Fuente/Source
Español
A las Puertas del Hades
Camino a Avalon
Victoria Salgado, una antigua experta en tecnología de la división de inteligencia del departamento de seguridad del Parlamento, trabajé junto a ella varias veces mientras fui director de seguridad de Polaris, Vicky era la persona más inteligente y competente en lo que a tecnología se refiere que conocía, pero completamente incapaz socialmente.
Vicky es la viva imagen del estereotipo de experto en tecnología computacional; socialmente incompetente, con un gran implante neural que sobresale alrededor de su cabeza, multitud de tics nerviosos y normalmente desconectada e ignorante del mundo real, tan informada de lo que pasa a su alrededor, como una barra de amarre de un espacio puerto.
Fue retirada de la división de inteligencia, cuando se descubrió que en sus horas libres, colaboraba con un grupo de activistas, que hackearon el sistema de control de una esfera de Dyson, ocasionando que fallara todo el sistema de terraformación de un planeta, que por fortuna aún no había recibido la primera siembra de formas de vida bacteriana.
Después de su salida, se retiró a vivir en Heliópolis, con una reprimenda y con la amenaza de que no debía volver a colaborar con ese tipo de causas, le serían retirados sus implantes y sería enviada a una colonia prisión. Entonces se dedicó a trabajar como contratista privado, colaborando con varios proyectos secretos del ejército y el consorcio, después de mi salida del departamento de seguridad, me ha ayudado en varios asuntos que requerían sus habilidades.
Después de dos días de viaje, llegamos a Heliópolis, era tal cual lo recordaba, el paraíso de los computistas, una estación espacial, dedicada completamente a mantener los servicios informáticos de todo el Parlamento, una gigantesca estructura acorazada cuyo núcleo central era una de las treinta supercomputadoras cuánticas, que formaban la red central de gobierno de todas las colonias. Heliópolis orbita LB 231, una estrella gigante blanca, de la cual se abastece para satisfacer su desproporcionado consumo energético.
En su posición de contratista privada, Vicky, no tenía acceso a la red del parlamento, a menos que recibiera un código de autorización que era proporcionado por su cliente, si el parlamento se lo concedía, claro, el código sólo le permitía acceder al tipo de servicio o información que fuese necesario para el trabajo que debía realizar.
Sin embargo, esto no era un problema para Vicky, que sabia como sortear los límites de su autorización, para acceder a recursos que la sobrepasaban. Yo contaba con esta habilidad suya, para hacer lo que tenía planeado.
A mi llegada a su pequeño apartamento, en el área residencial de la estación espacial, encontré su puerta abierta y a Vicky, como era costumbre, completamente absorta en su trabajo, sentada rígida en un escritorio, contemplando la nada de una estéril pared, mientras sus ojos, completamente en blanco, eran la prueba de que se encontraba conectada a la red del Parlamento a través de su implante. Cuando estaba en ese estado era completamente inútil hablarle, simplemente su cerebro no estaba consciente del mundo que la rodeaba.
Me di una vuelta por su cocina, mientras volvía al mundo real, pues tenía más de doce horas sin comer nada y me fijé en el menú de su máquina generadora, aparte de café, sólo había barras proteicas dulces y chocolates, con razón esta chica siempre parecía estar al borde de ataque de nervios. A falta de otra cosa, pedí un chocolate y café, que, aunque no sirvieron para saciar mi hambre, al menos sentí que me llenaron de energía.
Treinta minutos después de llegar y estar de pie en un rincón, viendo a Vicky en su trance, repentinamente sus ojos empezaron a parpadear y volvieron a la vida. Volteó a donde me encontraba y sin prestarme importancia se puso de pie y caminó a la cocina.
―Hola Vicky, deberías cerrar la puerta cuando estás conectada ―le dije mientras la veía dirigirse a la generadora.
―¿Para qué?, si tú eres el único que viene avisar ―me respondió indiferente, mientras oprimía los botones del aparato
―¿cómo has estado?, hace más de un año que no venía aquí ―le pregunté tratando de hacer conversación antes de hablar de negocios ―. ¿Has hecho algo interesante?
―Estoy bien, siempre hago lo mismo ―me dijo, en su habitual tono, mientras retiraba una gran barra proteica, de más de cinco mil calorías y un gran vaso de café de la máquina.
―Bueno iré al grano, estoy buscando a las niñas que fueron secuestradas en Cefeo ―le dije ―. Y necesito tu ayuda, para localizarlas.
―Y ¿qué debo hacer? ―dijo mordiendo un gran pedazo de la barra.
―Debes infiltrarme en Avalon, sé, de buena fuente, que están retenidas en instalaciones alternas de la estación, pero la única forma de descubrir la ubicación de esas instalaciones es apretando algunos botones en ese nido de degenerados.
―Y ¿cuál será mi paga?, supongo que tu cliente es el parlamento ―me preguntó.
―La satisfacción de haber ayudado a rescatar a tres chicas inocentes y destruir una red de tráfico de niños ―le dije irónicamente.
―Sabes que no trabajo por la satisfacción de hacerlo, mi tarifa es de quinientos créditos por minuto de conexión, pero como tu cliente es el parlamento, cobraré mil por minuto ―dijo tajante.
