Matihas, en un intento de querer mantener el equilibrio y desafiar las rocas babosas halladas debajo del agua, apostó que podía sostenerse más de cinco minutos de pie sobre una de ellas. El niño no sabe sino de tiempo empirico pero aún así quiso apostar y confiar en su habilidad de mantenerse y no caerse.
Morimos de risa cuando apenas en el primer intento cayó de espaldas hacia el agua. Por supuesto, Matihas no se dió por vencido, la primera caída no lo desanimó, se excusó diciendo que había pisado mal la piedra, pidió una nueva oportunidad más una condición que no había sido negociada al principio. Matihas pidió apoyo para posarse sobre la piedra y cuando él diera la voz de inicio se comenzaría a llevar el conteo.
El trato fue consolidado aunque incumplió la primera palabra. El niño reía con picardía, su chantaje surgió efecto, tuvo la segunda oportunidad. Lo ayudamos a ponerse de pie y esperamos su confirmación para tomar el tiempo. Cuando Matihas dijo: !Ya¡
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Muy gracioso tu relato y bien contado. Saludos
Gracias!! Valoro el apoyo.
Los niños no se dan por vencidos muy fácilmente. Buena historia. Saludos.