He roto nuestro pacto de envejecer juntos, no fui capaz de regalarte un presente en donde puedas envejecer conmigo. Tu corazón, tu juventud es tan valiosa que es más sensato para ti entregársela a la soledad, y aquí, mientras nos describo, debo admitir que estoy de acuerdo.
Fuiste capaz de cosechar en suelo infértil y de sembrar en el concreto, y esos pequeños brotes que nacieron de ese esfuerzo, los aplasté con apatía.
Me comporté como un rufián muchas más veces de las que debía, y toleraste varias veces más de las que tú debiste,y no por complacencia, sino porque tu amor y tu capacidad superaba con creces al mío, y apenas hoy es que lo entiendo honestamente.
Nunca dudé de tu cariño y tu capacidad, ni siquiera de tu importancia. Sé que hubo momentos bellos, los cuento con el alma, pero vivías minimizada en esa casa, y no es porque no lo sabías, no es que ignorabas tu valor, es que hasta hoy lo toleraste.
¡Claro que nos reímos! y nos amamos, y nos quisimos. Nos debemos las alegrías, las esperanzas, todo el amor. Estoy seguro que te amo, pero este afan de ser irresponsable y no reconocerlo me hizo esconderlo sin querer notarlo, y cada día más y más... hasta volverte tan pequeña como un minion, hasta volverme oscuro como nada. Y lo admiro, en medio de la dificultad, tu decisión de ser gigante.
Es lamentable para mí sentirme tan despierto ahora cuando nuestro hilo rojo no está igual de tenso. No tengo garantías de estar de nuevo juntos, no tengo más que incertidumbres. Sólo sé que mi labor actual es el cambio, y más allá de eso, no sé si logres ver y vivir ese cambio conmigo. Sé que tus decisiones suelen ser firmes, así que esperaré, hasta que el bote que embarcas se pierda en el horizonte y no sea capaz de verlo nuevamente. Te esperaré porque lo más valioso que tengo, además de ti, es a mí mismo, y esa ruta personal tendré que recorrerla toda una vida, aunque quisiera regalártela, aunque quisiera compartirla.
Quiero que seas feliz y te diviertas, y que juegues y que ganes, y aunque algunas veces pierdas, que nunca dejes de jugar.
Yo haré lo mismo por mi lado.
Hasta pronto.
Un texto muy sentido y personal, escrito de forma honesta y con sencillez. Un gusto, como siempre, leerte amigo. Saludos.
Un texto que, en equivalencia, fue tan sencillo de escribir como de duro fue vivirlo. Gracias mi estimado por pasarte por aquí. Aprecio mucho tus lecturas y reseñas.