With the light of the candle as Veronica's only witness, as her footsteps echoed through the dark corridors of that ancient castle, a figure emerged from the shadows, gliding behind her. She couldn't believe what her eyes were seeing, what her skin was feeling: a chill that wasn't just cold. She sought refuge in the flickering light of the candle, her only companion in that oppressive darkness.
But the initial shock faded, replaced by a strange calm. The figure, enveloped in a white robe that emanated its own, almost blinding light, seemed to radiate tranquility. It extended its arms, as if it were waiting for Veronica, as if it were calling her. The candle, her guide, trembled in her hand.
She thought about following it, about letting herself be carried away by that light that promised peace. But something stopped her. 'Why would a virgin, in such a gloomy place, wait for me with open arms?' Veronica thought. 'What kind of welcome was that?' Doubt turned into fear when she observed its face closely. There was no serenity, no love, only a cold seriousness, a disdain that made her step back.
In that instant, she understood the truth. It was not a virgin, but a shadow that was trying to possess her, disguised as her devotion. The candle, witness to her terror, illuminated her escape. She fled the castle, which she had only gone to explore, leaving behind the promise of an eternal darkness.
ESPAÑOL.
Con la luz de la vela como único testigo de veronica, mientras sus pasos resonaban en los pasillos oscuros de aquel antiguo castillo, una figura surgió de la penumbra, deslizándose tras de ella. No podía creer lo que sus ojos veían, lo que su piel sentía: un escalofrío que no era solo frío. Busco refugio en la luz parpadeante de la vela, su única compañía en esa oscuridad opresiva.
Pero la impresión inicial se desvaneció, reemplazada por una extraña calma. La figura, envuelta en un traje blanco que emanaba una luz propia, casi cegadora, parecía irradiar tranquilidad. Extendía sus brazos, como si estuviera esperando por veronica, como si la llamara. La vela, su guía, temblaba en su mano.
Penso en seguirla, en dejarse llevar por esa luz que prometía paz. Pero algo la detuvo. ¿Por qué una virgen, en un lugar tan sombrío, me esperaría con los brazos abiertos? -penso veronica- ¿Qué clase de bienvenida era esa? La duda se transformó en miedo cuando observo su rostro con detenimiento. No había serenidad, ni amor, solo una seriedad gélida, un desdén que la hizo retroceder.
En ese instante, comprendio la verdad. No era una virgen, sino una sombra que intentaba poseerla, disfrazada de su devoción. La vela, testigo de su terror, iluminó su huida. Escapo del castillo, que solo fue a explorar, dejando atrás la promesa de una oscuridad eterna.
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