Érase una vez en un estanque muy especial, lleno de una gran familia de castores, donde durante muchos años, generaciones y generaciones habían vivido en ese lugar, y todos los castores que habitaban allí habían aprendido desde muy pequeños a usar sus fuertes dientes y potentes mandíbulas para hacer sus madrigueras. Todos, menos uno, Aitor.
Aitor era un castor como cualquiera, tenia una amplia y escamosa cola, que lo hacían nadar rápido, pero Aitor era diferente a los demás, no tenía fuertes dientes. Aitor intentaba todo para volver sus dientes duros, al igual que sus amigos, que nacieron con ellos. Es por eso, que un profesor castor, cuyo nombre era Francisco, puso todos sus esfuerzos para enseñarle a Aitor a usar sus dientes para romper ramas de arboles y hacer su propia madriguera.
Intentaron muchas técnicas. Siendo la primera, durar varios días sin lavarse los dientes, pero no funciono, y todo lo que gano fue un aliento tremendo. También intentaron la técnica de usar manos y piernas para debilitar árboles, pero no funciono, pues sus manitas eran muy débiles.
Tras muchos fracasos, Aitor empezó a sentirse muy triste, y de solo pensar que sus padres estarían muy decepcionados con él porque no era igual a los demás castores del estanque, lo ponía mucho más triste.
Unos días mas tarde mientras nadaba por un estanque vecino, otros castores se le acercaron a decirle cosas muy feas:
--Ahí va el castor que no sabe hacer madrigueras, que tiene los dientes y
manos débiles.
Muy triste intentaba con todas sus fuerzas derribar árboles para construir su madriguera, pero no tenía éxito. Por su tristeza Aitor empezó a comer muchas ramas, hojitas y raíces acuáticas, por lo que empezó a consumir vitaminas y minerales que lo pusieron grande y fuerte.
Un día, acompañando a otros castores a buscar arboles y ramas para construir sus madrigueras, Aitor intentó derribar un árbol el solo, y para sorpresa de muchos, el árbol empezó a tambalearse.
--¡Se cae el árbol! – Gritaron los otros castores.
--¡Árbol abajo!, grito el profesor Francisco. —Es un árbol lanzado por Aitor, ¡Aitor es un castor que hará su madriguera!
Al escuchar esto, Aitor se sintió muy contento, entendiendo que no importa si eres diferente a los otros o si tus sueños tardan en hacerse realidad, lo verdaderamente importante es lo que está dentro del alma, todos tenemos talentos, solo hay que buscar cuáles son.
Desde entonces, Aitor es un castor feliz que juega con los demás castores de su estanque, que no hace sentir a los demás menos que el, al contrario, ayuda a los castores pequeños a hacer que sus dientes se vuelvan fuertes, y también entendió que con mucha perseverancia se pueden lograr los más grandes sueños.
English
Once upon a time in a very special pond, full of a large family of beavers, where for many years, generations and generations had lived in that place, and all the beavers that lived there had learned from a very young age to use their strong teeth and powerful jaws to make their burrows. All except one, Aitor.
Aitor was a beaver like any other, he had a wide and scaly tail that made him swim fast, but Aitor was different from the others, he didn't have strong teeth. Aitor tried everything to make his teeth hard, just like his friends, who were born with them. That is why a beaver teacher, whose name was Francisco, put all his efforts to teach Aitor to use his teeth to break tree branches and make his own burrow.
They tried many techniques. Being the first one, going for several days without brushing my teeth, but it didn't work, and all I gained was tremendous breath. They also tried the technique of using hands and legs to weaken trees, but it didn't work, as their little hands were very weak.
After many failures, Aitor began to feel very sad, and just thinking that his parents would be very disappointed with him because he was not the same as the other beavers in the pond, made him much sadder.
A few days later, while he was swimming in a neighboring pond, other beavers approached him and said very ugly things to him:
--There goes the beaver who doesn't know how to make burrows, who has teeth and
weak hands.
Very sad he tried with all his might to cut down trees to build his burrow, but he was unsuccessful. Because of his sadness, Aitor began to eat many branches, leaves, and aquatic roots, so he began to consume vitamins and minerals that made him big and strong.
One day, accompanying other beavers to look for trees and branches to build their burrows, Aitor tried to fell a tree by himself, and to the surprise of many, the tree began to wobble.
--The tree falls! – The other beavers shouted.
"Down the tree!" shouted Professor Francisco. —It's a tree thrown by Aitor, Aitor is a beaver who will burrow it!
Hearing this, Aitor felt very happy, understanding that it does not matter if you are different from others or if your dreams take time to come true, what is truly important is what is inside the soul, we all have talents, you just have to find what they are .
Since then, Aitor is a happy beaver who plays with the other beavers in his pond, who does not make others feel less than him, on the contrary, he helps the small beavers to make their teeth become strong, and he also understood that With a lot of perseverance, the greatest dreams can be achieved.
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