El Misterio de Morela - Historia Original

in GEMS5 years ago

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Hace poco recibí la llamada de mi amiga Morela, ella vive en el exterior y vino algunos días para Maracaibo. Me invitó a tomar un café y hablamos de muchas cosas, me dijo que se había casado y tenido una hija, me extrañó ya que ella no podía tener hijos, pero no le comenté nada al respecto, me comentó que se llamaba igual que ella, Morela.

Luego mi amiga sacó su celular y me mostró las fotos de su pequeña familia, mientras miraba las fotografías me llamó la atención que la niña tenía una pulsera de un intenso color dorado y el brillo de la prenda resaltaba mucho. Morela sonrió y me dijo que esa pulsera tenía una historia que si la contara nadie la podría creer, entonces le pedí que me la contara.

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Mi amiga se sentó a mi lado y me comenzó a contar:

Una tarde muy lluviosa Morela había salido del trabajo, las calles y avenidas estaban en su mayoría inundadas; cuando esto ocurre el transporte público en su mayoría deja de prestar sus servicios de tal manera que ella tuvo que caminar hasta su casa. Esa mañana había buscado unos exámenes médicos que le confirmaban que ella no podría tener hijos.

En ese caminar Morela pensaba que la vida le ponía obstáculos. Llegando a una esquina observó como en el medio de la calle de una tanquilla brotaba gran cantidad de agua, de repente Morela vio salir de allí algo que brillaba, la tomó con sus manos y se percató que era una pulserita muy pequeña que tenía grabado un nombre, pudo leer el nombre, decía "Morela".

Al llegar a su casa la joven mujer llegó a lavar y pulir bien su nueva adquisición, al detallarla se dio cuenta que sus dimensiones indicaban que era una pulsera para una bebé. Un fuerte vacío sintió Morela en su pecho, toda su fortaleza se quebró y mirando la pulserita estalló en llanto.

La cansada muchacha se acostó en la cama y a los pocos segundos se durmió, al cabo de dos horas comenzó a soñar, en su sueño ella se estaba casando, se veía a sí misma con un hermoso traje blanco de novia caminando hacia el altar. Cuando terminó la ceremonia se dirigieron a las afuera de la iglesia y se dio cuenta que estaba en una avenida conocida de la ciudad, pero no sabía con certeza cuál era, se montó con su esposo en un lujoso carro y se marcharon.

A la mañana siguiente Morela se despertó muy contenta, se vistió rápidamente y se fue a trabajar, no sin antes guardar su reciente amuleto, sentía que lo de la pulserita y el sueño eran sin duda buenos augurios.

Al llegar la noche Morela volvió a soñar, esta vez soñó que estaba embarazada, y que vivía feliz con su marido, vivían en una hermosa casa con un estilo antiguo, frente a la casa iglesia donde se había casado.

En la tercera noche de haber conseguido esa pulserita, Morela comenzó a preguntarse de quien sería, sin respuestas se quedó dormida para volver a soñar. A diferencia de los dos sueños anteriores, esta vez Morela se veía llorando. Su marido le gritaba fuertemente en su cuarto, e l hombre la miraba con ojos de odio. Su marido la tomó con fuerza y la sentó en una silla, luego la sujetó de manos y pies con una fina cuerda, la golpeó fuertemente en la cabeza y ella quedó inconsciente.

Su esposo salía rápidamente de la habitación, bajó por las escaleras a la sala, sacó varios sacos de cemento y bloques de un armario y los llevó al cuarto, y como un albañil hizo una mezcla de cemento y comenzó a sellar la ventana con los bloques. Luego bajó de nuevo a la sala y selló todas las ventanas y puertas que daban al exterior de la casa, la última en sellar, fue la puerta trasera, cosa que hizo desde el exterior marchándose. Morela despertó de su horrible pesadilla exaltada, se levantó de la cama y trató de calmarse, miró el reloj y ya era tarde, debía irse a trabajar

Morela llegó a su casa muy agotada y con un fuerte dolor de cabeza, no había dormido nada bien la noche anterior, entró al cuarto y se quedó dormida. Al cabo de una hora volvió a soñar, Morela comenzó a ver como ella despertaba y trataba desesperadamente de zafarse de sus amarres, con gran esfuerzo logró liberarse, entonces al darse cuenta que estaba encerrada trató de pedir ayuda.

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Morela trató de encender el aire acondicionado pero este no funcionaba, su marido no sólo había cortado el sistema de acondicionamiento, sino también la había dejado sin agua y sin comida, lloraba sin cesar, no sólo sufría por ella, también lo hacía por su bebé, sabía que los dos iban a morir. En su pesadilla Morela sentía que el tiempo pasaba muy rápido, se veía a sí misma y como su debilitado cuerpo se arrastraba por el piso.

