"Nothing is more mysterious for a person who discovers and connects with art, than knowing if they will be able to eat it."
Art as a tool to live economically from it, is hard work, which leads to developing an immeasurable perseverance, full of inexhaustible patience, and as much discipline as the universe is infinite; although at first glance to the common eye, an artist is just a crazy misfit, rebel against the established rules of a hypocritically traditionalist society.
And it is then that Carl Orff's fortune begins to turn playing with sanity, invading thoughts of doubt, knocking on the door of faith and hope where fear magically arrives making its star appearance, delivering a letter with the first question ; Will you be able to live on this? and the conscience that lives from the present, responds; "NO". Up to this point, insecurity invades the space of the muse, accompanied by fear of criticism, due to the lack of technique in the work, an anguish is generated that only embitters existence and the essence itself.
After some time, the discipline becomes a friend of the artist, it teaches him everything necessary to reach the maximum of the technique, years of effort and sacrifice have passed; tears, complaints, laughter, emotions are strengthened and that is when in a brief breath, the Muse shines more than ever, her inspiration has returned, art has become a way of life, both can live in peace, because they know that they will be able to feed themselves safe that they will never be afraid and hungry again.
“Nada es más misterioso para una persona que descubre y se conecta con el arte, que saber si podrá comer de este”.
El arte como herramienta para vivir económicamente del mismo, es un arduo trabajo, que conlleva a desarrollar una inconmensurable constancia, llena de una inagotable paciencia, y tanta disciplina como infinito es el universo; aunque a simple vista para el ojo común, un artista es solo un loco desadaptado, rebelde de las reglas establecidas de una sociedad hipócritamente tradicionalista.
Y es entonces como la fortuna de Carl Orff comienza a girar jugando con la cordura, invadiendo los pensamientos de dudas, tocando en la puerta de la fe y la esperanza donde mágicamente llega el miedo realizando su aparición estelar, entregando una carta con la primera interrogante; ¿Podrás vivir de esto?; y la conciencia que vive del presente, responde; “NO”. Hasta este punto la inseguridad invade el espacio de la musa, acompañada del miedo a la crítica, por la falta de técnica en la obra se genera una angustia que solo amarga la existencia y la esencia en sí.
Pasado algún tiempo, la disciplina se hace amiga del artista, le enseña todo lo necesario para alcanzar la máxima de la técnica, años de esfuerzo y sacrificio han pasado; lagrimas, quejas, risas, las emociones se fortalecen y es ahí cuando en un breve respiro, la Musa brilla más que nunca, su inspiración ha vuelto, el arte se ha convertido en una forma de vivir, ambos pueden vivir tranquilos, porque saben que podrán alimentarse seguros que nunca más volverán a tener miedo y hambre.