El llamado del mar - Microrrelato

in Cervantes3 years ago


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El llamado del mar

Las olas golpean las rocas con ímpetu, dejándolas húmedas y brillantes a la luz de la luna. Las rocas que son testigos del llamado sibilante que producen las profundidades, permaneciendo solas y sin concurrencia por el abandono de esa costa misteriosa, temida y respetada por quienes la conocen.

Empezó a ocurrir siglos atrás, dejando a su paso leyendas y mitos que algunos valientes o estúpidos se animaron a comprobar con sus propios ojos, sin tener la oportunidad de contar después lo ocurrido. El significado de sus muertes fue prevenir a los demás, ahora lo saben. Ese lugar no es ningún juego, algún invento para asustar turistas. Ese lugar tiene algo indescifrable, que aterra y atrae, pero nadie sabe qué.

Las rocas lo saben.

Pueden oír, y más que eso, ven. Más allá, entre capas y capas de agua clara enturbiada por la oscuridad, se haya la figura causante de que las rocas se hayan vuelto testigos y cómplices. Desde que sus lágrimas se fundieron con el mar, las rocas ya no son solo rocas, son las rocas del anhelo.

Todo aquel que las pise, mirando el horizonte, se topará de frente con una triste abrumadora que no le pertenece, escuchará el llamado viajando a través del agua, invitando, atrayendo, provocando un caos de emociones sin salida de las que se buscan callar con un abrazo... o el suicidio.

Ella brinda las dos alternativas, los brazos y el dulce perecer. Cuando las víctimas bajan y se apegan a su pecho, se funden en un abrazo triste y duradero, en el que las olas sirven de arrullo y el dolor compartido de asidero.

Permanecen de ese modo hasta que las noches transcurren y los días traigan consigo a la próxima víctima. Uno a uno se van uniendo en las profundidades, y sus voces forman parte del llamado. El triste y lastimero llamado del mar, allá, en las rocas del anhelo.