Dios está bravo conmigo.
Dios está bravo conmigo
porque pese a ser mi amigo,
yo me porto mal con él.
Le ocasiono desagrado,
y entre pecado y pecado
le resulto ser infiel.
Hago lo que quiero hacer
sin llegarme a detener
en lo que a Él no le gusta
Debo promover la paz
y el amor por los demás
de la manera más justa.
Conmigo Dios está bravo
pues ni siquiera le alabo
los domingos un instante.
Debo retomar la senda
e incorporarlo a mi agenda
para seguir adelante.
Lo que debo tener fijo
es que castiga a su hijo
para que retorne al seno.
Hoy yo lo siento enojado
aunque mi Padre adorado
es amor muy puro y bueno.
Debo portarme mejor
si quiero tener su amor
y el pasaje hacia el edén.
Y al lograr la corrección
le diré con emoción
que me estoy guiando muy bien.