V●Mi Florǁ@sweetval

in Cervantes4 years ago

¡Hola, bellas flores de la comunidad! Un nuevo día, nuevos sueños por cumplir. Antes de leer el siguiente texto, es importante que leas las publicaciones anteriores para mayor entendimiento(Mi Flor)de esta maravillosa historia.

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M I FLOR 🌹•V○Capítulo Cinco

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Fases de la luna.png

Imagen creada por @sweetval en Canva.

Los siguientes días fueron intensos y lentos, se me hicieron una eternidad. Cierto hombre con una sonrisa radiante, una belleza exuberante y una sensualidad agobiante, no salía de mi cabeza.

Por la tarde, asistí a trabajar a la clínica, analizar mucho me cansó. Por las mañanas, me dediqué a escribir capítulos para una nueva historia, tomar fotografías para mi cuenta personal, correr para liberarme, preparar recetas nuevas en el horno, esperar que se pasaran las noches para ver a Maximiliano. No me había llamado, ni enviado un nuevo mensaje. El viernes para mi sorpresa, recibí un ramo de flores en mi apartamento junto a una tarjeta.

Amor, vida, esperanza.png

Imagen creada por @sweetval en Canva.

Recibir ese detalle fue estupendo. Muy sonrojada decidí llamarlo en la noche, al quinto tono contestó.

-¡Hola preciosa! ¿Cómo estás?-Expresó.

-Bien…-Respondí. No sabía que más decir.

-No te había llamado porque estuve toda la semana ocupado en la empresa. Hay muchas ideas innovadoras sobre la mesa. Recién llego a casa. ¿Tú, que hiciste hoy?-Pronunció.

-Estuve también ocupada trabajando, escribiendo y ejercitando mi cuerpo. –Respondí.

-Días muy entretenidos, entonces… -Recordó.

-¿Estás todavía libre para mañana?-Pregunté. Cambié de tema drásticamente.

-Sí, es una cita en mi agenda. ¿Ya decidiste el destino?-Curioseó.

-Sí, pero es una sorpresa. Tú, vístete relajado, será un plan sencillo, pero sumamente agradable.-Pronuncié.

-De acuerdo, entonces mañana a las 2:30pm, paso por ti. ¿Vale?-Expresó.

¡De acuerdo! Nos vemos mañana a esa hora. ¡Hasta mañana!-Acordé.

-¡Ten dulces sueños, preciosa!- Susurró. Sonreí y me imaginé en su brazos en medio de la lluvia.

El sábado llegó, la alarma me anunció un nuevo día y a su vez, mi hora de salir a trotar. No me detenía, ni los fines de semana. Salí a trotar como de costumbre, volví a casa a las 10:21 am, hora justa para pegarme una ducha de agua fría, preparar mi desayuno nutritivo y empezar a elegir lo que me pondría como outfit.

Mientras veía en la televisión de la habitación principal, un programa de Cake Boss, me maquillaba, elegí una camisa básica rosa de HyM, un short de Berska alto con unas Converse negras. Mi cabello lo dejé con una trenza francesa.

Preparé una cesta con diversas comidas: queso amarillo, jamón serrano, fresas, leche de almendra, pan de sándwich de dieta, tomate, cebolla, lechuga y más cosas deliosas.

Escuché mi teléfono vibrar en mi cama, corrí a ver la notificación, se trataba de un mensaje de él.

◄Maximiliano D´Angelo 1:30 pm. ¡Buenos días, corazón! Voy saliendo a buscarte.

◄Roses. 1:35 pm. ¡Buenos días, baby! ☼

◄Maximiliano D´Angelo 1:37 pm. Me encantan tus emojis.
(* ●~●*)

◄Roses 1:40 pm. Ey, señor.. No mires el teléfono mientras manejas, por favor. P.D: A mí me encantan los tuyos.

Me entretuve mirando la televisión mientras llegaba Maximiliano. Sentí vibrar a mi lado un nuevo mensaje.

◄Maximiliano D´Angelo 1:42 pm. Sólo por ti, nena. Estoy llegando. (* ●~●*)

Bajé solo con mi celular, las llaves de casa, una canasta llena de comida, un mantel rojo a cuadros. ¡Mi Dios! Bajé las escaleras de la entrada para asombrarme cómo iba vestido: una camiseta básica rosa, una bermuda gris y unas Converse negras.

