Atendiendo a la convocatoria –solidaria y pertinente– del concurso ideado y promovido por @talentclub en torno al COVID-19, escribí este ejercicio al modo microficción o relato breve en clave realista, desde la situación venezolana, que presento a su gentil consideración. Saludos.
Caminar las calles tras las huellas del alimento –el pan nuestro de cada día, decía la oración. No podía evitar salir y tropezarse con la gente, subir a un autobús, cuando el poco dinero efectivo en el bolsillo lo permitía, y apretujado hacer el viacrucis diario de buscar la subsistencia. Era un riesgo, lo sabía. Estaba expuesto a contraer el virus que estaba acosando ahora con más saña, como si fuese un verdugo consciente del daño capaz de producir en la víctima. Varios vecinos habían enfermado, e incluso no superado su letalidad. Salía a vender los mangos que "tomaba" de matas de algunos patios, de parques o urbanizaciones, o algunos helados caseros ("tetas", le llamaban, pues había que chuparlas) hechos de lo que se pudiera. No había podido comprar un tapaboca confeccionado; usaba una vieja tela que su mujer había conseguido y medio cocido para usarla con ese fin. Todo se había vuelto tan duro y difícil; la vida era casi una enfermedad, ahora redoblada por este virus. Pero no podía flaquear, aunque quisiera de vez en cuando abandonar. Cada tarde debía regresar con algo de dinero para comprar lo poco que permitiera a su familia sobrevivir. Eso era: un sobreviviente, como esos que a veces había visto en películas o en fotos de los periódicos; nunca pensó que llegaría a esto. De vuelta, cansado del áspero día, volvió sus ojos al cielo nublado, y pensó en aquella otra frase: Líbranos de todo mal. ¿Cuál de tantos? El mal había irrumpido hacía mucho.
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Maravillosa historia, es la realidad de cientos de personas, que luchan día a día por sobrevivir, por llevar algo de comida a casa, además, introducir algunas frases del padrenuestro, da a esta historia un toque especial, un toque mágico.
Un fuerte abrazo @josemalavem y mucha salud para ti y tu familia.
Gracias por tu visita y tu comentario, querida @marpa. Saludos.
Un soliloquio del 'camina o revienta', de una situación inesperada que nos pone en una tesitura netamente shakesperiana llevada al ser o no ser de cada día y de cada situación que nos está planteando ésta pandemia, que nos obliga a arriesgarnos para sobrevivir y donde incluso mirando al cielo, no dejamos de plantearnos la angustiosa cuestión de qué ocurrirá mañana. Me ha gustado mucho tu exposición, que en el fondo, es una angustia que no dejamos de plantearnos todos, porque a pesar del miedo, la vida nos empuja y si por algo hemos llegado hasta aquí, es precisamente por nuestra adaptación a los diferentes episodios que ésta nos plantea. Te deseo mucho éxito y te envío un fraternal saludo
Agradecido por tu generoso comentario, @juancar347. Efectivamente, en gran parte esa angustia es compartida en cualquier parte del mundo que afronta esta pandemia. Solo que en Venezuela es la gota que rebosó el vaso (aunque puede haber otras, quién sabe). Saludos.
Hermoso y conmovedor texto, @josemalavem. No pude dejar de visualizar esa realidad que plasmas aquí, y que en Venezuela ya es cotidianidad, agua de todos los días. Me voy con el corazón arrugadito, pero con la esperanza de que esto cambiará pronto. Abrazo fuerte para ti.
Gracias por leer el texto y comentar, @nancybriti. Una realidad pre y pos-COVID19.
Una triste historia que se multiplica por miles, querido @josemalavem. Es un relato impregnado de dolor, resignación y con algo de fortaleza en medio de la adversidad. No se puede flaquear, siempre hay que continuar. Mucha suerte en el concurso, un abrazote.
Agradezco tu visita y comentario, querida @aurodivys. Creo que sintetizas muy bien el estado de ánimo del hablante. Saludos.
Me encantó, tan preciso y mágico, tan corto y profundo a la vez. la experiencia cala en el alma.
Agradecido por tu interpretación y valoración, @zullyscott. Saludos.