Hay un océano de pensamientos recorriendo cada parte de esta existencia. Un barco, ojalá de eso dispusiera. Me siento a la orilla, en el medio, en el huracán mismo, en la conciencia tranquila; en la parte más alta de una nube a observar cómo la tierra se divide en 5 partes y desde el fondo del abismo, en donde las especies marinas no emergen de su naufragio. En todas ellas estoy, anhelando algún barco, un pequero, si quiera, para recolectar cada uno de esos ávidos pensares y darles orden, y darles consciencia; y darles vida: La vida está dentro de la consciencia y la vorágine que nos sumerge conduce al sepulcro.
Aún así, sonrío, porque el océano se vuelve calmo mientras una pequeña lona me invita a surcar, sonreir y respirar dentro de este pequeño mar, sumergido dentro de nuestra pequeña tierra, perdida en este vasto vacío al que llamamos universo.
Un pequeño ejercicio poético a través de la dinámica de 5 minutos. Es la primera vez que lo hago a través de esta iniciativa y la verdad, se sintió bastante liberador (lejos de presiones y todas esas consideraciones que implica la escritura). Espero lo hayan disfrutado.
Gracias por leer