-Comienzo a pensar que los Astros se alinean para que nos vistamos combinados. –Noté. Abrió la puerta del automóvil para mí, pero decidí no entrar.

-Estuve tentado a traer traje. Necesito que me reveles el destino.- Dijo. Pero no me veía entrar así que me miró expectante.

-Pues, lo lamento, pero decidí no decirte nada.-Acoté. –Obsequia las llaves de tu auto. –Ordené. Bufó exasperante, puse mi mano y lo que hizo fue dejar las llaves. Se sentó de acompañante, le tapé los ojos con un pañuelo, acción que no se esperaba.

Activé mi playlist de acción con canciones de The Weekend, Rita Ora, Reik y Morat. Rita empezó a cantar justo cuando inicié a nuestro destino místico.

Llegamos a nuestro destino en diez minutos a un parque que me encanta en lo absoluto, era relajante y se podía hacer picnic. Le besé la mejilla, haciendo que se tensara en su asiento, no dijo nada en el camino, no replicó, no me buscó, no se quejó. Bajé con las llaves del automóvil, las guardé en mi bolsillo y bajé la canasta. Crucé el auto, abrí la puerta donde estaba Maximiliano, no se había quitado el pañuelo, pero se le notaba cierta desesperación. Le ayudé a salir, pero le solté la mano un momento y ya pensaría que lo estaba dejando en un lugar desconocido.

Rompió el silencio entre nosotros.-¿Dónde estamos,Roses?-mientras le solté la mano, me dispuse a arreglar el mantel en el pasto verde, saqué las cosas de la canasta y volví a él. Le quité el pañuelo y su reacción fue impresionante.

-¡Wow, nena! ¿Todo esto lo hiciste tú?-Preguntó mirándome atónito. Sonrió y se acercó a mí para abrazarme. No me quería volver a separar de sus brazos, era mágico. –Asentí con la cabeza.

-¿Quieres probar?-Pregunté. Nos sentamos en el mantel, preparamos un sándwich a nuestro modo, tomamos leche de almendras y miramos las nubes tranquilos, sin hablar.

-Esta es una cita nada común. ¡Gracias nena!- Susurró. Se volvió a sentar cara a cara.

-¡Gracias a ti por acompañarme!-Recordé.

-¿Quieres ir al cine?-Propuso.

-Bueno, pero pago yo. –Acordé.

-Eso lo veremos allá.-Dijo riéndose. Corrió por todo el pasto verde como un niño feliz, lo perseguí y me tropecé para caer dando una vuelta apoteósica, como una gimnasta y poner una mueca de dolor. Maximiliano borró su hermosa sonrisa, corrió hasta mí y me palpó el pie.

-¡Tranquila, nena! Cuanto lo siento, cariño. –Me consoló, me envolvió en sus brazos y luego tocó mi pie. -¿Dónde te duele?-Expuso. Señalé mi pie, él estaba realmente preocupado, en sus facciones no había felicidad, sino un agobio enorme. Inesperadamente me besó la frente con fidelidad y me cargó entre sus brazos hasta el auto, después se dio cuenta que no habíamos recogido las cosas del pasto y que yo tenía las llaves del automóvil. Nos vimos algo incomodos, porque hicimos acrobacias para poder abrir la puerta y que él me dejara en el asiento de acompañante, fuese a recoger las cosas y volviera al auto.

Encendió el automóvil y me llevó a emergencias. Durante el trayecto al hospital más cercano, no dijimos nada. Solo me volvió a cargar hasta la camilla, no me abandonó, entrelazó su mano con la mía y me la besó con ternura.

Un doctor rubio de unos treinta años, me dio un diagnóstico de esguince, me recetó analgésicos para el dolor, no me enyesaron ningún pie. Volvimos al auto, me cargó Maximiliano insistiendo que no debía afincar el pie.

-¡Gracias por traerme a emergencias!-Agradecí.

-Es lo menos que podía hacer como un caballero para una princesa como tú.-Agregó.

-Llévame al cine. No quiero volver a casa todavía. ¿Sí?-Pedí.

