La primera primavera que vimos desde la ventana
Cuando vuelve, ve a su vecino del 4 A. Como si nada, camina con su perrito marrón que se detiene cada tanto en cualquier mata. No lleva mascarilla. Piensa que aunque todos estamos viviendo lo mismo, no lo asumimos igual. Cada uno está viviendo esta crisis de manera diferente: unos con más limitaciones que otros; unos con más responsabilidades que otros. La empatía es una virtud que nos hace falta y sin embargo, la despreciamos. Indiscutiblemente, piensa, la poesía quedó muda desde que se prohibieron los abrazos. Ya nadie quiere leerse en el otro, estar en los zapatos de los otros. No están de moda los besos, sino la mascarilla, aunque su vecino no la lleve puesta.
Desde lejos, ve que aunque con todo esto todos hemos muerto un poco, las flores siguen allí, vivas, imperturbables, demostrando que la vida continúa a pesar de nosotros mismos. Y piensa que recordaremos siempre esta primavera como la primera que vimos desde lejos, desde las ventanas y ni siquiera la pudimos oler porque llevábamos mascarillas. ¡Qué desgracia la del ser humano! suspira y siente que su suspiro se vuelve aire, brisa fresca a esa hora. Tal vez no todo esté perdido, piensa. Va por otra taza de café.
Mira nuevamente las flores y sabe que a pesar de todo, hay un Dios comprensible, despierto e indescifrable. A él le pide: Si este mundo va a ser otro, piensa y mira a su vecino del 4 A, ojalá sea mejor. Uno donde más nunca tengamos que recluirnos, ni dejar de abrazarnos o ver pasar la vida desde la ventana, donde la primavera no solo sea una estación sino un estado de la vida y del alma.
HASTA UNA PRÓXIMA LECTURA, AMIGOS
*Todas las fotografías fueron tomadas y trabajadas con mi celular Blu C4CO5Ou. Android dua
¿Mantener la cordura?
Jajaja. Buen y bendecido día, @amaponia! Vivir en un apartamento tiene sus beneficios, pero también sus puntos negativos. A veces nos convertimos en un "voyeur" de la vida. Te abrazo desde Cumaná. ;)