacionaba. Yo era el tiempo que ponía a andar el reloj, y a todos en el castillo les hablaba en el idioma que amé desde el primer día que lo tarareé. Era algo tan poderoso sentirse así que a pesar de las noches de desvelo por la reina y sus celos, estos no podían despojarme de ese alucinante momento.
El problema es que cuando llegas a un punto tan álgido en tu vida corres el riesgo de que te sucedan dos cosas: te puedes aburrir y dormir en pleno vuelo o quizás por estar tan arriba y no ver con claridad las cosas abajo te sientes tentado a bajar y echar un vistazo. Lo cierto es que sea una u otra cosa, la caída es inminente y solo puedes decidir a qué velocidad lo harás.
Nunca más vi regresar a esa blanca diosa para que sellara mi despedida, y ante la algarabía del rey y sus súbditos decidí abandonar todo sin adiós ni explicación. Los años se han ido acumulando y todavía se ofrecen recompensas por el regreso de aquel joven aprendiz que se convirtió en rey, que pudo llegar más alto pero que aún no sabía de aquella cruel enemiga que le manchaba hasta el más limpio y bonito de todos sus deseos.
Hablando de reyes, una vez vino a mi mente una frase que no pude olvidar: “Prefiero pensar en un rey muerto que pensar en un mal rey”. Y aunque al momento de esa reflexión pareció algo fuerte y fuera de lo común, luego comprendí que era el resultado de algo que estaba completamente roto en mí, ya que me era más fácil pensar en alguien que no puede hacer algo por el hecho de estar muerto, que aceptar a alguien que no siente el deseo y el querer de hacer algo bien para tu vida.
¿Y si la vida fuera como el guión de una obra de teatro? ¿Quién habrá escogido los personajes de la mía? No es sabio ni tampoco sano expresar este tipo de cosas, pero es inevitable para alguien que a medida que va sumando ideas, letras y acento se da cuenta del gran vacío que lleva por dentro.
La distancia que enmarca lo que pudo ser una llamada o una carta se transformó en una extensa brecha que me separa como si estuviera en otro planeta. El tiempo de una simple conversación que jamás nació es ahora un conteo a contrarreloj que no termina de estallar y que va sumando los puntos que desembocan en la decepción y la ansiedad.
No existe recuerdo al cual se pueda apelar, no hay historia real o ficticia que se quiera contar. Ha sido tan pobre tu presencia que me cuesta sumar las palabras necesarias que te puedan describir. No hay odio ni rencor por la ausencia, mucho menos un acto de cariño para reprimir, solo el mismo desierto árido por donde siempre he vagado buscando un motivo para no continuar, y pensando que el peor ruido que aturde mis oídos es el silencio que siempre hubo entre los dos y que se asoma con insistencia…
Porque fue tan grande lo poco que me diste que ya no queda más nada por decirse.
Próximamente disfrutarás de la tercera parte de este relato titulado "El precio de una herida: Revelación".
Gracias por darle vida a esta historia con tu valioso tiempo y atención.
Nos vemos pronto.
Greetings to all my friends of this community. On this occasion, I bring you this story entitled "The price of a wound: Mirage". I hope you will enjoy it.
Drop by drop, impatience is already beginning to spill over because of your existence, for I did not see you arrive and when I heard about you, you had already clung to the innermost recesses of my being. You did it so perfectly without leaving traces or traces of where you came from and even rummaging through the rubble of the past there is no clue that can give you away.
You were an expert in camouflage and to go unnoticed, you moved to the rhythm of my heartbeat so that I would not know you were there, and with every breath you took a little of my breath so that you could survive. You managed to grow thanks to the words that were not said, of the affection that did not come, and you became like a field that is watered with the drought that harvests disappointment.
You ate of my stumbles leaving the dessert of my anguish for the sunset, you wove my dreams with a thread so suffocating that they broke before being and with time you juggled that made me run and yearn only for yesterday. Since you lodged in me, you have not stopped bleeding for the bandage you always placed on my eyes, and the pain that flows through your veins and keeps you alive you sold it to me as blows of destiny that rage against my path.
I had to flee and abandon my own home, but the fruit of your hatred would not depart from me and perched on my lips, ready to strike down any threat to your presence. The ghost of fear waved its flag to reclaim the land that was once mine but which you undermined with your pride to leave it in full solitude.
Between theories and conjectures I wonder if you are an idea that rebelled against my intellect, a desire that did not fertilize or simply a mistake that never sank, a reality made nightmare from which I cannot escape, a cry that grows louder and longer but you do not know how to let go, a parasite that devours the source of my sanity, a death so bitter and cruel that keeps you alive so you can suffer it.