-Nena, tienes que descansar. –Susurró.

-Por favor, solo será un rato. –Acoté.

-No me pidas las cosas con tanta ternura.-Dijo. Encendió la radio y me miró de reojo.

-¿Entonces cómo te las pido?-Interrogué, frunciendo el ceño, curiosa.

Un silencio abrasador nos invadió. Él manejaba concentrado en la carretera, de vez en cuando me miraba seriamente. Llegamos a un centro comercial, bajé sin que me abriera la puerta, apenas pudiendo apoyar el pie.

Me volvió a cargar entre sus brazos, hundí mi cabeza en su cuello y empezó a caminar. No le importaron las miradas de los desconocidos. Cuando entramos en el cine, él me bajó, pagué las entradas y él pagaría la comida. Entramos en una sala oscura, donde todavía no se proyectaba la película, nos incorporamos en unos asientos intermedios por mis pies y por la mejor vista, él me ayudó a subir.

-¿Te duele mucho, cariño?- Preguntó. Asentí. Acarició mi pierna descubierta, depositó un beso en mi muslo que erizó todos los poros de mi ser.

-El dolor pasará, no te preocupes por mí. –Susurré, entrelazamos nuestras manos y se sintió todo mucho mejor. Comimos frutos secos, agua,

La película empezó a proyectarse, pero Maximiliano no quitó su mirada de mí por mucho tiempo, ni separó su mano de la mía, yo tampoco lo hice. Se sentía maravilloso, su toque, tu tacto.

No era muy fan de las películas de acción, pero esa se robó toda mi atención y me dejó con ganas de ver la siguiente, porque era parte de una saga. Una vez que la película terminó, esperamos que todos los presentes en la sala bajaran, para nosotros poder bajar. Primero Maximiliano bajó la basura, después volvió por mí, me cargó entre sus brazos, me llevó asía hasta el estacionamiento.

-Roses. ¿Puedo ser sincero contigo?-Expresó. Un nudo de incertidumbre se instaló en mi estómago. Tenía mucho miedo, pero intenté evadirlo. Él desconectó la música y se giró para mirarme cara a cara.

-Quiero hablar también sinceramente. ¡Wow! Sé que llevo menos de un mes conociéndote. Desde que mi padre me habló de ti, quise saber quién eras, fuiste un místico secreto para mí. Un deseo abrasador me invadió la noche en que tus ojos llenos de intensidad se cruzaron con los míos; hace mucho no me sentía tan a gusto con una persona. –Se detuvo unos segundos. –El día que te conocí como Roses, volví a sentir mucha atracción por ti, me imaginé muchas cosas, pensé y sentí muchas más. Me dio mucha vergüenza invitarte a salir, pero me decidí atrever. Esa noche te vi tan hermosa que fue imposible no separar la mirada de ti. Cuando descubrí que teníamos cosas en común, me sentí más unido a ti. Te abracé, escuché los latidos de tu corazón, sentí tu respiración, admiré tu manera de ser, no te saqué de mi mente, ni siquiera en el trabajo, deseaba escribirte, pero no sabía qué decir. He deseado besarte, pero no quería ser atrevido y común…-Pronunció. No separó su mirada profunda de mí.

-Desde el primer día que te vi, también resultaste un enigma. Me sentí atraída, como si dos imanes necesitaran reencontrarse. Admiro mucho tu inteligencia, tu corazón, tus valores, tus sueños, metas e ilusiones, tus locuras y cada gesto que has tenido conmigo. Francamente me dio mucha pena, volver a hablar contigo desde la primera cita, pero no podía dejar de pensar en ti, en tus ojos llenos de vida, tus labios, tu abrazo tan lleno de calidez, tu cuerpo…Jamás me había sentido así con nadie. –Admití. Por un momento me sentí plena, sabía que debía soltar mis palabras.

Mientras hablaba, estaba cada vez más inclinado a mí, acción que denotaba su atracción. Se acercó más a mí con los labios entreabiertos, mientras me debatía entre el miedo de arruinar mi vida y la incertidumbre de lo que parecía una solicitud a la felicidad. Decidí entregarme, cerré los ojos, mi respiración se aceleró progresivamente, sentí el aliento fresco a menta de Maximiliano, su aroma a café con leche.

