He dejado de tomar las pastillas
que silencian las voces
y controlan los fantasmas;
que regresan la calma.
He descubierto que es a mí a quien silencian,
que es a mí a quien controlan,
que es a mí a quien envían a la nada.
¿Cuál es el precio de la vida que no vivo?
¿Si no puedo sentir el sol , yo sigo vivo?
He dejado de tomar las pastillas,
van volviendo las voces que gritan y asustan;
me han dejado las noches de sueño,
pero al menos, soy yo, nuevamente mi dueño.
¿Cuál es el precio de la vida que ahora vivo?
Puedo sentir dolor, sé que ahora vivo.
Esta brutalmente bueno este poema, de verdad me encanto
Muchas gracias! Me alegra saber que te gustó, gracias por el apoyo!