Érase una vez una mujer de 62 años, divorciada, llamada Demetria, que vivía en un poblado de La Isla de Margarita, Venezuela. Ella era una señora de pocas palabras, de mirada penetrante, seria, pero con un corazón noble, una mente lúcida y manos dispuestas a ayudar a quien lo necesitase.
Ella era la menor de 6 hermanos, y decidió quedarse con sus papás, Federico y Raimunda, cuando todos vivían fuera del pueblo por obligaciones familiares y de trabajo, aunque ella también tenía sus hijos y nietos.
Federico y Raimunda quedaron en cama en sus últimos años de vida por lo que a su hija le tocaba un trabajo arduo, atenderles todos los días, sola, aunque frecuentemente apoyada por dos de sus hijas en el transcurso de la mañana. Demetria creó una imagen de fortaleza, una actitud de “puedo con todo” y no importa como me sienta porque mi rol es cuidarles hasta que dejen de estar aquí.
Un día mientras se vestía, al colocarse el brassier, pensó “Siento algo en mi seno derecho, es como una pelotita. No debe ser importante, además, si digo algo sólo causaría más preocupaciones a la familia, mejor me quedo callada”.
Llega el año en el cual su padre fallece y meses después fallece su mamá. La familia entera atraviesa el duelo y ella continúa su rutina ahora con menos responsabilidades y más tiempo para pensar en sí misma. Nota que su mama derecha está un poco endurecida y su piel se tornó un poco rara a comparación a la otra. “Quizá sea momento de comentarle a mis hijas”, pensó.
Al decirle lo que había notado, sus hijas la llevaron al médico y al realizarle el examen físico, este la refiere a un oncólogo por los hallazgos patológicos en su mama. Viajan de Margarita a Cumaná, para chequearse con su cirujano oncólogo de confianza, quien le realiza una mamografía y biopsia.
En días posteriores, se confirma el diagnóstico ya sospechado: Cáncer de mama.
Fue devastador para toda su familia, pero les reconfortaba contar con los recursos para actuar lo más pronto posible. En cuestión de días, Demetria fue intervenida en quirófano para realizarle una mastectomía radical derecha. Todo salió excelente, aunque por lo avanzado de la enfermedad, le tocaba cumplir con varios ciclos de quimioterapia que se realizó en su Estado y luego viajó para otro Estado para cumplir con los ciclos de radioterapia respectivos, debido a que en Venezuela son pocos los estados que cuentan con el equipo de radioterapia para brindar ese servicio.
Todo el proceso fue desarrollándose con el apoyo de sus familiares, apoyo emocional, afectivo y económico. Demetria estaba tranquila, veía sus programas de televisión favoritos, cumplía su tratamiento y consentía a sus nietos.
Un año después, empezó a presentar síntomas neurológicos, por lo que acudió a su cita de control y luego de realizarle estudios se determinó que la enfermedad había hecho metástasis. El deterioro de su motricidad y la alteración de su estado consciencia avanzan, haciéndole depender de sus hijas para realizar sus actividades cotidianas. Meses más tarde ocurre un declive en su estado de salud, ocasionando su despedida.
A propósito del Mes Rosa, para concientizar respecto al cáncer de mama, les comparto este relato de una mujer que amo y ya no está, mi abuela materna.
¿Qué podemos aprender de su historia?
❇️ No te descuides. No restes valor a tus sentimientos y malestares. Todas nuestras inquietudes merecen atención para ser resueltas.
❇️ Comunícate. Siempre hay algún familiar, amigo o vecino dispuesto a escuchar. En el caso del Cáncer de mama, además, es favorecedora una intervención temprana en el curso de la enfermedad.
❇️ Realízate el autoexamen de mama, conoce tu anatomía y consulta en caso de presentar secreciones, masas palpables, cambios de textura en la piel o retracción del pezón.
❇️ Luego de cumplir 40 años hazte un chequeo médico anual, que incluya una mamografía de pesquisa.
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recuerden brindarles su apoyo, se lo agradecerán. Nos vemos en un próximo post. Besos.
Que difícil es el cáncer de mama, aquella mujer (tu abuela) dejó pasar los síntomas de largo y aunque alcanzó a hacer sus tratamientos, un año después, la enfermedad reaparece y se la lleva. Lamento mucho la muerte de tu abuelita y que bonito que compartas este testimonio de vida para que las mujeres nos hagamos el autoexamen de seno.
Gracias, cariño. Así es. De la experiencia nos queda tomar conciencia. Te envío un abrazo. Gracias por pasearte por mis letras. ¡Saludos!💛
Excelente publicación, amiga @heleana18
Tremendo desarrollo de un tema tan importante y de tanta vigencia.
Me encantó.
Te felicito
Un abrazote
Gracias por tu apoyo, amiga. Te envío un súper abrazo. Cuídate mucho 😊
Es un hermoso relato, basado en hechos reales, para concienciar sobre este tema. Por la manera en que la describes, no dudo que tu abuela fue una gran mujer. Gracias por tan bonito post n.n
Gracias, Laura 😊 me alegra te gustara. Lo hice con mucho cariño.
Este post ha sido propuesto para ser votado por el equipo de curación de Cervantes.
Gracias por notificar, Sancho 😉