¡Hola, preciosa flores de la comunidad! ¿Vieron lo hermoso que es este día? ¡Sí! ¡Hay un nuevo capítulo de Mi Flor! Antes de leer el siguiente capítulo, es importante que leas las publicaciones anteriores para mayor entendimiento(Mi Flor)de esta maravillosa historia.
¡Un nuevo día, hermoso y radiante para cumplir mis sueños! Empecé el día con mucha energía, la derroché en mi rutina de ejercicios matutinos, tras eso aproveché mi mañana para preparar como desayuno recomendado por mi entrenadora profesional, un suculento bagel de ensalada de garbanzo. Disfruté mi mañana libre, por no tener compromiso con la Editorial Cali. Me di el gusto de estar en la bañera con agua caliente, aproveché de aplicar en mi rostro una mascarilla de aguacate, desayuné viendo una serie llamada: La Venganza de Analía y mensajeaba a mi amor.
◄Roses 09:33 am. ¡Hermoso día, Maximiliano!⛅
◄Maximiliano D´Angelo 09:36 am. ¡Buen día, my cute baby! ☀ Descansa y aprovecha tu mañana. Te quiero toda la noche para mí. ♡
◄Roses 09:38 am. Estoy pensando hasta ir en pijama 😂
◄Maximiliano D´Angelo 09:50 am. No está ni mal su idea, señorita. (novio muy feliz) Estoy contando las horas para verte, preciosa
Se me pasó la mañana hablando tranquilamente con mi mejor amiga, Hailey, quien me contó de su nueva vida con la maternidad. Escuché música instrumental, mientras limpiaba el baño, aproveché para elegir mi outfit para la noche. Disfruté una clase grupal por video-llamada de yoga, donde me conecté con mi lado espiritual.
Mientras preparaba mi almuerzo con ánimo, me llegó un mensaje de una chica que tenía su turno en el laboratorio, explicando que tenía un asunto familiar repentino por atender, fue así, como mi tarde de relax y libertad se vio suplantada por un montón de análisis.
Mientras iba en el taxi al laboratorio, decidí enviar un mensaje a Maximiliano.
◄Roses 09:38 am. Descansaré, cuídate.
◄Maximiliano D´Angelo 09:40 am. Contaré las horas para verte, cielo mío.
Aproveché mi mañana para hablar con Hailey, mi mejor amiga, respecto a su nueva vida como mamá de un pequeño rubiecito. Tomé unos minutos para relajarme, escuchar música instrumental y elegir un outfit precioso para mi cena especial. Disfruté de mi clase de yoga grupal por video, donde practiqué mi conexión espiritual.
Cuando pensé que todo iba viento en popa, mis planes de descanso pleno en la tarde se vieron interrumpidos por un inconveniente en el trabajo, me tocó cubrir un turno que sería remunerado. A una de las chicas que trabajaba ese día en la clínica, se le presentó un problema familiar, por lo tanto, no podría asistir a su trabajo y debía ser cubierta.
Tomé un taxi rumbo a la clínica. En camino a mi trabajo envíe un mensaje a Maximiliano.
◄Maximiliano D´Angelo 12:45 am. Amor, trabajaré esta tarde. ¿Puedes pasar por mí?
◄Roses 12:50 am. Nena, estoy en una reunion y salgo a las 7:30 pm de la empresa. Mi guardaespaldas pasará por ti. Envía la dirección. Xoxo, preciosa.
Mi trabajo fue sencillo esa tarde, no tenía mucho que analizar, así que aproveché de leer unos resultados.
Esperé un largo rato en la entrada de la clínica, hasta que vino por mí, un auto negro con vidrios templados. El guardaespaldas de Maximiliano, era un hombre vestido con esmoquin negro, aspecto cargado de seriedad, cabello rubio, liso y de una estatura muy alta, fornido. El hombre se limitó a saludarme con amabilidad, instaló un cd de música de México, manejó con los labios en una línea recta a una ruta desconocida.
Entramos en un condominio privado con una serie de claves y una tarjeta. Estacionó en una infraestructura cubierta de seguridad desde la entrada, la cual tenía puertas francesas y transparentes. El guardaespaldas abrió para mí la puerta del automóvil y seguidamente la puerta de un hogar, el hogar de Maximiliano D´Angelo.
-¡Que tenga buen día! El jefe me ordenó dejarla aquí.-Tras esas palabras, desapareció adentro de la casa.
Detrás de las puertas francesas se ocultaba un espacio con paredes coloridas, cuadros familiares, desprendía un olor a frutas frescas, incluso había servicio trabajando en la limpieza, cocina y lavandería. Me incorporé con un miedo desconocido en un puff azul ubicado al fondo de una sala hogareña, junto a una chimenea calentita, una biblioteca llena de montón de libros variados, una pantalla plana HD.
