El paseo

in GEMS3 years ago
No se lo esperaba. ¿Cómo había ocurrido? Consistía en una simple salida, una prueba de su capacidad física cara a esa promesa que tenía pendiente. No era religiosa pero en algunos momentos se recurre a lo que sea en busca de un poco de luz.

El paseo

Le hacía mucha ilusión compartirlo con él y en ese sentido se lo había propuesto. Mientras lo planeaban salió la cuestión de evaluar antes su resistencia. Sin saber como se encontraba semidesnuda, expuesta a los ojos de quien pudiese pasar pero sin querer que parase.

Su espalda se erizó nada más verlo. Le gustaba mucho y verlo con ropa deportiva le trajo recuerdos de aquellos primeros encuentros. Sus trabajadas piernas eran lo que más le había llamado la atención y ahí estaban de nuevo, torneadas y fibrosas.

El paseo comenzó muy tranquilo, sabía que no sería fácil. El itinerario previsto presentaba cierta dureza, él quería comprobar que realmente ella podría afrontar el reto que se había propuesto. Compartían una divertida charla, a ella le resultaba casi hipnótica. No sabía muy bien porqué pero siempre terminaba cautivada en sus palabras. Tal vez su forma de expresarse, los razonamientos, su franqueza, la naturalidad con la que hablaba de cualquier cosa, como la llevaba a cuestionase,… probablemente una mezcla de todo la sumergía en la conversación mientras sumaban kilómetros.

Cambiaron de tema al comenzar a ascender. Entre bromas por el esfuerzo, el sudor que aparecía y la respiración forzada comenzaron a comparar lo diferente de esas situaciones con las que se daban entre sábanas estando bien acompañados. Él la conocía bien, dentro y fuera de la cama. Sabía que ese tema y el contacto de sus manos por la espalda, ayudándola en la superación de algunos obstáculos, la estaban prendiendo.

Ascenso

Pasado un rato su piel expectante se ponía de gallina con cada roce de esas manos que tanto le gustaban. Su respiración, ahogada en ocasiones por el esfuerzo, se convertía en un jadeo al sentir el suave pero firme tacto de sus dedos sobre ella. Era una sensación cálida que comenzaba a quemarla, un cosquilleo que subía desde su cintura alcanzando la nuca en forma de escalofrío. Lo deseaba.

Tocaba afrontar la parte más complicada de la ruta, aunque el terreno no era complicado sí ofrecía una elevada pendiente. La tierra estaba un poco suelta por lo que él, que había ejercido de guía hasta ese momento, se colocó a su espalda. Pretendía sostenerla ante algún resbalón, esa fue la excusa que le dio.

Sabía perfectamente que su presencia, sujetándola desde atrás, haría aumentar la excitación que ya había percibido en ella. Si se acercaba lo suficiente estaba seguro de lograr con su aliento que comenzara a humedecer su ropa interior y no sería sólo sudor.

Iniciaron la subida sujetándola con firmeza por las caderas, debido al gran desnivel su culo quedaba frente a su cara al superar alguna de las piedras más grandes. A través de la licra se transparentaba un poco la pequeña tanga de color beige que vestía percibiendo, bajo ella, la deliciosa forma de sus labios a cada paso. Comenzó a excitarse ante este regalo que le daban sus ojos.

Ella notaba sus manos sujetándola con fuerza. Deseaba que bajaran un poco más, las quería notar sobre la parte superior de sus nalgas y que continuasen bajando sobre estas. Lo quería cerca, continuar siendo sobre su espalda el aire que exhalaba y que ahora ya la abrasaba.

Fue un tramo muy sensual para ambos, no tardaron mucho en superarlo. Ella estaba húmeda y él había alcanzado media erección. Con todas las sensaciones experimentadas, el aumento de las pulsaciones, por el esfuerzo, esa parte del camino había sido como unos preliminares intensos.

Cima

Al alcanzar la parte más elevada la abrazó por sorpresa, estaba contento al ver que lo había logrado y a la vez la quería cerca. La envolvió desde atrás acercándola hacia si, pegando de esta forma sus cuerpos. Las nalgas quedaron justo a la altura de su cintura, al encontrarse ella en una posición un poco más elevada. La presión que ejercieron sobre su pene le resultó deliciosa haciendo que este comenzara a latir.

Se vio sorprendida por el gesto, toda su piel se erizó cuando notó sus brazos abrazándola bajo el pecho. El contacto de su pecho en la espalda le produjo un pulso de placer, provocando que la arquease y apretase el culo contra él. Notó claramente la erección que iba en aumento, las palpitaciones de su miembro. Dejándose llevar movió ligeramente las caderas, acomodando sus nalgas, permitiendo que la polla se acercase hasta casi rozar su zona íntima.

