Fuente
El escenario es una Oficina. Dos escritorios. En uno de ellos se encuentra Roberto el otro está vacío.
Ingresa Rosa con una planilla
ROSA – ¡Ay no! ¿Cómo se me pasó esto?
ROBERTO – Si, Rosa. ¿Qué pasa?
ROSA – ¿Te habías dado cuenta de esto? (señalando la planilla) Mira ¡Hernando debe 6 meses! A los dos se nos pasó. ¡El jefe nos va a matar!
ROBERTO – Ah sí pero eso se puede solucionar. Estamos a tiempo todavía... (Al público)
ROSA– Dime Roberto ¿Puedes llamar a Heredia y reclamarle esa deuda?
ROBERTO – Si, por supuesto yo me encargo. Pero tú nunca me dices Roberto, (se le insinúa cariñosamente) siempre me dices Robert.
ROSA – Sí, es cierto. Pero hoy te dije Roberto. (Irónica) ¿No sabes por qué?
ROBERTO – Estás rara
ROSA – (irónica) ¿Yo? ¡Tú eres el que está raro!
ROBERTO – Yo no, nada que ver. (Evitando la situación) Bueno, sigamos...
ROSA – Hasta el peinado tienes raro. No será por la chica nueva, ¿no?
ROBERTO – (Evitando nuevamente la situación) ¿Cuál? ¿Cuál? ¿Cuál chica nueva?
ROSA – Esa que camina toda así (imitándola), la secretaria nueva del jefe...
ROBERTO – Ahhh
ROSA –...Que debe tener 10 años menos que yo
ROBERTO – (Con cara de sorprendido) ¿10 años?
ROSA – Si ¡10 años!
ROBERTO – No se nota.
ROSA – O sea que parecemos de la misma edad... ¡Sin dudas, estás raro!
ROBERTO – Ah ¿sabes qué? Te quería comentar algo, compré unas entradas para el cine
ROSA – ¡Más raro todavía! Esto me huele mal
ROBERTO – ¡Te va a gustar!
ROSA – Si me encanta salir, pero hace 3 meses que no salimos a ningún lado (Pausa) y me vienes con eso ahora
ROBERTO – Pero, sabes que yo no voy a ver cualquier película y justo enganche una que parece que va estar buena...
ROSA – ¿Entradas para cual compraste?
ROBERTO – Es un nombre raro, sabes que no me gusta el cine comercial. Bueno, sigamos que nos vamos a atrasar.
ROSA – Bueno, a ver... ¿A quién más tienes ahí en la lista? ¿Tienes a Sanchez?
ROBERTO – A ver... no lo encuentro.
ROSA – A ver... acércate un poquito
Roberto se acerca
ROBERTO – Ah sí, acá está. Pero este tiene todo al día
ROSA – A ver... acércate más
Roberto se va acercando
ROSA – Un poco más
Roberto se acerca y Rosa lo huele.
ROSA – Sin dudas, no eres el mismo
ROBERTO – (Con gesto de sorpresa) ¿Pero qué dices?
ROSA – Ahora te peinas distinto y ese perfume no es el que me gusta a mí y que yo te regalé (susurrando) y habla bajo que se va a enterar todo el mundo (pausa) Yo te vi como la mirabas.
ROBERTO – ¿A quién?
ROSA – ¡No te hagas el tonto! A la chica nueva, pero ten cuidado porque el jefe también la mira
ROBERTO – ¡Como estamos hoy! Parece que los viernes es así. ¡Un día de viernes!
ROSA – Habla más bajo que no quiero que se enteren de nuestras cosas
ROBERTO – Ah... ¿Y sabes qué? ¡Un champancito!
ROSA – ¿Qué?
ROBERTO – También compré un champancinto para esta noche. Hacemos la pausa y después nos vamos al cine. ¿Qué te parece?
ROSA – ¡Me parece que me estas tomando como tonta! Falta que me traigas un ramo de flores y listo. (Alzando la voz) ¿Crees que soy la cornuda ejemplar?
ROBERTO – Uh Para... Para...
ROSA – Ven, mírame a los ojos.
Roberto la mira tímidamente.
ROSA – Me estas recontra mintiendo... ¿Sabes qué? Arréglatela solo (le tira la listas y toma hacia la puerta para irse, está enojada)
ROBERTO – Rosa, ven. Nada que ver, estás pensando cualquier cosa. (Intenta retenerla) espérate, tranquilízate. Mejor hablamos bien esta noche en casa, porque acá no se puede. Están todos mirando. Nos tomamos el champancito y después nos vamos a ver la peli...
ROSA – Dile a la chica nueva que te venga a ayudar (sale).
Roberto queda desconcertado, busca su celular y hace un llamado.
ROBERTO – (al teléfono) Hola... ¡Mateo! Escúchame; tienes que hacerme un gran favor. Me dijiste que tu tío trabaja en el cineclub ese donde pasan películas raras... (pausa, mientras escucha la respuesta) bueno me tienes que conseguir dos entradas para esta noche (pausa) No sé, para cualquiera. ¿Me puedes hacer ese favor? Uh... ¡Qué bueno! ¡Gracias! Me salvaste. ... ¿Cuál es el nombre? Después nos reunimos a comer una parrillita. Chau, chau (Corta)
Roberto se sienta en su escritorio, suena música de fondo por un momento, luego se detiene esta y él habla.
ROBERTO - (Dirigiéndose al público) No sé cómo se enteran las mujeres de todo, es como si se conectaran al cerebro de uno, la secretaria hizo lo mismo que Rosa. ¿Quién le diría que teníamos algo? Esta noche me toca dormir solo si no convenzo a Rosa que vayamos al cine. Voy a darle el nombre de la película a ver si me cree.
Sale de la oficina
Ni el diablo puede con las mujeres. @tipu curate 2
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Me encantó. Gracias por compartir