Que bonito poema, Purrix.
Mi abuelo no fue de Alzheimer, sino de algo similar. El concepto, el mismo: olvido y perdida progresiva de sus habilidades físicas - motoras - mentales.
Pasé mi niñez compartiendo y también mi adolescencia; pero él no compartió conmigo esa adolescencia; yo era a diario un rostro conocido por la costumbre pero no por sus recuerdos familiares.
No digo esto con pesar porque nunca he sentido un dolor o una nostalgia profunda sobre el deterioro de las personas; pero sí he reflexionado mucho sobre el tiempo y lo valioso de las estancias; y ver cómo algo tan brillante se va apagando, nos cabe en el alma entera. Lo importante es, que esa luz que emanaba, con la gratitud correcta, nos amplía mucho el valor de la vida y los instantes.
Gracias por compartirlo.