Más allá de la grandiosidad que muestra la adaptación televisiva de una de las obras literarias más completas y complejas que se ha escrito hasta el momento, que sin duda ha marcado la historia tanto de la televisión, como de las producciones audiovisuales existe un rico mundo creado desde la mente de un escritor que ha llegado a ser, una referencia en cuanto a narrativa se refiere.
Juego de Tronos, como show dejó el listón muy alto a las producciones de ficción y Canción de hielo y fuego no deja margen a que haya un universo tan intrincadamente real que, rodeado de fantasía, parezca un relato verdadero. Allí, creo yo que radica su magia.
George R.R. Martin, ha creado un mundo tan detalladamente realista, que posee no sólo personajes fascinantes, imperfectos, con multitud de matices, diferentes perfiles y con historias individuales tan bien desarrolladas que pareciera que se les conociera desde siempre y con los que se logra empatizar, es un universo plagado de detalles, leyes autóctonas, geografías únicas, religiones desde las que se manifiestan de forma discretas hasta las más altisonantes y las cuales arrastran adeptos que van también desde los fieles comunes hasta los fanáticos enardecidos. Un sistema de castas bien diferenciado por un poderoso feudalismo, la crueldad de la vida retratada en cada narración, un calendario propio, una fauna única, sin pasar la delgada línea de la fantasía tolerable a la fantasía mágica.
Es un mundo en pleno descubrimiento, para el desarrollo de los relatos hay sólo cuatro continentes explorados y de dos se tienen muy pocos datos. Estos son: Poniente, Essos, Sothoryos y Ulthos, hay ciudades de diferente envergadura e influencia. La política es muy activa, hay imperios, cultura, costumbres, casi tan variadas y profundas como las del mundo real, que explicarlas sería una tarea titánica, casi como el desentrañar las de la realidad.
Por eso, este post es una invitación a adentrarse en este mágico universo plagado de misterios y de fascinantes acontecimientos de personas comunes que van delineando el destino de esas tierras que están empezando a conocerse y comprenderse, casi al mismo tiempo en que el lector empieza a entender ese mundo.
Al final, es más fácil entender esa realidad, que la verdadera en la que se vive. Por eso, hay que leer, quizás a este autor (lo cual recomiendo) o a cualquier otro. Es un viaje muy barato la lectura y mil veces más enriquecedor.
