Fuente
La figura que se refleja en el espejo es la suya, pero no su rostro.
Cierra los ojos para ver si es alguna broma de su vista pero todo sigue igual.
Hace gestos y estos son repetidos por el cuerpo del espejo pero no por la cara.
No puede controlar el latido acelerado del corazón.
Se va hasta el baño donde lo pequeño del espejo solo refleja su rostro y se vuelve a repetir el extraño fenómeno.
¿Serán los efectos de los medicamentos que toma para la colitis?
¿Será un episodio frugal de esquizofrenia?
Va hasta el cuarto y se tira en la cama a ver televisión.
Se queda dormido.
Tiene una pesadilla.
La muerte se lo lleva través de un espejo y el rostro de ella es el que se reflejaba en los suyos.
Pero no solo hacia eso sino que antes lo descuartizaba y su cuerpo, como un muñeco de juguete desmembrado, quedaba ensangrentado y desparramado por el piso antes de desaparecer.
Se despierta sobresaltado, casi infartado ante lo horrible del espectáculo.
Temblando como si la la temperatura de la habitación estuviera bajo cero.
Necesita aire fresco.
Sale a caminar.
Ya es de noche.
No se mirará a esos espejos más nunca.
Entra a la fuente de soda de la esquina e irrespetando las recomendaciones del médico se toma tres cervezas.
Su miedo ante la mezcla del alcohol y los medicamentos cede y una euforia interna le hace pensar.
“Miedoso, si esto lo saben tus amigos pasarán todo el mes burlándose de ti”
Sale del local relajado.
Comerá una hamburguesa en la plaza y se irá a dormir.
Tal vez se atreva hasta mirarse al espejo.
De repente todos los rostros de las personas son iguales a los del espejo de su casa.
Se detiene y frota los ojos.
Intenta justificarlo todo por los efectos del alcohol.
Un joven pasa a su lado y le pregunta.
-¿Se siente bien?
Este tiene el mismo rostro del espejo.
Lo invade el pánico.
Ya su corazón no late sino que es un tren desbocado.
Corre huyendo del joven pero siguen apareciendo personas con el mismo por todas partes.
Cruza la calle corriendo y una corneta casi le destroza el tímpano.
Es un camión cargado de vidrios y espejos que se le abalanza.
Antes del impacto, puede ver el rostro del conductor brevemente.
Es el mismo del espejo.
El cuerpo queda destrozado en la calle, a consecuencia del golpe y los vidrios y espejos que tras el frenazo han volado y caído del cielo sobre su cadáver.
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