Sus ojos me analizaban minuciosamente por milisegundos. Tras mucho pensarlo, me sonrió ampliamente y rompió la distancia entre nuestros cuerpos, descubrí la verdadera paz de estar conectada con alguien. Me tomó despacito por el cuello, me atrajo a él, me zafó de mi asiento, soltando el cinturón de seguridad, me sostuvo por la cadera y me sentó entre sus piernas, mientras tanto mi pie dolorido había sido bloqueado como si no existiera. Jalonee su cabello lacio, pero perfecto. Abrí los ojos, encontrando unas maravillosas pupilas dilatadas que me admiraban, sin prisas, ni pausas, ni reparos, unió nuestros labios, danzaron en un mismo baile, en una sincronía acompasada y nada desagradable. Entrelazamos nuestras manos por encima de mi cabeza. Mientras más aumentaba la profundidad del beso, más atraída me sentía, nuestras almas se mezclaron ahí.

Nos separamos unos centímetros, teniendo nuestros labios muy cerca, así podía sentir su mirada más profunda, su corazón latir más acelerado, su olor tan adictivo. Estaba entre sus piernas, por lo tanto, lo estaba provocando íntimamente. Esta vez, decidí enfundar su cuerpo con el mío en medio de un beso lento, pero lo suficientemente bonito para el recuerdo. Se separó para respirar más tranquilo y así duramos como dos adolescentes enamorados, con las hormonas desenfrenadas, el corazón latiendo fuertemente, diez minutos.

Había caído en su mundo, debía volver al mío.

-Debe volver a casa, dulce señorita Roses. – Ordenó. Me depositó con sumo amor en mi asiento, me colocó el cinturón de seguridad. Tomé propiedad del reproductor de música, puse mi playlist favorito para enamorarse.

Ahora les cuento un secreto, uno que Maximiliano no puede saber… Ese hombre besa muy bien, si tuviese que seguirlo describiendo, haría un libro completo.

Se avecinaba algo que no quería y se trataba de la despedida. Me entretuve mirando por la ventana. Cuando estacionó en la puerta del edificio, esperé, pero en sí, sobretodo de mí, de él, de nosotros. Algo que no debía haber hecho, esperar…

-Vaya, hoy creo que es el día de la sinceridad. No tengo muchas experiencias amorosas, pero quiero dar lo mejor de mí para ti. Por eso, quiero pedirte Roses… ¿Quieres ser mi novia? Me gustaría conocerte, que más que una pareja seamos amigos, descubrir tu mundo y que tú descubras el mío y juntos hacer uno nuevo. ¡Me encantas de pies a cabeza, Roses!-Expuso. Todas y cada una de las palabras causaron un efecto en mí. En sí, todo él producía un efecto inevitable en mí.

-Tampoco he tenido muchas experiencias amorosas, no debería estar hablando de mis relaciones amorosas en una cita, pero quiero ser clara contigo… Solo dos relaciones, para ser exacta, dos años y unos meses. –Anuncié. –Quiero ser tu pareja, pero más que eso conocernos. Ser para ti tu apoyo, tu mundo, tu escape, tu inspiración… ¡Gracias por permitirme estar en tu vida, Maximiliano D´ Angelo! –Expuse en un susurro.

-¡Gracias a ti, mi cielo! ¡Gracias por permitirme estar en la tuya! Esta semana ha sido indescriptible lo que me has hecho sentir, ha sido magnifica. Me muero por vivir el ahora contigo, nena. –Expresó. Depositó un beso en mis labios con una sonrisa. Ineludible, así era esto. Me sentía bien.

-Envía un mensaje cuando llegues a casa. ¿Sí?

-Sí, hermosa.

-Adiós, corazón! Te texteo.-Susurré. Deposité un suave beso en la comisura de sus labios. Salí del automóvil, efectivamente no se fue hasta que entré en el edificio.

Entré en mi casa con una felicidad inmensa. No sabía cúanto duraría esa sensación, pero mientras tanto la disfrutaría a plenitud. Me duché relajada, cantando y bailando, luego planché mi cabello, recibí un mensaje mientras me vestía con un conjunto de algodón.