A chilling sensation takes hold of me as if it were a voracious storm that sweeps everything in its path, that crosses and pierces my soul again and again and from one side to the other it tears apart the walls that held my longings. A devastating sense of uselessness settles over the little that was left over, and my thoughts are now just particles that succumb to the faintest and palest breeze. My footsteps, which not so long ago wanted to run, have just given up the idea of following as someone tricked them by saying it was already the end.
The anemia in my eyes was slowly consuming me and there were more pains in my head than the hair on it, my willpower was not even enough to hold my gaze in front of a mirror and tell me that there is still time to react. Before the inappetence of my heart, all my feelings began to collapse. There was no more love, joy or affection, not even the courage to recognize all that had been lost. I didn't feel... I just suffered and nothing mattered anymore.
I was like that rotten fruit waiting to be picked to be discarded or perhaps to fertilize someone else's dreams. It was all so heavy and hard to hold that every time I leaned on my knees, the broken glass of my past was embedded at a thousand to one. But the worst thing wasn't feeling this way, the worst thing was not being able or knowing what to say, not having shed my tears, not having completely destroyed myself to remake myself and be a new man.
And then I fell into the vice of emptiness and mediocrity, wishing to sleep and not get up, preferring a nightmare to a beautiful dream since in the end when I woke up both would disappear. It was evident that the huge walls that formed my cell were not made of bricks and cement but with the limits of my imagination.
For a long time I hid behind the mural of a smile all the disaster that you continue to cause me and I think that at times I do it because it is the little that has saved me after living a falsehood that will soon give its fatal sentence.
How humiliating it has been to learn that while all this was happening I did not know you existed and that it was you who was in the front row enjoying the story of my agony.
Little by little I mended my damages and began to build what was once the refuge of my existence. Everything returned like parts of a puzzle that first had to be healed and then put back in place. A strange harmony was blowing from far away, and as I saw many fields blooming around me I wanted to put color in my eyes and also in my heart. I had no experience as a builder, engineer or painter, but still there was nothing to lose and no one cared, so I set out to do something in honor of my childhood desires.
I immediately received several letters of recommendation, several anonymous mails with such special phrases as "You are so great that even you don't know you can be"... How shocking and meaningful can be the praise of a stranger!
Soon I was already in front of a huge castle, my childhood dream, but the detail is that to be a noble king I first had to sit on the apprentice's bench. It was only a few months in which there were no mistakes or perfection, no parties or surprises, only a small certificate that now invited me to the table of his highness.
A white goddess welcomed me and signed her farewell, and in less time than I expected, the king shared his throne with me while he was on vacation. I was the time that set the clock ticking, and to everyone in the castle I spoke in the language I loved from the first day I hummed it. It was such a powerful thing to feel so that despite sleepless nights about the queen and her jealousy, they couldn't take away from that mind-blowing moment.
The problem is that when you reach such a high point in your life you run the risk of two things happening to you: you can get bored and fall asleep in mid-flight or maybe because you're so high up and can't see things clearly below you're tempted to come down and take a look. What is certain is that either way, the fall is imminent and you can only decide at what speed you will do it.
Never again did I see that white goddess return to seal my farewell, and to the uproar of the king and his subjects I decided to abandon everything without farewell or explanation. The years have accumulated and rewards are still offered for the return of that young apprentice who became king, who could have reached higher but still did not know of that cruel enemy who stained even the cleanest and most beautiful of all his desires.
Speaking of kings, once came to my mind a phrase that I could not forget: "I prefer to think of a dead king than to think of a bad king". And although at the time of that reflection it seemed something strong and out of the ordinary, later I understood that it was the result of something that was completely broken in me, since it was easier for me to think of someone who cannot do something because he is dead, than to accept someone who does not feel the desire and the will to do something good for your life.
What if life were like the script of a play? Who would have chosen the characters in mine? It is neither wise nor healthy to express these kinds of things, but it is inevitable for someone who, as he adds up ideas, letters and accent, realizes the great emptiness he carries inside.
The distance that frames what could have been a call or a letter became a wide gap that separates me as if I were on another planet. The time of a simple conversation that was never born is now a countdown against the clock that does not end up exploding and that is adding up the points that lead to disappointment and anxiety.
There is no memory to appeal to, no real or fictitious story to tell. Your presence has been so poor that it is difficult for me to add the necessary words to describe you. There is no hatred or rancor for the absence, much less an act of affection to repress, only the same arid desert where I have always wandered looking for a reason not to continue, and thinking that the worst noise that stuns my ears is the silence that always existed between the two of us and that looms insistently ...
Because the little you gave me was so great that there is nothing more left to say.
Soon you will enjoy the third part of this story entitled "The Price of a Wound: Revelation".
Thank you for bringing this story to life with your valuable time and attention.
See you soon.
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