Notarla tan cerca lo estremeció, apretándola aún más contra su cuerpo, buscando mayor presión entre ellos. Ella movió ligeramente la cabeza coqueta, dejando caer su pelo a un lado y ofreciendole la nuca desnuda. El suave olor a vainilla, de ese perfume que tanto le gustaba, mezclado con el del sudor lo envolvió. La mezcla era agradable, dulce y excitante. Buscando más acercó la cabeza a su cuello inundando sus fosas nasales con él. Comenzó a besarla subiendo desde su hombro hasta el nacimiento de la oreja, percibiendo como se estremecía cada vez que sus labios el tocaban la piel.

Ya no había marcha atrás y ambos lo sabían, los dos estaban muy calientes. Ella comenzó a mover las caderas instintivamente, acercándose, apretando el sexo contra su glande. También él comenzó a moverse, acompasando el ritmo, bailando juntos, logrando que su miembro acariciase sobre la ropa desde la entrada de la vagina hasta el clítoris en cada ciclo.

Continuaba besando su cuello, no tenía prisa por separarse de ella. Con cada beso, en cada paseo de la lengua por su piel, ella gemía de placer. Los movimientos de su cuerpo se intensificaban ejerciendo más presión entre ellos, querían más y la ropa estorbaba. Ambos clamaban por dar libertad a sus sexos, espacio con el que poder aprovechar los fluidos que estaban segregando mientras bailaban.

La zona parecía desértica, casi sin vegetación y totalmente expuesta, pero no les importaba. En ese momento no existía nadie más que ellos y su deseo. Daba igual quien los pudiese ver, estaban completamente entregados a sentir, disfrutando de todas las sensaciones que el roce entre sus cuerpos les estaba ofreciendo.

Hasta ese momento él no había soltado el abrazo bajo su pecho, sujetándola y presionándola contra sí, pero ya no podía más. Deseaba sentir su calor y deslizó la mano derecha sobre su ropa. Alcanzó el monte de venus y continuó bajando hasta acariciarle el clítoris mientras continuaban moviéndose sincronizados. Las vibraciones que emitió su sexo bajo con la presión de los dedos la hizo gemir. Esto lo excito todavía más.

Subió la mano y la introdujo dentro del leggings, bajo la tanga. Con lentitud la deslizó suavemente haciéndola estremecer, llevando sus dedos hasta el perineo. Utilizando su indice y corazón separó ligeramente los labios y comenzó a subirlos, llenándolos de sus fluídos y permitiendo un contacto más profundo con su glande durante el baile que mantenían.

Para ella fue una descarga eléctrica nacida desde el centro de su cuerpo. Gimió profundamente y cerrando los ojos aceleró el movimiento de sus caderas. Sentía como el glande presionaba la entrada de su vagina sin poder entrar, subiendo dentro de sus labios hasta casi alcanzar el clítoris para volver a bajar. Giró la cabeza y comenzó a besarlo con pasión en la boca, aspirando por primera vez ese aroma a canela y madera que él siempre tenía.

Estaba casi en éxtasis, moviendo su cuerpo con intensidad mientras sentía como él, con la calidez de su lengua, recorría su boca. En ese momento sintió tacto de sus dedos sobre el clítoris, haciéndolo danzar con movimientos circulares, lentos pero firmes. Separó los labios de su boca y llevando la cabeza atrás, hasta apoyarla sobre su hombro. Gritó del calor que esos dedos le hacían sentir mientras continuaban con el movimiento de sus caderas.

La oleada de placer que la recorrió fue de tal intensidad que perdió el equilibrio, obligándola a descargar parte de su peso sobre él. Al sujetarla clavó la punta de su polla en la entrada vaginal. Todo su cuerpo palpitaba en ese momento. Notando las intensas contracciones que le estaba produciendo el orgasmo él hizo descansar su indice y corazón a ambos lados del clítoris, cubriéndolo en toda su longitud, acompañando cada pulso con una ligera presión que lo envolvía desde su raíz hasta la corona. Las sensaciones se vieron incrementadas erizándole toda la piel, haciéndola contraer cada músculo. Perdiendo el control de su cuerpo se dejó caer por completo sobre él.

Suavemente fue disminuyendo la presión de sus dedos a la vez que el clítoris disminuía la dureza que había ofrecido instantes antes y durante el clímax. La beso intensamente, saboreando su boca mientras ella era incapaz de sostener su cuerpo e intentaba recuperar una respiración acompasada.