◄Maximiliano D´Angelo 6:45 pm. Nena, llegué. No ha pasado un día y ya te echo de menos. ¡Descansa, princesa!

◄Roses 6:48 pm. ¡Me alegro, bebé! Descansa tu también. Nuevamente gracias por el día tan maravilloso.

◄Maximiliano D´Angelo 6:50 pm. Todo es gracias a tu buena vibra. Nada sería igual sin ti. No hay ninguna mujer como tú, eres única y ese es tu poder.

Mientras redactaba, un nuevo mensaje a mi bandeja de entrada llegó y mi vida impactada, dejó.

◄Maximiliano D´Angelo 6:51 pm. ¿Cómo sigue el dolor?

◄Roses 6:54 pm. Ha disminuido el dolor con un baño caliente y los analgésicos. ¡Amo como te preocupas por mí!

◄Maximiliano D´Angelo 6:56. Somos un equipo, cariño. Somos uno desde ahora y para siempre

◄Maximiliano D´Angelo 6:59 pm. Por cierto, no vayas a correr mañana. ¡Tienes un cuerpo muy bonito y perfecto!

Preparé un té caliente para relajarme y descansar mejor. Tomé los analgésicos, debía esperar y tener calma.

◄Roses 7:02 pm. ¿Cuándo te conté que trotaba por las mañanas?

◄Maximiliano D´Angelo 7:03 pm. Te vi trotar una mañana de esta semana, te veías preciosa 

◄Roses 7:04 pm. Me empezaba a emocionar en torno a la relación, porque pensé que tenías dotes de brujo.

◄Maximiliano D´Angelo 7:06 pm. Yo quisiera ser brujo para conocer tus dotes, nena… Pero no, mejor tienes a tu empresario prestigioso.

◄Roses 7:09 pm. ¿Cómo vamos a afrontar nuestra relación ante el mundo?

Una llamada entrante: Maximiliano D´Angelo. No tardó en llamarme, contesté y escuché una tranquilizadora voz.

-Nena… ese es un tema delicado. Desearía tratar ese tema cara a cara, pero lo comenzaremos por teléfono…

-Lo sé. Entiendo que eres una figura pública. Estás en el ojo del huracán, eres importante para muchas cosas.

-Créeme que no quiero ocultarte. Eres una mujer maravillosay sé que es muy pronto para decirlo, pero… gritaría a los cuatro vientos que la escritora más hermosa y talentosa del mundo es mi novia hoy. Conscientemente es muy pronto para lanzarlo a los medios. –Expuso.

-¿Tu padre…? ¿Qué pensará?

-Mi padre es un hombre muy maduro, es un ser de mente muy abierta. De hecho, estoy completamente seguro que cuando te conozcan en casa como mi novia, será la mejor noticia del mundo.-Respondió. Amaba también eso de él, su manera de estar aliviado y tener una respuesta para mí. –De hecho, cuando mi hermano anunció que se casaría, se lo tomó muy bien, fue una noticia excelente, celebró durante meses por su hijo, su mayor orgullo, por qué dijo que su felicidad era sencillamente con una mujer que fuese su complemento y es así, bueno… mirar a Joey y Frederick, es ver miradas cómplices, su conexión, su confianza y su respeto. Y curiosamente, eso mismo me pasó contigo, aunque quiero crear un nuevo mundo junto a ti. –Expresó.

-¿Sabes que conocí a Joey hace un tiempo? fuimos amigas y ahora…-Susurré pero sin terminar la frase.

-Termina la frase sin miedo, ahora son cuñadas. –Expuso sin temor. –Mañana te visitaré temprano, veré como va tu pie. ¿Vale?

-Contaré las horas para tu llegada, entonces…-Respondí y me sentí la mujer más cursi del mundo.

Terminamos posponiendo el fin de esa llamada, sin duda, no quería colgar, pero debí hacerlo porque empecé a bostezar. Escuchar su voz era un acto completamente cautivador, relajante y tranquilizante. Escuchar su tono de voz tan lleno de calma, me ayudó a conciliar el sueño con facilidad.

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Todo este contenido literario es original de Valentina Padrón. ¡Gracias por estar! ¡Nos leemos pronto!

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Puro talento. Te felicito.