EL DOMINGO QUE NO TE EXTRAÑE
Eras absorbente hasta el punto de aborrecerte,
palabras fuertes que pueden herir tu alto ego,
pero tanto era el acoso que hasta normal lo vi,
ya comenzaba a creer que así se debería sentir.
Un día rompí las cadenas y huy muy lejos,
la mañana más soleada que pueda recordar,
caminé por todas partes, no conocía nada,
jamás pensé que me perdería hasta del paisaje.
El domingo que no te extrañé ni recordé,
entre novedades y recuerdos te olvidé,
me di cuenta que mi alma te repudiaba,
ya no había más nada que se pueda hacer...
Nunca regresé, no me hizo falta para vivir,
aunque a veces en las pesadillas me espanta.
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