―Siempre tan compasiva, al menos no lo tendré que pagar yo ―le dije riendo ―. ¿Empezamos?, necesito hacerlo lo más pronto posible.
―¿De que nivel es tu implante neuronal?
―Cinco, tengo entendido, pero nunca lo he probado a más de nivel tres ―respondí.
―Para enlazarte con un avatar de Avalon, sobrepasar los candados de seguridad y no ser descubierto, necesitarás al menos un nivel siete, así que deberás usar la unidad de ampliación ―me dijo.
―De acuerdo, pero espero que esto no me deje demente o paralitico ―le dije bromeando.
―No te lo garantizo ―dijo inexpresiva
―Bromeas verdad ―nunca me respondió.
English
At the Gates of Hades
Road to Avalon
Victoria Salgado, a former technology expert in the intelligence division of the Parliament's security department, I worked with her several times while I was security director at Polaris. Vicky was the smartest, most technologically competent person I knew, but completely socially incapable.
Vicky is the spitting image of the stereotype of a computer technology expert; socially incompetent, with a large neural implant sticking out around her head, a multitude of nervous tics, and normally disconnected and ignorant of the real world, as informed about what is going on around her as a mooring bar in a harbor space.
She was removed from the intelligence division, when it was discovered that in her spare time, she was collaborating with a group of activists, who hacked into the control system of a Dyson sphere, causing the entire terraforming system of a planet, which fortunately had not yet received the first planting of bacterial life forms, to fail.
After his departure, he retired to live in Heliopolis, with a reprimand and the threat that he would not collaborate again with this type of cause, his implants would be removed and he would be sent to a prison colony. He then went to work as a private contractor, collaborating with various secret projects of the army and the consortium. After my departure from the security department, he has helped me in various matters that required his skills.
After two days of travel, we arrived at Heliopolis, it was just as I remembered it, the paradise of the computers, a space station, completely dedicated to maintaining the computer services of the entire Parliament, a gigantic armored structure whose central nucleus was one of the thirty quantum supercomputers, which formed the central government network of all the colonies. Heliopolis orbits LB 231, a white giant star, from which it is supplied to satisfy its disproportionate energy consumption.
In her position as a private contractor, Vicky did not have access to the parliament's network, unless she received an authorization code that was provided by her client. If parliament granted her access, of course, the code only allowed her to access the type of service or information that was necessary for the work to be done.
However, this was not a problem for Vicky, who knew how to circumvent the limits of her authorization, to access resources that exceeded it. I counted on this ability of hers to do what I had planned.
When I arrived at her small apartment, in the residential area of the space station, I found her door open and Vicky, as usual, completely absorbed in her work, sitting rigidly at a desk, contemplating the nothingness of a sterile wall, while her eyes, completely blank, were the proof that she was connected to the Parliament's network through her implant. When she was in that state it was completely useless to talk to her, her brain was simply not aware of the world around her.
I took a walk through her kitchen, as she was returning to the real world, since she had more than twelve hours without eating anything and I noticed the menu of her generating machine, apart from coffee, there were only sweet protein bars and chocolates, no wonder this girl always seemed to be on the verge of a nervous breakdown. For lack of anything else, I ordered a chocolate and coffee, which, although they didn't satisfy my hunger, at least I felt they filled me with energy.
Thirty minutes after arriving and standing in a corner, seeing Vicky in her trance, suddenly her eyes began to blink and they came back to life. She turned to where I was and, without paying any attention to me, stood up and walked to the kitchen.
-Hello Vicky, you should close the door when you're connected, -I said to her as I watched her go to the generator.
-Why, if you're the only one who comes to warn me, - she answered indifferently, while pressing the buttons on the appliance
-How have you been, it's been over a year since I've been here - I asked him trying to make conversation before talking about business - Have you done anything interesting?
-I'm fine, I always do the same thing, - she told me, in her usual tone, as she removed a large protein bar, over five thousand calories, and a large glass of coffee from the machine.
-I'm looking for the girls who were kidnapped from Cepheus, -I told him - and I need your help to locate them.
-And what should I do? -she said, biting into a large piece of the bar.
-You must introduce me to Avalon, I know, from a good source, that they are being held in alternate facilities at the station, but the only way to find out the location of those facilities is to push some buttons in that nest of degenerates.
-And what will be my pay, I suppose your client is the parliament, -she asked me.
-The satisfaction of having helped rescue three innocent girls and destroy a child trafficking network, -I said ironically.
-You know I don't work for the satisfaction of doing it, my rate is five hundred credits per minute of connection, but since your client is the parliament, I will charge a thousand per minute, -she said bluntly.
-Always so compassionate, at least I won't have to pay it myself, -I said laughing. -Can we start?, I need to do it as soon as possible.
-What level is your neural implant?
-Five, I think, but I've never tried it above level three, -I replied.
-To link with an Avalon avatar, get past the security locks and not be discovered, you will need at least a level seven, so you will have to use the expansion unit -she said.
-Okay, but I hope this doesn't leave me insane or paralyzed, -I said jokingly.
-I don't guarantee it, -she said inexpressively.
-You're kidding, right?
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