Poema VIII
Desnúdate
Desnúdate
Presenciaré tu pureza
Desnúdate, desnuda tu rareza.
Vamos, ¡Desnúdate!
Desnuda el alma, el pensamiento.
Desnuda las huellas, desnuda el tiempo.
Desnúdate ¿Si? ¡Te quiero ver desnuda!
Quiero desnudar tus ganas, quiero desnudar tus dudas.
Desnúdate. No para mí. Desnúdate para ti.
Olvida tu ser pusilánime
Déjalo atrás, junto al ecuánime.
¿No sabes cómo hacerlo? Toma mi mano y te enseño
A desnudar el temor, a desnudar cada sueño
Desnúdate, mi amor. Desnuda hasta lo más pequeño
Tu etérea desnudez, tu tímida confianza.
Desnuda el secreto, la esperanza.
Puedes hacerlo, atrévete, supérate.
Desnúdate. Libérate.
Poema IX
Despedida
Sabor amargo, a temprana despedida
Y mis manos con ganas de tus manos
Vértigos de tristeza previos a la herida
Y la pluma escribiendo en vano
Peso sobre mis hombros de malograr el intento
Y mi boca con ganas de tu boca
Salvajes bufidos del viento
La voz de tu rechazo me toca
Sólidas desilusiones me persiguen con sigilo
Y mi mirada anhelando tu mirada
Letras de canciones que no me dejan tranquilo
Por haberse sentido escritas para nada
Poema X
El aroma del amor
¿A qué huele el amor? ¿Cual es su aroma?
Dicen que huele a París, que huele a Roma
Al renacer de las hojas cuando el cielo diluvia
Dicen que huele a un beso bajo la lluvia
A esperanza, a confianza, a fe
Se rumora que el amor huele a café
A la sonrisa en hastío
A gabán en el frío
Coloridas lantanas, vida del colibrí
Mi respuesta es simple y llana: el amor huele a ti.