Fuente
Suena el teléfono a las 3 de la tarde
-Hola ¿cómo estás?
A lo que ella emocionada responde
-Bien ¿y tú? ¡Que sorpresa ¡
Él con voz sensual replica
-Pues estoy en la ciudad, te espero donde siempre a las siete.
- Siií -grita ella, y él le recuerda que sabía cómo debía llegar.
A lo que ella dice
-Sí señor.
-Sabes que eres importante y que todo lo que eres es parte de mí, solo espero venir a la ciudad para estar con la mujer que mueve mi vida y la hace importante.
A las siete ella toca la habitación 344 del hotel donde habían quedado y donde mes a mes se ven
-Entra, hermosa, cierra la puerta.
Al hacerlo siente como el la recuesta a la pared y le pregunta:
-¿Has venido como te pedí?
Ella solo abre sus piernas para que él corrobore que está sin ropa interior, a lo que el apretando su sexo le susurra
-Bien así me gusta, buena chica. -besando su cuello, sus manos recorriendo el cuerpo de esa amante que le enloquece y enciende la sangre, solo de escucharla.
Ella le entrega todo lo que tiene, en esos encuentros donde ambos le dan rienda suelta a la imaginación, el deseo y la lujuria de la que ambos están hechos.
Sus lenguas recorriendo cada parte de sus cuerpos, manos, sexos húmedos y los gemidos que no dejan de recorrer cada rincón de la habitación de ese hotel que se hace cómplice.
Él la tumba en la cama y sus piernas quedan abiertas, admira la belleza de ella, que no teniendo un cuerpo escultural es el que le da el placer que quiere y sin límites le entrega.
Su boca pegada al sexo para beber del néctar de la mujer que le hace sacar su macho alfa que se esconde en él.
Grita de placer cuando su hembra llega a un orgasmo y la voltea para penetrarla tan fuete como sus deseos le son dados en ese momento.
Sus cuerpos chocan más y más, ella resiste con dolor y placer cada embestida de quien es su dueño en ese momento, y siente como su cuerpo se contrae para ambos experimentar el orgasmo más delicioso de dos animales en celo.
Caen en la cama agotados de la faena y sus mentes entran en un estado de paz y tranquilidad.
Ella recostándose en su pecho le dice:
-Es hora de irme, se hace tarde, me esperan en casa.
Al vestirse ella le dice.
-Gracias por el regalo
-¿Regalo?
-Sí, hoy es mi cumpleaños, pensé lo habías recordado.
Sale de aquel cuarto de hotel que mes a mes es testigo de su amor furtivo
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Otro buen cuento de tono erótico bien logrado, con cierta picardía, como sueles escribir. Saludos, @silviathomson.
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