Hay cambios que para los ya adultos nos hacen ruido, no nos agradan del todo, porque partiendo de nuestra experiencia en general en la vida, sabemos que no es mejor que lo que conocíamos de hace años, pero aún así la tendencia se instaura y termina por imponerse como lo normal, al menos lo nuevo "normal", que a los más jóvenes parece serla moda y solo lo asumen y ya, aunque saben que es distinto a lo conocido de hace unos pocos años, los asumen, sin más.
Pero los cambios vienen unos detrás de otros, antes que de nos demos cuenta, ya están y debemos adaptarnos, no hay de otra, porque pretender que porque no nos guste va a desaparecer es absurdo, más bien nos puede llevar a sentir una gran frustración, porque las cosas no cambiarán, así que nos corresponde obligatoriamente adaptarnos o amargarnos la existencia.
Pero esta es la realidad de los que tenemos más de 30, o 40 o 50 años, a medida que la edad disminuye la adaptación a los cambios es más fácil, porque la resistencia es menor, sobre todo a lo que respecta a cambios sociales o tecnológicos. EL problema se presenta con los más jóvenes, aquellos que no tienen puntos de comparación aún, incluso es peor aún para los que ni han nacido, porque es tan fácil como que nacerán en una realidad que es la que asumirán sin más.
Los niños que nacen bajo un tipo especial de estado, o más bien, particular, en el que crecen, viven sin ningún tipo de restricción aparente, lo sienten como que es lo que es y ya, sin pasarlo por tela de juicio, pueden crecer hasta felices. Es como aquellas culturas que tienen como costumbre pactar los matrimonios antes de que los niños nazcan, y es por eso que lo asumen tranquilamente, pero en el momento en el que conocen otra realidad.
Cuando naces bajo una condición en particular, lo que conoces como realidad lo asumes, sin cuestionar muchas cosas, a menos que puedas contrastarla con otras realidades, y al tener puntos de comparación, ahí puede comenzar un problema. Es por esto que las personas de edad más avanzada tienen la tendencia a cuestionar todo, porque saben que las cosas eran diferentes, e incluso mejores en algún aspecto, que es ese el que extrañan, y que posiblemente anhelan de vuelta, pero que finalmente deben aceptar que no volverán.