








Después de la Caracas Rock, el cuerpo me pasó factura. Ese domingo caí con un gripón fuerte que me dejó fuera de combate: sin gimnasio, sin correr, sin energía. Fueron días de pausa obligada, de aceptar que a veces el descanso también forma parte del camino.
Pero el jueves, con las ganas acumuladas, volví. Hice la ruta de Salem, trabajando en zonas 3 y 4, con la lluvia como compañera y testigo. Fue de esos entrenamientos donde uno recuerda por qué ama esto: porque no siempre se trata de las condiciones perfectas, sino de la determinación de seguir.
El sábado me fui a mi montaña, esa que tanto extrañaba. Corrí bajo sensaciones, sin mirar el reloj, solo disfrutando el ritmo del cuerpo y el sonido del entorno. Trece kilómetros llenos de conexión, de libertad, y para cerrar con broche de oro, unos ricos helados que el Capi nos regaló, saboreando juntos ese pequeño gran logro.
Y el domingo, como si el cuerpo quisiera celebrar su regreso, hicimos el reconocimiento de la ruta de la carrera Bancaribe, que será el 9 de noviembre. Una mañana con excelente organización, buena energía y ese ambiente runner que tanto nos recarga el alma. Semana difícil, sí… pero hermosa.
La felicidad no necesita filtro
For the best experience view this post on Liketu
Congratulations @gabi.iaselli! You have completed the following achievement on the Hive blockchain And have been rewarded with New badge(s)
Your next target is to reach 4500 upvotes.
You can view your badges on your board and compare yourself to others in the Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word
STOP