-¡Hola señorita! ¡Bienvenida!-Susurró con dulzura, apareciendo desde una puerta tallada en madera, una mujer pelinegra, ojos pequeños y unas manos suaves. Gozaba de unos cincuenta años y una dulzura inmensa.
-¡Hola! Por favor, un vaso de agua natural. –Pedí. Estaba repentinamente sedienta. Inmediatamente tras mi pedido desapareció y minutos más tarde, regresó con un vaso de vidrio lleno de agua y un bol de galletas recién horneadas que olían espectacular.
-Aquí tiene, señorita. Le dejo estas galletas recién hechas que le encantan a mi niño, Max. –Expuso sonriendo.
-¡Gracias!-Agradecí, ella volvió a marcharse.
Estuve casi una hora en soledad y silencio, hasta que decidí averiguar cómo encender la televisión, pues la casa contaba con una tecnología de última clase.
Cuando encontré una manera de ocupar mi atención, nada más y nada menos que revisando los libros de la biblioteca, llegó mi apuesto novio. Cerró mis ojos con sus manos, besó mi frente y me sorprendió con un regalo inesperado.
-Lamento la tardanza, amor… -.Se disculpó. –Te traje un poco de helado para compensar mi ausencia, además te lo mereces y solo por un día nos vamos a saltar la dieta. –Añadió y nos reímos al mismo tiempo. ¡Dios! Como amaba verlo sonreír, era magnifico.
-¡Te extrañe todo el día!-Murmuré, quedándome acostada en el mueble.
-No creo que tanto como yo. –Respondió. –Seguramente te han atosigado el servicio-Soltó de pronto.
Negué rotundamente. –Para nada, se mantuvieron en sus labores diarias.-Revelé
-Me voy a encargar de presentarte a más que un servicio, mi otra familia. –Expresó. Se desligó de mí unos minutos para ir por un grupo de personas, para él, muy especiales.
Minutos después vino con un grupo de trabajadores, entre ellos, dos mujeres, una que se había presentado ante mí con las galletas y el vaso de agua cristalina.
-Ellas son el complemento perfecto: Alice y Paty, hermanas y excelentes chef. –Se refirió a dos mujeres que eran gemelas.
-Él es mi guardaespaldas, mi amigo y mi amo de llaves, un hombre de pocas palabras, él es César. –Presentó. El hombre saludó con la mano.
De pronto, en medio de las presentaciones, una voz dulce resonó en la sala.
-¡Titoooo!-Gritó una pequeña rubiecita, rebosante en ternura. Maximiliano se alejó del ambiente un poco, se agachó para recibir en sus brazos a la pequeña.
Poco tiempo después, presentó cordialmente al producto de su sonrisa constante.
-Ella es la princesa Gala, tiene un año y medio, pero que no te engañe, ni la edad, ni la altura.–Anunció.
-¡Hola preciosa!-Susurré con cariño, pero eso produjo que la criatura se aferrara más a Maximiliano, producto de desconfianza.
-Ella es mi novia, la señorita Roses. Espero el trata sea agradable, ameno y sumamente cordial. –Pidió. Todos los presentes asintieron.
-¡Así será, señor!-Dijeron al mismo tiempo.
Seguidamente todos los empleados abandonaron la sala. La pequeña Gala besó la mejilla feliz de Maximiliano y se marchó.
-Ahora sí, mi día está completo. –Admitió. –Soy muy feliz, sabiendo que mi segunda familia te conoce. –Acotó y besó mis labios con seguridad.
-¿Cenamos juntos en mi terraza?-Preguntó, incorporándose en el mueble.
-Sí, señor.-Bromee. Él entrecerró los ojos y me miró riendo luego.
Esa noche fue perfecta, había frescura en el ambiente, así que provocaba estar. Miramos las estrellas, delimitándolas. Cenamos a la luz de la luna y velas aromáticas, bebiendo un delicioso Milkshake Vegano de chocolate y cerezas. No olvidamos nuestro delicioso de fresa, mantecado y chocolate, saltando la dieta.
-¿Por qué me estás hacienda pecar?-Interrogué mientras comía de un bol de helado exquisito.
-¿No crees que nos merecemos comer algo rico?-Susurró. Acarició la comisura de mis labios, según él, limpiando un poco de helado. No respondí.
-¿Cómo estuvo tu día?-Interpretó.
-Fue alucinante. –Respondí y bostecé. Me levanté de mi silla, me recosté en una hamaca que se balanceaba. Maximiliano reconoció mi cansancio, sin duda alguna había sido un día muy largo, súper productivo. Despacio acarició mi cabello, dio caricias a mi rostro.
Todo este contenido literario es original de Valentina Padrón. ¡Gracias, feliz día!
¡Gracias estimada comunidad por apoyar mi mundo, mi vida, mis letras! :)
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¡Gracias! ¡Feliz semana!
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