Mi familia, conformada por papá, mamá y tres hermanos ( dos hembras y un varón) nos habíamos mudado cerca de la granja, lo que nos dividía era una quebrada.
Cuando llegamos, los vecinos cercanos miraban por las ventanas con caras de asombro. Otros murmuraban entre dientes, sin embargo logramos escuchar algunos de los comentarios.
-Pobres nuevos, no saben los que les espera.
-Esos no van a aguantar.
-Cuando llegue la noche el miedo los va acorralar.
Mi papá nos dijo no hagan caso de esos comentarios, y asunto olvidado ya que teníamos muchas cosas por arreglar.
Justo ese día, nos tocó arreglar la casa, barrer, limpiar los muebles, quitar las telas de araña, mi mamá decía aquí parece que nadie ha vivido, parece una casa de terror, las carcajadas se escuchaban por toda la casa.
Ya en la tarde, cansados papá y mamá se sientan debajo del árbol frondoso, ahí colgaba una soga vieja. Lo que no sabían era que ahí se había ahorcado el señor dueño de la casa hace muchísimos años atrás.
-Mamá le dice a papá.
-Miro esa soga y me da miedo.
Papá responde:
-No seas floja, mira como los niños juegan con la soga.
Ella los aparta de la soga y se los lleva a jugar a otro lado para su tranquilidad.
Cae la noche y nos alistamos para dormir. Mamá nos lleva para una habitación para las dos hembras y mi hermano en otra habitación solo. Al rato mi hermano se pasa para la habitación nuestra porque escuchó un ruido que le paró los pelos de punta. Nos contagia su miedo, los tres en una misma cama, y el pánico apoderándose de nosotros.
Sopla un viento fuerte, mueve la cortina de la ventana y deja ver el árbol frondoso con la soga, pero esta ves se veía un bulto como un hombre guindando. Nuestras miradas se cruzaron y nuestros cuerpos tiemblan como un papel, quisimos gritar pero un nudo en la garganta no nos dejaba.
Muertos de miedo decidimos correr para la habitación de nuestros padres, la sorpresa es que papá y mamá también estaban asustados, habían escuchado ruidos extraños. Con voz temblorosa mi hermano les dice que vimos un hombre guindando en el árbol frondoso.
Los lleva hasta la ventana para que vean el bulto que guindaba. Un escalofrío invadió nuestros cuerpos, la respiración la sentíamos entrecortada, apenas salían palabras de nuestras gargantas.
Eran las primeras horas la noche, nos sentíamos morir de miedo. De forma repentina, pasa un gato negro entre las piernas de mi mamá y la vemos desvanecer, cayendo al suelo como muerta. Corre mi papá a la cajita de primeros auxilios y saca un frasco de alcohol y se lo pasa por la nariz, inmediatamente ella se repone, y nos pregunta:
-¿Qué me paso?
Papá explica aun asustado.
Las horas pasaban lentas, todos en la misma habitación sin dormir, recordamos los comentarios de los vecinos. El cansancio se presentó en nuestros cuerpos y uno a uno nos fuimos durmiendo.
Al día siguiente, con las ojeras de adornos y los comentarios entre nosotros sobre lo vivido, papá salió a investigar hasta el árbol frondoso y vio bolsa de alimento vacía, que el viento movía y producía un ruido. Más tranquilo se dirigió hasta la familia y les contó lo que había sucedido. Pasaron un susto en la primera noche de haberse mudado a la casa vieja.
De ahí en adelante, pasaron muchas noches, en la casa vieja sin atender a los ruidos extraños, sin dejarse llevar por el miedo.
Gracias a los amigos @fuerza-hispana y @alebrijes por la iniciativa de este concurso.
Gracias por el apoyo.