La quería desnuda pero ese no era el lugar. Conocía muy bien la zona y se creó una imagen en la cabeza que le produjo mucho morbo, conocía el lugar perfecto donde llevarla a cabo. Estaba a unos 300 metros, una zona elevada y escarpada que ofrecía unas vistas inmejorables de toda la costa. Ese sería el lugar ideal en el que poder disfrutar de sus cuerpos sin límites.

Mordió ligeramente sus labios mientras retiraba lentamente la mano del tanga, acariciando de nuevo su clítoris mientras la sacaba. Esa pequeña fricción aún le producía pequeños pulsos de placer por el reciente orgasmo. La tomó de la mano y sin decir nada la guió hasta la zona que había pensado. No tardaron mucho en llegar, menos de 10 minutos. Ella sabía que eso no formaba parte de la ruta prevista pero no preguntó, quería más, sólo deseaba poder tocarlo y sentir su cuerpo.

Mirador

El día era espectacular, corría un ligera brisa pero el cielo despejado dejaba que el calor del sol la hiciera muy agradable. En efecto las vistas eran maravillosas y ahora la zona proporcionaba cierta protección ante ojos extraños, al menos los que estuvieran a su espalda. Desde el frente estaban completamente expuestos pero a esa distancia sería complicado que alguien pudiese identificar lo que estaba a punto de ocurrir.

Continuaban cogidos de la mano, observando el lugar, deseando retomar lo que ya habían iniciado. Era su turno, pensó ella mientras se giraba y, con su mano libre, desataba el nudo del pantalón deportivo que él vestía. Lo empujó ligeramente hasta que con suavidad apoyó su espalda contra las rocas que los parapetaban. Soltó su mano y colocándose en cuclillas le bajó el pantalón.

Su erección había disminuido pero esto no hizo más que excitarla. Quería devolverle todas las sensaciones que había experimentado antes, intentar devolverle parte del placer que acaba de recorrer cada centímetro de su cuerpo. Se introdujo el pene en la boca, saboreando los restos del líquido preseminal que la erección anterior habían producido. Le encantaba su sabor, ligeramente dulce, y los extrajo por completo realizando una pequeña succión con la boca mientras jugaba con el glande dentro de ella.

Esa sensación de la lengua envolviendo la cabeza de su polla le produjo una agradable sensación de placer. Se acomodó un poco más contra las rocas, descargando parte de su peso en ellas y preparándose para sentir. Poco a poco volvió a subir la erección aprovechando ella para acompañar el movimiento de su boca con las manos, intensificando así el masaje que le estaba dando. Las sensaciones y la excitación que él sentía iban en aumento, comenzó a respirar entrecortadamente.

Ella disfrutaba de la felación, notando con sus labios y mano el aumento de su rigidez y la sensibilidad. Le encantaba sentirla tan dura en la boca pero quería saborearla por completo. Se la extrajo de la boca y bajó hasta los testículos, mordiéndolos un poco e introduciéndolos en la boca, continuó recorriendo todo el pene con la lengua, lamiéndolo lentamente. Al llegar al glande finalizó con una ligera succión envolviéndolo con sus labios. Estos movimientos los acompañaba con caricias en sus nalgas y el interior de los muslos.

Esto lo volvió loco. Notar los dientes en sus testículos le encantaba pero la aspiración final le hacía intentar separarla su boca por lo intenso del placer. Luchaba contra el reflejo de alejarse y su deseo de mantener el contacto. Comenzó a moverse, como su estuviese follando, moviendo lentamente sus caderas arriba y abajo, intentando acercarle los testículos para que volviese a jugar con ellos y acercando el glande a su boca mientras ella subía con la lengua recorriendo su polla. Las sensaciones eran increíbles, tanto que temió alcanzar el orgasmo en varios de sus movimientos. Quería estirar ese encuentro todo lo que pudiese.

Creyendo que no podría contenerse más y terminaría dejándose llevar por el placer la separó con suavidad de su miembro poniéndola en pie. La volvió a besar con intensidad. Sus lenguas se abrazaban alternando de una boca a la otra, acariciándose como si de manjares se tratase. Esto la electrificó llevándola a pegar su cuerpo contra él, sintiendo de esta forma la dureza y longitud de su falo sobre el estómago.

Mientras la besaba, fundidos en ese abrazo la fue girando intercambiando las posiciones. Ahora era ella la que estaba contra las rocas. Separó su boca y tomándola de las manos elevó sus brazos. Haciéndola girar 180 grados apoyó las palmas de sus manos sobre la pared. Le susurró al oído que no las separase la piedra, esta limitación la hizo estremecer y sintió como su cuerpo se preparaba para lo que venía. Acariciando primero sus brazos y luego el costado bajó las manos hasta alcanzar el leggings. Tomándolo de la parte superior los bajó arrastrando también las bragas. Ella se preguntó como el paseo se había podía convertir en esta experiencia tan excitante.

