El monstruo

in GEMS4 years ago


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Freddy era hijo de un contrabandista que vivía en Paraguaipoa, era amigo de mi primo Julio y tenía un auto rustico modificado que todos llamaban el monstruo.

Era un jeep del tipo que se usó en la guerra pero el mismo tenía unas ruedas enormes y una transmisión de camión, además de otros elementos que le ganaron ese apodo.

Se tejieron cientos de historias acerca de las capacidades del auto y las proezas que el mismo había realizado en toda la península de la Guajira y alrededores.

Cuando llegaba a El Moján, todo el mundo estaba pendiente para admirarla y lógicamente su dueño y mi primo, conseguían mujeres que los acompañaran y personas que les invitaran los tragos.

En más de una ocasión me uní a emborracharme con ambos, pero nunca me subí al vehículo, recuerdo que en una borrachera me inventé el decirle s Batman y Robin y al monstruo como el batimovil.

Un día estaba en la playa de Caimare Chico con unos amigos y de repente vi el alboroto y me percaté que el monstruo había llegado con el dúo dinámico sobre él.

Era un imán para las chicas que se peleaban por montarse en el estrambótico vehículo y ellos se divertían dándoles unas vueltas por la playa y alardeando de lo fácil que resultaba cruzar las dunas de tierra del lugar.

En una de tantas vueltas escuché la voz de mi primo llamándome e invitándome a unas cervezas en el restaurant del lugar.

Yo estaba tomando ron para combatir el frio pero ellos ingerían cerveza.

No sé de quién fue la idea de colocarle un reto al monstruo, lo cierto es que decidimos irnos para San Carlos.

Esta es una isla y a la vez península, no sé si es la única en el mundo que es ambas cosas a la vez.

Cuando la marea está baja queda conectada a tierra por una franja de terreno lleno de piedras y arena floja, por la que solo pueden transitar rústicos de alta capacidad.

La isla es uno de los lugares turísticos del Estado, por su castillo y el hecho que una parte de la misma está en el golfo y la otra en el lago.

Al final ante las protestas de algunas de las chicas que se habían sumado a la fiesta de alcohol y no fueron incluidas en la aventura, nos fuimos hasta San Carlos, marchando en via recta hacia el sur, por un camino de poco o ningún tránsito.

Fue la primera y única vez que me monté en ese estrambótico vehículo donde uno se sentía como un dios que miraba a los mortales bajando la cabeza.

Pasar al otro lado fue tan sencillo como picar pan y el impacto en los isleños fue igual que en todas partes.

No faltaron tampoco isleñas y algunas turistas que se acercaran y nos acompañarán a beber licor.

Nos quedamos en una pensión ye intoxicamos de alcohol continuamente, durmiendo en la mayoría de las veces acompañados.

Cuando decidimos irnos nos conseguimos con un inconveniente, la marea había subido y ya no había forma de irnos por donde llegamos.

Fue una buena excusa para seguir la juerga hasta que pudimos cruzar de nuevo.

Días después me enteré que a Freddy lo habían asesinado yendo para Cojoro, al parecer una venganza por un mal negocio que hizo el padre y más nunca supe del monstruo.

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