¡Hola! Mi saludo risueño para todos los que se han animado a recordar estas anécdotas que nos harán reír de nosotros mismos. Estoy muy contenta de participar en esta oportunidad en este concurso de mi amiga @lisfabian, en este, mi regreso a la plataforma.
Ciertamente, reír es gratis, y lo es más cuando ha pasado el tiempo y nos damos cuenta de que lo que en su momento fue bochornoso, al pasar los años queda como algo gracioso y lo único que sirve es reírnos de eso.
Mis anécdotas de aniversario no son muchas, porque me gusta la informalidad, lo improvisado, pero por asistir a los de los demás, sí me ocurrieron situaciones incómodas. Contaré una de ellas.
Tragar o no tragar esa es la cuestión.
Eran los años 1600, como dice la canción, mis tíos cumplían años de casados e hicieron una fiesta en una casa. Yo tenía algunos 18 años, y muchas ganas de comerme el mundo, pero limitaciones de todo tipo, por ser mujer, por la crianza estricta y mis creencias de ese momento.
Mi pretensión era la de mantener siempre la compostura y adaptarme lo mejor posible al momento. Mis ganas de comerme el mundo tuvieron que conformarse con un plato de parrilla, con yuca y ensalada. Por ahí viene la anécdota.
Recuerdo que estaba parada en el patio con otras personas, porque había muchos invitados y ya no quedaban sillas. Formábamos un círculo, se echaban chistes, reían y algunos me veían o por lo menos, eso imaginaba yo.
En eso estaba cuando alguien pasó con una bandeja y a cada uno puso un plato de cartón en sus manos con la parrilla. Se veía buena. Me llevé un poquito de ensalada de repollo y zanahoria a la boca, tenía hambre, estaba sabrosa, y luego uno de los pedazos de carne; ahí comenzó mi dilema existencial: luego de largo rato de pasar de un lado a otro este trozo de suela, no había manera de poder deshacerla, y eso que en ese momento tenía buena dentadura.
Masticaba y masticaba, ya me dolía la mandíbula, yo veía que los demás despachaban sus trozos de carne sin hacer ningún desaire, ni mueca, ni mayor sacrificio. Por un momento pensé en tragármelo así, a la fuerza: la vanidad es mala consejera, casi prefería hacer el sacrificio antes de sacarme algo de la boca, que resultara poco elegante, todo por no romper la "etiqueta", pero algo de juicio llegó a salvarme y desistí, de haberlo hecho habría sido un desastre, era un pedazo grande e indomable.
Aquello era intragable, así que fingí tener algo de tos, me llevé la mano a la boca y me aparté del grupo, sin ver a nadie, con paso apurado y movimientos sincronizados me saqué ese pellejo de la boca y lo boté bien lejos, coloqué el plato con el resto de la parrilla en una mesa y me quedé con mi hambre de mundo.
Hoy me río de lo que me parece ahora una tontería y que una joven hoy en día manejaría de una manera más relajada, para mí en aquel momento fue un tormento.
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jajajaja, bienvenida @charjaim, muy buena tu anécdota, creo que a muchos nos ha pasado algo similar comiendo carne, al menos me vinieron varios momentos como ese a mi mente y me dio mucha risa.
Éxito en el Concurso
@tipu curate
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Muchas gracias. Sí, después en otra celebración me pasó algo parecido con un hueso de pollo, pero también pude disimular y sacarlo sin espanto. Saludos cordiales.
Jajajaja!! Estuve riendo mucho mientras leía e imaginaba tu dilema existencial con ese trozo de carne?!? reacia a ser devorada. Realmente me hiciste reír mucho con tu participación, excelente. Agradecido por el buen momento compartido. Saludos.
Menos mal que entre todo ese dilema, ganó el raciocinio y hoy puedas contarnos...
🤣🤣🤣 Excelente mastica de aquí y d allá... Hice el ejercicio, que cómico jajajaja
Ja, ja, ja, sí, fue un momento muy incómodo. Saludos cordiales.
Saludos @charjaim, gusto en saludarte y desearte que estés muy bien junto a los tuyos.
Me causó mucha gracia tu historia porque cuantas cosas nos han pasado y por pena o vergüenza la pasamos peor, menos mal que los añitos nos van enseñando a ser más relajados con momentos como esos. Un fuerte abrazo.
Qué gusto saber de ti, amiga. Gracias por tu visita.
Ja, ja, ja en esos años era bastante estirada y muy pendiente del qué dirán. Afortunadamente crecemos y creemos que aprendemos. Un fuerte abrazo.