Me enteré del cierre del negocio de Andrés una tarde que necesitaba una fotocopia. Ese día acudí como de costumbre a su pequeño local ubicado en un mini centro comercial de la avenida, al llegar me di cuenta que el negocio estaba cerrado.
Caminé un poco hasta uno de los locales vecinos y pregunté si sabían algo del negocio de las fotocopias, me confirmaron que había cerrado unos tres días atrás. Aparte de eso no me supieron dar más información, no supe si se había trasladado hacia otro sitio de la zona, ni nada.
Pasaron como tres meses y nadie daba ningún tipo de noticias, el cierre del local de Andrés se había convertido en algo medio misterioso, sobre todo porque hasta el momento de su cierre todo iba bien, incluso dos o tres meses atrás se había hecho una inversión en un aparato de aire acondicionado para hacer más cómoda la estancia de la clientela.
Entre tanto una de las vecinas, que también hace trabajos de impresiones medianas y grandes había comenzado a prestar el servicio de fotocopias, el único que hay por la zona donde vivo.
Otra tarde en que también fui a solicitar una fotocopia vi que en el antiguo local de Andrés había un aviso con una flecha que decía abierto a cien metros. Pregunté a la encargada del local donde saqué la copia y me dijo que en efecto Andrés había comenzado de nuevo en otro local un poco más arriba. La noticia me alegró el rato y decidí pasar a conversar con él, me intrigaba lo del cierre de un negocio que estaba siendo bastante próspero.
Cuando llegué al nuevo negocio no había ningún cliente, así que aproveché para dar rienda suelta a mi curiosidad. Andrés me comentó que había tenido que cerrar por que el dueño del local había decidido dedicarlo a otro fines, le estaba haciendo una ampliación hacia la parte de atrás con la finalidad de convertirlo en una especie de depósito.
Esta noticia lo había tomado por sorpresa porque en ningún momento le habían hecho ninguna notificación. Es probable que el dueño del local lograra algún trato, consiguiera un dinero y decidió hacer esa inversión antes de que la devaluación le fastidiara los planes. Le dio a Andrés solo un mes para desocupar.
Debido a lo imprevisto, Andrés tomó todo el mobiliario del negocio y lo guardó en su casa a la espera de que saliera la oferta de algún nuevo local en la zona, no quiso irse a otro sitio por varios motivos: tenía una clientela fiel que había ido cultivando a lo largo de dos o tres años, no quería perder esos clientes.
Además, también tenía una empleada de confianza, muy eficiente, que había entrenado y no quería perderla, llegó a un acuerdo con ella para pagarle medio sueldo mientras arrancaban en un nuevo local. Y por último estaba lo del transporte, tanto Andrés como la empleada vivían cerca de donde tenían el negocio, esto les economizaba tiempo y dinero en traslados. Así que esperar parecía ser la mejor opción.
Casi a los tres meses recibió la noticia de que unos muchachos que habían montado un taller de reparación de motos habían cesado sus operaciones y el local estaba disponible, era un local bien ubicado en plena avenida principal. ´
Como era lógico pensar los del taller de motos habían dejado el sitio en unas condiciones deplorables, las paredes y el piso tenían manchones de grasa y aceite por todos lados. Le llevó casi un mes a Andrés limpiar y acondicionar todo aquello para poder iniciar sus operaciones. Al final lo consiguió, estaba de vuelta, mantenía intacta la ilusión y el deseo de salir adelante.
Son muchas las veces en que cualquier negocio tiene que enfrentarse a imponderables, situaciones que son muy difíciles de prever, tal como le paso a Andrés cuando tuvo que desalojar el local donde estaba. Tomarlo con calma y evaluar concienzudamente las diferentes alternativas que se presentan siempre es la mejor opción.
Gracias por tu tiempo.
I found out about Andrés closing his business one afternoon when I needed a photocopy. That day, I went as usual to his small shop located in a mini shopping center on the avenue, but when I arrived, I realized that the business was closed.
I walked a little further to one of the neighboring stores and asked if they knew anything about the photocopy business. They confirmed that it had closed about three days earlier. Other than that, they couldn't give me any more information. I didn't know if he had moved to another location in the area or anything else.
About three months passed and no one had any news. The closure of Andrés' shop had become somewhat mysterious, especially since everything had been going well until it closed. In fact, two or three months earlier, he had invested in an air conditioner to make the shop more comfortable for customers.
Meanwhile, one of the neighbors, who also does medium and large printing jobs, had started offering photocopying services, the only ones available in the area where I live.
Another afternoon, when I went to request a photocopy, I saw a sign with an arrow on Andrés' old premises that said “open 100 meters away.” I asked the manager of the place where I made the copy, and she told me that Andrés had indeed started again in another location a little further up the street. The news cheered me up, and I decided to stop by and talk to him. I was intrigued by the closure of a business that had been quite prosperous.
When I arrived at the new business, there were no customers, so I took the opportunity to give free rein to my curiosity. Andrés told me that he had had to close because the owner of the premises had decided to use it for other purposes. He was extending the back of the building to turn it into a kind of warehouse.
This news had taken him by surprise because he had not been notified at any time. It is likely that the owner of the premises had made a deal, obtained some money, and decided to make that investment before devaluation ruined his plans. He gave Andrés only one month to vacate the premises.
Due to the unexpected turn of events, Andrés took all the furniture from the business and stored it at his home while he waited for a new location in the area to become available. He did not want to move elsewhere for several reasons: he had a loyal clientele that he had cultivated over two or three years, and he did not want to lose those customers.
In addition, he also had a trusted, very efficient employee whom he had trained and did not want to lose. He reached an agreement with her to pay her half her salary while they started up in a new location. And finally, there was the issue of transportation. Both Andrés and his employee lived close to where they had the business, which saved them time and money on commuting. So waiting seemed to be the best option.
Almost three months later, he received the news that some guys who had set up a motorcycle repair shop had ceased operations and the premises were available. It was a well-located space on the main avenue.
As was to be expected, the motorcycle repair shop had left the place in deplorable condition, with grease and oil stains all over the walls and floor. It took Andrés almost a month to clean and refurbish everything so he could start operations. In the end, he succeeded. He was back, his enthusiasm and desire to succeed intact.
There are many times when any business has to face unforeseen circumstances, situations that are very difficult to predict, as happened to Andrés when he had to vacate the premises where he was. Taking it easy and carefully evaluating the different alternatives that arise is always the best option.
Thank you for your time.
Translated with DeepL.com (free version).
Comunidad Be Entrepreneur
Good luck to Andrés. And to you for being a loyal customer.
Hola @irvinc. La verdad es que tuvo "suerte" de encontrar un local tan cerca del anterior. Lo que di no es suerte es su paciencia by persistencia, sobre todo cuando de la noche a la mañana el otro te cambia los planes. Saludos.