Hablar con tu conciencia, así le dicen, y nada mejor que estar en un espacio solo, donde sólo se escuche de vez en cuando la brisa golpeando las hojas de los árboles, y confieso que lo disfruto, más que nada.
Hay quienes dicen que adentrarse a algún bosque suele ser hasta peligroso, pero no creo en aparecidos ni nada de eso, sé que hay riesgo inherentes a cualquier actividad, es normal, vivir implica algunos riesgos, por eso no hay que espantarse, más bien asumirlo como tal y disfrutarlo, pienso que siendo esto algo que suma adrenalina a tu vida (me refiero a los riesgos), no esta nada mal vivenciarlo en algún momento.
Los años que ya he vivido me permiten ver las cosas de una manera distinta, no quiero con esto decir que sea mejor, sólo es diferente a todo lo que cuando era joven yo hacía.
No sé de donde he sacado esta manía de caminar sólo en el bosque, de sentarme ante algún árbol que me sirva de respaldar antes de ponerme a meditar, en algún momento he llegado incluso a acostarme, sobre todo cuando no hay tiempo de lluvia, ya que evito llenarme de pantano, pero el contacto con lo natural, solos, naturaleza y yo, siento que es lo máximo.
He caminado cerca de 20 minutos, a veces siento que alguien me sigue, en realidad he sentido como miradas pesadas sobre mi, sin embargo no es algo que me preocupe, se que el hecho de que me interne de la manera en la que lo hago puede ser muy extraño y quizás, algún curioso, pensando quien sabe que, le de por seguirme.
También los años me han permitid mantenerme impávido ante lo que es el "que dirán", porque siempre dirán, así sin más. Hagas bien o hagas mal, la gente dirá, siempre habrá alguien inconforme con todo, y aún beneficiándose pueden se quejarán, por eso he decidido y desde hace mucho tiempo, ni pensar en ello.
Tengo algunas cosas que circulan en mi cabeza, cosas personales a las que debo dar una giro radical, y sé que traerá sus consecuencias, algunas que me gustaría poder evitar, pero no, no podré y debo asumirlo aunque la idea no me agrade.
Permaneceré sentado al menos por unos 30 minutos, es lo que habitualmente hago, la naturaleza y la soledad son mis mejores terapeutas, les agradezco mucho, siempre lo haré, al menos hasta que pasé a ser polvo.
Somos parte de la naturaleza y como tal ella nos acoge entre sus brazos siempre que la buscamos.
Cerrar los ojos y dejarte estar, fundirte con el aire, sentir el alma volar. Al cabo de un rato volverlos a abrir, notar la energía que cosquillea en tus dedos y en tu mente. Como un renacer. Es, en verdad, un renacer.
Adelante con la decisión que tomes, has tenido a la naturaleza como consejera. Cuando se hace con la mejor de las intenciones el resto de la humanidad y sus opiniones sobra. Un abrazo.
Es verdad que la naturaleza no da paz, más cuando necesitamos paz mental, meditar sobre las cosas y sentir que tenemos un pequeño lugar en el mundo.
Mi abuela le gustaba mucho la naturaleza, porque ella se sentía completa con eso, con sus siembras, árboles entre otros, creo que se sentía como ella misma, sin tantos problemas.