Nació debajo de una mesa, atrapado en un huequito entre dos patas de madera. Un trompo con ganas de girar, pero sin espacio para moverse.
Daba vueltas sobre sí mismo, soñando con el día en que pudiera escaparse de ahí. Hasta que, de repente, lo logró. Un empujón con la fuerza justa y ¡pum!, rodó fuera de la mesa. La libertad tenía olor a piso limpio y posibilidades infinitas.
Pero justo cuando pensó que el mundo era suyo, se topó con una puerta enrejada. Ahí entendió algo: a veces uno cree que se escapa, pero lo que encuentra es otra reja. Otro límite. Otro "todavía no".
🔹 ¿Te ha pasado? ¿Sentirte libre por un segundo y, al siguiente, ver otro obstáculo? Cuéntamelo en los comentarios. ✨
El trompo sigue girando. Quizás la clave no era escapar, sino aprender a moverse dentro de los límites.
🌀🚪 Y tú, ¿qué harías en su lugar? Te leo abajo. 👇✨