Hello, coffee lovers around the world.
Today I'd like to share a summary of my process for making my own coffee.
Do you remember when I showed you my coffee plants in another post?


These are plants of the Arabica variety called Caracolillo (at least that's what it's known as here in Cuba), and it produces excellent coffee. The harvest ended a while ago, and now it's time to make the coffee.

The bean, once pulp removed and dried, looks like this. It's called a "caracolillo" (little snail) because of its resemblance to a small snail.
I'm not sure, but I think it's the smallest coffee bean there is. If it isn't, it's certainly among the smallest.
If you know of any smaller ones, please let me know in the comments.
Let's continue...

Historically in my country, coffee has been roasted in iron pots. Iron is an excellent conductor and retainer of heat.
In a pot like this, we shouldn't put more than a pound of coffee, otherwise it won't roast evenly. The idea is for the beans to roast evenly, to ensure that no raw beans remain.

As we roast the beans, we stir them with a wooden paddle. Wood is recommended because it won't scratch the pot and it's not a good heat conductor.
And believe me, it gets hot.

This way you can observe how the coffee beans darken.

Here in Cuba, some people like to add a little brown sugar (unrefined) to the coffee beans when they're like this or a little more roasted.
I'm one of them. It makes the coffee a bit tastier and stronger.

That way, we keep roasting and stirring the beans until they look like this.
How do we know when they're ready? It's not because of the black color.
That's a mistake.
We know the bean is ready when you take it out and press it with your finger or a spoon and it breaks easily.
If, when broken, the inside has that brown color 🟤, the coffee is perfect.
If you roast it too much, you get an undesirable bitter coffee. That's not what we want.

The next step is grinding it. In Cuba, they used an object called a Pilón, which consisted of a wooden log, hollowed out halfway, and with another, narrower log, they crushed the beans until they were almost a powder.
We'll use these grinders. This way, we can regulate the coarseness of the grind. What we're aiming for is the finest possible grind.

It should look something like this. But there's only one way to know...

And that's by brewing a good coffee. We have to test our product.
Never grind all the beans at once. Always grind only what you're going to brew. That way, if it's not the way you like it, you can roast it a little longer. You can test it as you go.

This one I made is perfect this way.

I hope you can try it ☕. Cheers!
Versión en español
Hola, amigos del café alrededor del mundo.
Hoy quisiera compartirles una síntesis de mi proceso para preparar mi propio café.
¿Recuerdan que les había mostrado mis plantas de café en otro post?


Esas son plantas de la especie arábica llamada caracolillo (la menos así se le conoce aquí en Cuba) y da un excelente café.
Ya la cosecha terminó hace tiempo y me toca preparar el café.

El grano, ya sin pulpa y seco se ve de este modo. Se le dice “caracolillo” por la semejanza que tiene el grano con un pequeño caracol.
No estoy seguro, pero creo que el el grano de café más pequeño que hay. Si no lo es, está entre los más pequeños.
Si ustedes conocen otro más pequeño, díganmelo en los comentarios, por favor.
Sigamos...

Históricamente en mi país el café se ha tostado en ollas de hierro. El hierro es un magnífico conductor y preservador de calor.
En una olla como esta no debemos echar más de una libra de café, o de lo contrario, no se tostará de forma pareja. La idea es que el grano se tueste parejo, para garantizar que no queden granos crudos.

A medida que vamos tostado el grano, lo vamos moviendo con una paleta de madera. La madera es lo aconsejable, ya que ni raya la olla ni es buena conductora de calor.
Y créanme, esto se pone caliente.

Así van observando cómo se va oscureciendo el grano de café.

Aquí en Cuba, hay quienes gustan de echarle un poco de azúcar parda (sin refinar) al grano de café cuando se encuentra así o un poco más de tostado.
Yo soy uno de esos. Queda un poco más sabroso y fuerte el café.

De ese modo vamos tostándolo y revolviendo el grano hasta que nos quede de este modo.
¿Cómo sabemos que ya está? No es por el color negro este.
Eso es un error.
Sabemos que el grano está listo cuando lo sacas y lo presionas con el dedo o una cuchara y se parte con facilidad.
Si al partirse, el interior tiene ese color marrón 🟤, está perfecto el café.
Si lo tuestas demasiado, te sale un café amargo indeseable. Eso no es lo que queremos.

El siguiente paso es molerlo. En Cuba se utilizaba un objeto llamado Pilón, consistente en un tronco de madera, hueco por dentro hasta la mitad y con otro tronco más estrecho se machacaba el grano hasta dejarlo hecho casi un polvo.
Nosotros utilizaremos estas máquinas de moler. Así podemos regular el grosor del polvo. Lo que buscamos es que sea lo más fino posible.

Algo así debe quedarles. Pero solo hay una manera de saberlo...

Y es preparando una buena cafetera. Tenemos que probar nuestro producto.
Nunca muelas todo el grano de una vez. Siempre muele solo el que vas a preparar en la cafetera. De ese modo, si no te queda como gustas, puedes tostarlo un poco más. Así lo vas probando.

Este que preparé, está perfecto de este modo.

Ojalá y pudieran probarlo ☕.
A su salud!
Espero probar ese café algún día