Manzanas de tierra, revelación,
de gala para hornear en un horno que caliente los mares,
hierva y explote de dulzura.
Manzanas de membrillo para untar la inmortalidad,
invocar a la salud, tentar a la fertilidad.
Al fogón para ahuyentar las serpientes,
en strudel o ralladas para los bebés.
La manzaneidad como carnada de diseminación
primera herramienta del mercadeo,
roja pero no peligrosa,
dulzona y redonda,
pentagrama en forma de fruta.
Llenas de pecado, conocimiento y pesticidas,
favoritas modelos, ejemplo de lo que cae,
o lleva a la caida.
Polinizadas por abejas y recogidas,
deliciosamente cargando con todo significado,
comodines simbólicos de la humanidad.