La visión de su culo le resultó maravillosa. Piel blanca y suave, ella estaba aún en la treintena y aunque con curvas sus nalgas eran duras y firmes. Colocó de nuevo sus manos sobre las de ella apoyando el pene erecto entre sus nalgas, haciéndola temblar cuando lo sintió. Ella elevó las caderas buscando aumentar el contacto. Aún estaba cubierto con restos de saliva, de su juego anterior. Lo deslizaba con extrema facilidad desde la zona perianal hasta la parte baja de la espalda. Ella lo quería dentro de si y él jugaba con su deseo restregándolo arriba y abajo sin permitir que llegase a la vagina.

Cuando, incapaz de introducirlo, comenzaba a darse por vencida en sus movimientos él bajó un poco más. La llenó de una única embestida. No hubo resistencia, ambos estaban empapados y entró por completo dentro de ella. El calor la invadió, rodeó todo su cuerpo haciéndola vibrar. Cerró los ojos sintiendo como sus nalgas impactaban los muslos de él mientras este presionaba con fuerza intentando atravesarla.

Quería sentir su cuerpo por completo, alcanzar lo más profundo de su ser, por lo que liberando sus manos la sujetó por los hombros para apretarla más contra sí. Esta presión extra la hizo gritar de placer. No podía sentirse más completa haciendo que un intenso placer recorriese cada fibra de su cuerpo.

Comenzó a penetrarla profundamente, con movimientos lentos pero duros. Continuaba sujetándola por los hombros produciéndole, con cada embestida, una descarga de placer que la hacía flaquear. Poco a poco sus brazos fueron fallando. Comenzó a inclinarse sobre la roca hasta casi quedar con las caderas más elevadas que la cabeza. Sus manos abandonaron los hombros para aferrarse con fuerza a las caderas y continuar tirando de ella en cada movimiento, apretando sus cuerpos.

Sólo podía dejarse llevar, el gozo la embargaba haciéndola gemir con cada empujón. La presión que ejercía la cabeza del glande sobre su cérvix, cada vez que unían sus cuerpos al máximo, la inmovilizaba por completo. Estos contactos eran un latigazo que se repetía más intenso que el anterior, ella sólo quería que se repitiese una y otra vez.

Él estaba a punto de explotar, ya sólo pensaba en su propia satisfacción. Quería descargar su semen dentro de ella, sus movimientos se daban cada vez más enérgicos y rápidos. Esta variación en el ritmo la hizo saber que estaba a punto de culminar aumentando su propia excitación. Elevó un poco las caderas a la vez que contrajo su musculatura pélvica. El aumento de la presión que su vagina ejercía hizó que las sensaciones para ambos se desbordaran.

En la siguiente embestida comenzó su descarga entre gemidos de placer. Podía notar dentro de su vagina las contracciones que cada eyaculación producían a lo largo de la polla. Estas palpitaciones y el calor del semen dentro de ella la llevó al éxtasis de nuevo. Su cuerpo se tensó y tuvo que soltar la presión de la pelvis. Las contracciones de placer que ahora producía su cuerpo la arrastraron hasta el nirvana.

Gemían al unísono mientras intentaban mantenerse en pie, continuar acompasados en el baile, sintiendo como el placer los recorría y los unía aún más. Cada movimiento hacía que sus cuerpos se contrajesen un poco más fundiéndose en uno solo y llevándolos a un único latir. Ella miró por encima de su hombro encontrándose con sus ojos en una mirada cómplice, intensa, hasta que la siguiente contracción le hizo cerrarlos para dejarse caer exhausta después.

Se mantuvieron unidos durante un rato, acompasando sus respiraciones, relajando los cuerpos después de la batalla. Volvieron a mirarse y ambos rieron conscientes de que la prueba había sido superada con creces.

Sort:  

So beautiful pictures! 🤩👍
🥦 !LUV 🥦

Not mine but Thanks

Ah, I see! Well, thanks for sharing though! Have a good day! 😀🙌

<><

<><

LUV

Connect

Trade


@amydoller, you've been given LUV from @mizuosemla.

Check the LUV in your H-E wallet. (1/10)

Congratulations @amydoller! You have completed the following achievement on the Hive blockchain and have been rewarded with new badge(s) :

You distributed more than 50 upvotes.
Your next target is to reach 100 upvotes.

You can view your badges on your board and compare yourself to others in the Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word STOP