Detenerse a mirar
Y es que cuando realmente queremos mostrar interés en lo demás hace falta el motivo correcto, ese que te impulsa a escuchar, a observar e incluso a ser empático y desplazar tus propios intereses y abocarte de manera sincera a cubrir la necesidad del otro.
Muchas veces estas necesidades son más afectivas que materiales, por lo que requiere que estemos atentos a escuchar de forma paciente, valorando cada palabra expresada y dando total libertad para que el afectado pueda decir todo cuanto quiere, debemos ser oportunos y meditar bien en las palabras que usaremos para responder, siendo cuidadoso en no herir sus sentimientos o menospreciar su sentir.
Recordemos que no todos tenemos la misma habilidad para afrontar situaciones difíciles, ni tampoco tenemos las mismas fuerzas internas para sobrellevar ciertas circunstancias.
Teniendo todo esto en cuenta si nuestras intenciones son realmente ayudar, debemos de ser capaces de respetar el momento, lo que se nos confiesa y por supuesto el estado emocional de la persona.
A veces escuchamos frases muy ligeras como: Tú si eres sensible, tú por todo lloras, eres muy débil, a ti no se te puede decir nada porque de nada te derrumba. Frases como estas van y vienen a cada rato y realmente no ayudan, por el contrario empeorarán el escenario. Vigilemos con mucho cuidado lo que decimos y si su intención verdadera no es ayudar sino lastimar, entonces téngalo claro y no disfrace, porque también estamos conscientes que personas así abundan.
Con este escrito quiero dejar claro que nos vamos a conseguir en el camino con todos, con aquellos que nos meten el pies para vernos caer, pero también con esos que observan y sin que tú se los pida te extienden su mano y te ayudan a levantar. No te desanimes si te tropiezas con los del primer tipo, sabes por qué, porque ellos ven en ti un potencial, habilidades o cualidades de las cuales ellos carecen, y se dejan llegar por la picada del mosquito llamado envidia que es más fuerte que ellos y los hace actuar de forma egoísta.
Pero si por el contrario te consigue con una mano extendida, celébralo, agradécelo y siéntete bendecido, que eso te estimule a cada día ser mejor ser humano. Sobre todo en estos momentos donde muchos se olvidan de los que lloran porque han perdido un ser querido, de esos que están en angustia porque tienen a un ser amado entre la vida y la muerte y así tanta situaciones que por lo visto acechan a tantas personas que a veces ni nos enteramos, porque estamos ocupados en tantas cosas y zambullidos en nuestro mundo que no nos detenemos a mirar a los demás.
No olvidemos mis queridos lectores que en los pequeños detalles esta la grandeza de nuestro corazón, que actuamos movidos por nuestro sentir, por esos sentimientos puros o turbios que abrigamos en lo más profundo de nuestro ser. Pero una cosa tenemos claro, la vida nos tiene en constante movimiento, un día estamos fuertes y queremos ayudar a los débiles, pero otro día los débiles somos nosotros y siempre estamos ansiosos de recibir ayuda, la cual a veces llega de quienes menos lo esperamos.
Por eso la vida es considerada una caja de sorpresas, algunas te llenan de felicidad otras te dan muchas tristezas. Es nuestra decisión del lado del equipo donde nos vamos anotar, y a quienes nos vamos a detener a mirar para poder actuar.
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