El Tesoro del Mar Encantado. Parte I - Cuento

in Writing Club2 years ago

Buenas tardes, comunidad. Me presento con este cuento a continuación. No me considero una experta en cuanto a la escritura creativa, pero con las ideas adecuadas creo que se pudo lograr algo. Esta es la primera parte de un cuento en el que trabajé con mis niñas, Eliana y Emily. Espero que les guste.



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El Tesoro del Mar Encantado. Parte I

Era un día soleado. Nos encontrábamos navegando por el mar con mi padre, su amigo Timothy, mi madre y yo. Éramos nosotros contra el mundo, me gustaba pasar los días con ellos.

Estaba en el borde del bote mirando el azul del cielo, pensando qué parecidos eran el mar y el cielo. Su color era tan hermoso. De pronto oí a mi madre gritar.

—¡Elizabeth ven rápido, tienes que ver esto!

Cuando miré hacia ella, mi madre estaba mirando fijamente hacia el agua. Me acerqué y noté que el mar era como un espejismo. Mostraba algo como si fuera real. Busqué a mi padre y él estaba de la misma manera, sumido en aquella fantasía que creaba el mar. El miedo de que Timothy estuviese igual me heló la sangre, así que corrí a buscarlo, al encontrarlo estaba tirado en una silla mirando al cielo e inmediatamente notó mi presencia y dijo:

—¡Oh, Pequeña Elizabeth! Sabía que eras especial. Tú me ayudarás a buscar el tesoro de tus ancestros.

—De qué tesoro hablas.

—Del cuento para dormir que te contaba tu padre todas las noches.

En ese momento caí en mis recuerdos. De niña mi padre contaba una historia para dormir sobre un tesoro en un mar encantado. Este no debía llegar a las manos equivocadas, porque había algo muy poderoso que podía desatar cualquier desgracia en la humanidad. Pensaba que solo era un cuento, pero me equivocaba al respecto. Timothy me sacó entonces de mis pensamientos.

Me lanzó del bote y empezó a alejarse, sentí que la muerte pasaba frente a mis ojos. De repente sentí algo nadando a mí alrededor. Tiritaba del frío, pero tenía miedo de que un tiburón me comiera y empecé a nadar para alejarme de aquello, pero me tocó. Volteé muy asustada, y cuando miré era una tortuga gigante. Fue un alivio enorme. Me agarré a su caparazón y ella me arrastró hasta una isla que estaba cerca.

Al llegar a la isla besé la arena. Me pellizcaba para asegurarme de que no era una pesadilla lo que estaba sucediendo, para mi suerte, apenas empezaba la pesadilla. Llegaron unos lugareños de esa isla, eran indios, hablaban un idioma extraño, todo indicaba que no me pasaría nada bueno. Empecé a rezar a pesar de no ser religiosa. Entonces, apareció un hombre alto, parecía el jefe de aquellas personas, me levantó la cara y dijo algo que desearía haber entendido.

Los demás siguieron su orden y me arrastraron a una cueva. Imaginé que la orden era, mátenla en la cueva. Las lágrimas se desbordaban, solo imaginaba que iba a morir.

De repente llegó aquel hombre, “el jefe” y me limpio las lágrimas, me mostró un mapa que decía “te esperamos muchos años”. Quede paralizada, en el mapa estaba marcado el lugar del tesoro, pero la X marcaba en el medio del mar, no en la isla. ¿Cómo lo iba a encontrar?

—Te ayudaré —dijo el hombre.

—Hablas español. — Solo pronuncié esas palabras.

—Claro, niña. Te he esperado, y estoy preparado.

—Entonces dime como me llevaras a ese tesoro antes que alguien más lo encuentre.

—Tranquila. Será más rápido de lo que imaginas.

Nos dirigimos a unas rocas en la cueva, tenían una luz hermosa, pero una de ellas iluminaba más que todas. Era un portal. Me quedé asombrada. Él me explicó que este llevaba a las profundidades del mar encantado, que era en ese lugar que se encontraba el tesoro y solo yo podía entrar, ya que el mar sumía a todos en una fantasía, pero yo tenía un don y era inmune a ese encanto. Entonces me decidí a entrar en el portal a buscar el tesoro.

Continuará...


Gracias por llegar hasta aquí.

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Me parece una muy buena creación junto a tus hijas, no desfallezcas por no recibir votos. Eso no quita el talento que tienes, simplemente persevera sé que es difícil, incluso frustrante. Pero sí creamos una historia es para publicarla, te lo digo porque a mí me ha sucedido y me sigue sucediendo.

¡Gracias por tus palabras! Seguiré perseverando.