Ingerir algún tipo de licor es una actividad muy antigua y generalizada. Su uso social es conocido, no hay evento donde no esté presente. Desde muy jóvenes muchos comienzan a beber sin reflexionar siquiera acerca de las consecuencias.
El alcohol desinhibe, muchos muestran sus intenciones, sentimientos, perversiones y más. Los incidentes relacionados con el alcohol van desde amoríos, infidelidades, hasta abusos sexuales o peleas con resultados lamentables.
Un poco de alcohol no es del todo dañino, el problema reside cuando la persona no logra controlar su ingesta, se pasa de tragos y comete actos bochornosos; cada persona que ingiere licor debería saber poner sus límites y analizar a fondo lo que gana y pierde con este hábito.
Muchos hogares se han roto a causa de la falta de sentido común de quienes aún sabiendo que el beber en exceso les trae problemas, lo siguen haciendo.
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