Mucho
Tengo la cabeza
llena de ruidos,
llena de fantasmas,
llena de historias;
las manos llenas de silencio.
Tengo en los labios
las palabras amontonadas y presas,
en la garganta anudadas las preguntas;
el pecho lleno de todo y de nada.
A ojos cerrados
llega la angustia;
subo el volumen del mundo,
bajo el volumen de mis fantasmas,
quizá la paz me alcance
para un rato,
quizá pueda pasar desapercibida.
Poco
Está nada que me envuelve,
crece haciéndome pequeña,
sabe salada y un poco amarga;
galletas rancias,
decepciones añejas.
Por las grietas
se fue escapando todo,
el cascarón vacío
guarda las apariencias.
A veces, hasta parece
que queda un poco
(la voz del eco);
a veces se filtra luz,
dura muy poco,
ganan los miedos.