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Hace unas semanas publiqué dos posts de reflexión acerca de la relación entre literatura, vivencia y espiritualidad (ver 1 y 2). Pensé que quizás sería interesante aportar algo más en relación con el arte en general. Y es lo que me propongo hacer en las últimas ediciones de esta sección que cerraré al llegar a su número 50.

En el año 1911, el pintor ruso Vasili Kandinski publicó un libro bajo el título De lo espiritual en el arte. Kandinski es reconocido como el iniciador de uno de los más importantes movimientos vanguardistas en las artes plásticas del siglo XX: el expresionismo, y en él de la pintura abstracta, llamada para su caso como “abstracción lírica”.
En el libro mencionado Kandinski teoriza y reflexiona acerca de un sentido de lo espiritual, pero dirigido fundamentalmente a lo plástico, a la pintura, y sus elementos, sobre todo al color. Es una especie de “manifiesto” de sustentación de su propuesta expresionista. Por esa condición solo tomaremos unos fragmentos generales, que reproduzco a continuación.

Representada de manera esquemática, la vida espiritual sería un triángulo agudo dividido en partes desiguales, la menor y más aguda señalando hacia lo alto. Al ir descendiendo, cada parte se hace más ancha, grande y voluminosa. El triángulo tiene un movimiento lento, escasamente visible, hacia delante y hacia arriba: donde hoy se encuentra el vértice más alto, se hallará mañana la siguiente sección. Es decir, lo que hoy es comprensible para el vértice de arriba y resulta una tontería incomprensible para el resto del triángulo, mañana será razonable y con sentido para otra parte adicional de éste. En la punta del vértice más elevado a veces se encuentra un único hombre. Su contemplación gozosa es semejante a su inconmensurable tristeza interior. Los que se hallan más cerca de él no le entienden e indignados le llaman farsante o loco. Así vivió Beethoven, insultado y solo en la cumbre. ¿Cuántos años fueron necesarios para que una parte más grande del triángulo llegara al lugar en que él estuvo solo?

En una de sus novelas, Sienkiewicz compara la vida espiritual con la natación: quien no trabaja infatigablemente y lucha sin detenerse contra el naufragio, termina por hundirse irremediablemente.
Las épocas en que el arte no cuenta con un representante de altura, en que no se halla el pan transfigurado, son épocas de decadencia en el mundo espiritual. Las almas descienden continuamente de las partes
superiores y todo el triángulo parece encontrarse inmóvil. Se diría que se mueve hacia abajo y hacia atrás. En aquellas épocas mudas y ciegas, los hombres dan una valoración excesiva al éxito exterior (…)
El arte emprende el camino en el que, más adelante hallará el perdido qué, que constituirá el pan espiritual del despertar que empieza. Este qué no es el qué material y objetivo de la época superada, sino un contenido artístico, el alma del arte, sin la que su cuerpo (el cómo) no puede tener una existencia plena y sana, al igual que un individuo o un pueblo.
Este qué es el contenido que únicamente el arte puede tener, y que únicamente el arte puede expresar claramente con los medios que le son propios en exclusividad.

Como trato de no abusar del tiempo y la paciencia del posible lector, ni sustituir su interpretación, solo añadiré dos breves notas.
Puede observarse en la visión expresada por Kandinski, más allá del componente geométrico (tan relevante en la composición plástica desde los antiguos, y de implicaciones incluso religiosas), la idea de que el arte debe representar un impulso ascendente, como la punta de la pirámide, y que en ese vértice estaría el artista como un adelantado, expresión de la más alta búsqueda que la mayoría no se ha formulado o entendido. Más allá de estar de acuerdo o no con esa visión, de raigambre romántica, debe reconocerse la conciencia propia de su función como artista y de la que debía ocupar la atención del arte.
Lo otro relevante es que Kandinski piensa que la premisa del arte es el qué, diríamos lo buscado a través de él, donde estaría contenido lo espiritual, y eso debería hacerse concreto en un cómo, es decir, en eso que se suele llamarse forma. Para Kandinski el cómo tendría su sentido en el qué.

Gracias por su lectura.



#posh
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Hola, amigo @josemalavem
Kandinski, otro autor del cual escuché su nombre, más nunca he leído ninguno de sus textos.
Kandinski tiene toda la razón. Se podría decir, para explicarlo mejor, que los grandes artistas que nos han dejado ese legado histórico de maravillas, casi irrepetibles, son Espíritus Maestros.
El estar en la cúspide del triángulo significa que tienen un grado de progreso espiritual superior al resto de la población que ocupa el lado inferior del triángulo.
Esos Espíritus Maestros, que se encuentran reencarnando a la par que nosotros y a nuestro lado, tienen la misión de mostrarnos el progreso, aunque en el momento en que ellos crean obras tan admirables, no las comprendamos. Más adelante lo haremos y seguiremos sus pasos para llegar a la maestría que ellos nos han mostrado.
Al dejarnos tales bellezas, nos dicen: Sí se puede, tú puedes hacer lo mismo con mucho sacrificio y trabajo. Y vale la pena.
Gracias, por tan linda e interesante publicación.
Un abrazote
Muy acertada tu interpretación del fragmento reproducido del libro de Kandinski (a quien quizás no has leído, pero sí debes conocer su magistral obra plástica). Gracias a ti por la visita. Saludos.
Siempre me he preguntado si el propio artista que es capaz de interpretar o conceptualizar su obra. En mi experiencia propia, incluso al escribir, a veces me he encontrado con versos que no sé el cómo o el por qué, de lo que escribo. Para mí resulta fascinante cuando el artista intenta "echarnos el cuento" sobre su obra. Me entretuve mucho leyendo sobre ésto, especialmente porque para mí la pintura a veces me resulta un tanto inalcanzable su expresión.
Creo que los grandes artistas, con contadas excepciones, van forjando una conciencia de su propia obra y del arte en general (aunque no la hayan puesto por escrito en un ensayo); generalmente lo han hecho en cartas a amigos o familiares, como en el caso de Van Gogh. Gracias por tu visita, @criptoculto.