El hijo forajido
Luego de bajarse de su caballo, el muchacho fue a la puerta de la casa señalada y tocó. Salió un hombre maduro de unos cuantos años. Inmediatamente el hombre preguntó: "¿Usted es Maximiliano Silva?" Ante la respuesta afirmativa, el joven respondió: "Yo soy su hijo. Yo soy Lorenzo Sánchez, hijo de Josefa Sánchez, la mujer que usted abandonó".
Maximiliano quedó tieso, pálido, asustado. El muchacho continuó sin moverse de la entrada de la casa: "Cuando pequeño, pasé hambre. Mi mamá, aunque trabajaba, no llevaba suficiente comida para la casa, por eso me vi en la obligación de salir a la calle y hacer cosas malas. Cuando tuve hijos, también los abandoné como usted. Sin embargo, quiero cambiar eso y es por ello que he venido hasta aquí, para decirle que lo perdono y que voy a dejar de hacer cosas malas para volver con mis hijos".
Luego de aquellas palabras, el muchacho montó su caballo y se fue por donde vino. A la mañana siguiente, unos policías llegaron al pueblo buscando a un hombre que iba en un caballo negro. Todos dijeron que fueran a la comisaría y le preguntaran a Maximiliano. Cuando los policías llegaron y preguntaron, Maximiliano dijo, serio: "Por aquí no pasa nadie desde hace mucho tiempo." Y al escuchar aquello, de la máxima autoridad del pueblo, los policías se devolvieron.
Un relato con una enseñanza muy fuerte, en el cual viene adherido el poder de los ciclos, cuando las cosas se repiten una y otra vez. Es bueno saber que el jinete ha encontrado la paz y ahora hará las cosas bien. ¡Saludos! @nancybriti
Excelente comentario, amigos!! Una muy buena interpretación y opinión. Agradecida siempre!
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