Cuando me he dado cuenta de lo mal que he llegado a estar
generalmente me he dado cuenta por el dolor y el vacío
por una daga tan fría que mi pecho logra atravesar
cuando el calor es mi deseo y debo esperarlo y morir con lo que ansío
Hay agua en un vaso en mi mesa
pero yo no tengo sed, quiero comer
y me lleno de líquido que no sacia
y me intento engañar con algo que no puedo obtener
Qué hermoso se siente cualquier ocasión especial
tanto que desearía que así fuera a diario
para tener una excusa siempre para que lo esencial fuera lo normal
para que la locura de ir con todo se volviera algo más repentino y necesario
Pero ¿qué vamos a saber los humanos de todas estas ganas?
si somos maestros en buscar excusas que valen más que cualquier cosa
a veces un hecho ajeno, a veces algo mínimo que daña, a veces ideas con sabor a mañana
pero a veces no hay mañana que valga porque la espera mata el alma y la dicha no goza
Nado en tormentas de utopías que deseo
y que ante su etérea estructura, aun quisiera tenerla entre mis manos
quisiera alimentarme con la lejanía, pero no lo veo
se escapa como la neblina entre mis dedos y no puedo gritarle, no sé cómo la llamo
La oscuridad todavía no se disipa y sigo nadando
aunque cada vez queda menos luz en el camino
nos veremos algún día y tal vez les seguiré contando
que me encuentre lo que en mis líneas vivo narrando, que me cuente por fin si por mí vino
La fotografía cortada de este post le pertenece a Ian Espinosa en Unsplash | The photo edited and cutted for this post belongs to Ian Espinosa on Unsplash
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