Siempre es difícil --al menos para mí-- responder “¿Quién soy?”, así que lo haré a la antigua: ¡Hola, me llamo Víctor Molinar! Pero puedes decirme vimo. Tengo 29 años, y nací y vivo en Caracas, Venezuela. Soy comunicador social, mención guionismo y audiovisuales, de la Universidad Católica Andrés Bello. Toda mi vida he sido un creativo: empecé dibujando, copiando o creando basándome en las comiquitas que amaba; luego empecé a escribir, además de sobre lo que me hacía imaginar lo que veía, escribía sobre lo que me pasaba y lo que sentía.
Con la universidad entendí que todo eso se puede usar para darle el mundo entretenimiento, información e ideas de valor; me dio estructura, teoría y personas con quienes compartir las mismas y diferentes ideas. Además, agregué la actuación, y en especial la de voz, a mi repertorio de cosas que amo hacer.
Por supuesto, cuando esa versión de prueba de la vida termina, empieza la suscripción paga --y obligatoria--. En verdad me ha costado ejercer mi carrera y mis pasiones de forma laboral --por razones varias y, para mí, complicadas que tal vez mencione en publicaciones futuras--, pero sí lo he hecho, aunque demasiado esporádicamente --al menos para la comodidad de alguien que vive en una sociedad capitalista y en un país económicamente “complicado”--.
La mayoría de mi experiencia está en proyectos propios y de conocidos, o pequeños emprendimientos y tigritos referidos (más que todo ilustraciones por comisión). Aun así, en pandemia, una actividad inocente nacida de mi mala maña de tomar apuntes en hojas sueltas se mezcló con mi predisposición a crear y la “necesidad” de venderle algo al mundo: un emprendimiento de encuadernación artesanal.
Aprovechando el ocio --y ansiedad-- de la cuarentena, busqué muchísimo sobre este arte, lo cual me hizo amarlo y considerar que podría ser algo que no me molestaría hacer por mucho tiempo y ganar algo de dinero con él. Así que practiqué, mejoré mi técnica y empecé a idear lo que me diferenciaría dentro de esa actividad.
Teniendo esta nueva pasión en mi haber, logré no solo combinar varias habilidad y descubrir otra (el diseño gráfico) en esta, sino que se volvió otra actividad de la que amaría poder vivir --y debo destacar que he tenido buenas reseñas de mis creaciones--.
Pero ha sido un camino retador para lograr vivir de alguna o todas esas pasiones. Por suerte --y conexiones-- el diseño fue la serendipia que me ha mantenido activo laboralmente los últimos años y lo que me hizo llegar a esta maravillosa comunidad de Web3 Labs.
Irónicamente, siendo creativo, me cuesta “soñar” o “verme en el futuro”. Lo adjudico a falta de ambición --porque siento que al mundo le sobra--, pero creo que es porque simplemente solo quiero vivir con tranquilidad, haciendo lo que me gusta. Así que para aquellos que viven en el futuro con entusiasmo --y no con ansiedad, como yo--, les digo que espero poder vivir de lo que hago mejor y me gusta hacer: dibujar, escribir, actuar, hacer cuadernos y diseñar; pero también poder crear junto con gente que ama lo que hace y quiere darle al mundo algo de valor.
Con todo esto, confieso que no estoy del todo seguro cómo es ser emprendedor. Conozco emprendedores y para mí son magos, porque tienen un poder que quisiera entender y algún día desarrollar: el poder de usar todas las herramientas en sus manos, salir, conectar y conseguir lo que quieren. Para mí es un misterio, algo que no veo dentro de mí y no entiendo cómo hacer, pero espero que, rodeándome de gente igual, algo se me pegue. Así que deseo que esta oportunidad me ayude a al menos estar un paso más cerca de ser un mago como estoy muy seguro que mucho de ustedes son.