En nuestra eterna carrera contra el tiempo terminaremos cansados, agotados, y la verdad es que nunca podremos lograr ganarle. Vivimos en una sociedad en la que paradójicamente se valora más el tiempo y a la vez se le desecha.
Por un lado queremos que las cosas se hagan rápido, todo de inmediato, porque necesitamos ver resultados de manera veloz, ya que no podemos tolerar una espera muy larga, esto se ha convertido en una costumbre cultural muy acentuada, que cada vez podemos ver con más intensidad en los más jóvenes sobre todo.
No podemos ganarle al tiempo ni ganar tiempo, aún cuando todo se quiera así de rápido, no podemos. La ansiedad se está apoderando de todos, y no sólo eso, sino la incapacidad de disfrutar los momentos con calma, siento que los más jóvenes, en gran medida, están es buscando la satisfacción inmediata, y no algo que perdure en el tiempo.
Estamos viviendo en un periodo en el que el consumo es lo principal, se refleja incluso en las expresiones musicales. Anteriormente un artista podía sacar una serie de canciones o incluso una sola canción e inmortalizarse musicalmente con esa única canción, hoy en cambio, podemos ver que un mismo cantante saca una canción detrás de otra, podríamos decir que semanalmente, mensualmente, todo muy rápido, son especies de canciones desechables.
Y es una tendencia que no creo que vaya a cambiar, incluso, puede que se afiance aún más en nuestra sociedad. Pero indiscutiblemente que eso tiene un gran impacto en la vida cotidiana, porque se ha instaurado la cultura de la rapidez, y en la vida no todo puede ser así. Lasa metas que nos proponemos ameritan de mucho trabajo, durante mucho tiempo, requiere tener paciencia, por lo que una cultura como la actual repercute directamente en esas esperanzas que las personas tienen de que lo que se propongan deben conseguirlo rápido, y cuando no es así, viene la desilusión muy rápidamente y el abandono del trabajo que están realizando para lograr lo que "quieren".
El tiempo, ese al que nunca le ganaremos, debemos saberlo aprovechar, para no caer en la trampa de la inmediatez.
