Cuento inverso de hadas: La decisión de la princesa
Visiblemente nerviosa, la Reina apretaba la mano de la princesa, que permanecía callada, seria, imperturbable ante el movimiento de las armas. La princesa recordó las clases de baile, de música, de etiquetas, que fue obligada a tomar desde la infancia, mientras sus amigas y sirvientas envidiaban sus días de violines y postres, sus vacaciones sobre nieves e islas. La vida de una princesa es muy fácil -le decían siempre. Recordó y el rostro de la princesa joven se nubló.
Cuando llegó el comandante del ejército del reino, sintió cómo su madre apretaba con más fuerza su mano y entonces, la princesa puso su otra mano encima de la de la Reina y decidida la miró. Vio que su anciana madre, en silencio, le suplicaba. Ella trató de calmarla, pero no lo consiguió. Los ojos desorbitados de la Reina se llenaron de lágrimas porque el nefasto destino de la princesa ya estaba escrito y nada ni nadie podría cambiarlo.
El comandante, entonces, miró de frente a la princesa y luego se inclinó. Esta se levantó, erguida, con hidalguía. Sabía que ante la ausencia de un hermano que batallara por el reino, la solución era ser desposada por uno de los villanos. Así que se detuvo frente al comandante y dijo firme:
_Qué ensillen mi caballo. Vamos a darle la guerra al enemigo. Mi destino lo escribo yo y prefiero morir en una guerra y no morir en un matrimonio.
Muchísimas gracias por el apoyo, amigos!
Historia muy bien conducida hasta ese final transgresor de la convención y la tradición. Sin duda, más cerca a Juana de Arco que a una Bella-Durmiente. Saludos, @nancybriti.
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Exactamente, @josemalavem! Hay patrones que se están cayendo. Se hace necesario y urgente! Abrazos
La autodeterminación de ésta princesa, mira tú que me recuerda a ciertas damas de coraje, inteligencia y capaces de dirigir no ya su propio destino sino también el destino de su pueblo, con firmeza y decisión, como la famosa y desafortunada condesa cátara Esclarmonde de Foix. O sin ir más lejos, aquélla indomable Leonor de Aquitania, bajo cuya Corte floreció lo mejor de la poesía trovadoresca de la época. En fin, como bien dices, un cuento inverso, sin príncipes inoportunos ni besos inconsecuentes ni princesas dormidas en los laureles. Feliz sábado y un fuerte abrazo.
Y mira que tú sabes de monarquía!! Gracias a Dios muchas mujeres, sin ser reinas o princesas, han cambiado la historia y su historia: aplausos para ellas. Abrazos muchos para ti