Como pudo volvió a subir al cuarto y de una gaveta sacó una pulserita de oro, la pulsera tenía gravado el nombre de Morela, sabía que su bebé iba a ser una niña, lloró y apretó la pulsera con fuerzas en su mano, luego calló en el piso y exhaló su último aliento. Morela había muerto junto a su bebé no nacido, un extraño sentimiento la invadó cuando se vio morir a sí misma, pero su pesadilla no había terminado. Repentinamente vio como su cuerpo se descomponía rápidamente, era como si viera una película a alta velocidad, , todo esto lo soñaba Morela queriendo despertar.

Morela veía como su cadáver descompuesto se llenaba de gusanos, de uno de los drenajes del baño salieron algunas ratas, y comenzaron a comer su carne, ella veía como algunas ratas le desprendía su mano, mano en la que tenía aún sujetada la pulserita de oro, entonces uno de los roedores se llevó una parte de los restos entre sus dientes y con ellos la pulsera, el asqueroso roedor corrió y entró de nuevo por el drenaje del baño. Repentinamente la pulserita se desprendió del hueso que la sujetaba y calló en las aguas negras. Morela veía la pulsera siendo arrastrada por estas aguas hasta que por fin logro despertar dando gritos en su cama.

Morela se levantó y tomó la pulserita, la tiró a la basura deshaciéndose de ella. Inevitablemente a altas horas de la noche se quedó dormida profundamente y tranquila. Por alguna razón Morela volvió a buscar la pulsera que había tirado, había algo en ella que le atraía. Comenzó a pensar qué hacer con la prenda y se le ocurrió llevarla a una iglesia para contarle lo sucedido a un cura y que este bendijera.

Morela decidió al fin ir con la prenda a una iglesia católica, cuando caminaba hacia la iglesia observó que la calle le era muy parecida a la que daba al frente de la casa donde vivía en esa horrible pesadilla. Cuando llegó frente a la iglesia y vio su entrada sufrió otra impresión, la iglesia era idéntica a la de sus sueños.

Morela se sorprendía de la similitud del interior de la iglesia con la del sueño, luego de hacer un gran esfuerzo llegó al confesionario, allí se sentó y sacó la pulsera de su bolsillo, le contó todo al sacerdote. Al terminar su relato le pidió al padre que bendijera la pulsera, al salir del confesionario observó que el sacerdote estaba un poco nervioso.

—¿Pasa algo, padre? —preguntó Morela preocupada,

—No, no pasa nada —contestó el sacerdote con un tono nada convincente.

El cura hizo todo el ritual correspondiente y bendijo la pequeña pulserita, Morela le dio las gracias, pero cuando se disponía a bajar del altar el padre la tomó por el brazo y le dijo:

—Hija mía, todo lo que me has contado es muy extraño, y existen ciertas coincidencias con algo que sucedió hace muchos años y me fue contado por uno de los padres que me precedieron en esta iglesia.

El padre la condujo a una oficina, le mostró un registro de casamientos y había uno de una mujer que se llamaba Morela. Al ver esto Morela se sorprendía enormemente, miraba al padre y le preguntaba todo tipo de cosas, pero este argumentaba no poder dar detalles al respecto.

Luego el padre le dijo que tenía que mostrarle otra cosa pero fuera de la iglesia, al salir Morela y el sacerdote cruzaron la calle y caminaron pocos metros, allí le mostró una casa que era idéntica a las de sus pesadillas, estaba totalmente tapiada, y había estado así por muchos años; la casa tenía el nombre: Morela.

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El sacerdote le dijo que la pareja que se casó en la iglesia y que estaba en el registro que le había mostrado se mudaron a esa casa, pero que un día, la vivienda amaneció totalmente sellada por todas partes, les dijo que habían muchos mitos sobre esa casa e incluso hasta leyendas urbanas, pero nunca se ha sabido nada en concreto.

Mi amiga Morela terminó de contarme esto con una sonrisa en sus labios, me miró y en sus ojos había lágrimas, pero se notaba que era de felicidad y alegría.


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Muy interesante tu relato amigo. Felicitaciones.
Por cierto, un amigo mío publicó en mi Blog un relato titulado Morella.
Te lo dejo por aquí para que, si lo deseas, lo leas. Te reitero mi felicitación.
http://delosprinciposquequedaronatras.blogspot.com/2017/08/evocando-morella.html

Qué buen relato!