Ana y el enojo
Como cada mañana, la mamá de Ana la despertó para que fuera al colegio, pero en esta oportunidad Ana tenía mucho sueño y no quería levantarse de la cama: la noche anterior, aunque su mamá se lo había prohibido, se había quedado frente al computador jugando y se había acostado tarde.
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Con sueño, Ana llegó al colegio. Lo primero que hizo fue poner su mochila en el asiento y darse cuenta que había olvidado, por el apuro de su madre, el termo de agua. Su ceño se frunció y puso mala cara. Se sintió peor cuando la maestra pidió que sacaran su cuaderno de dibujo y sus lápices de colores porque aquella mañana dibujarían una mesa. A Ana no le gustaba pintar mesas, le gustaba pintar árboles, nubes, soles, casas, pero no mesas:o0o
Aunque intentó que la líneas salieran derechas, salieron curvas y aquello molestó mucho a Ana: su mesa no parecía una mesa. Estaba a punto de llorar, cuando su amiguita Rita tropezó con su asiento y los creyones cayeron al suelo. Ana gritó muy molesta. Tan duro que todos voltearon a verla y se hizo un gran silencio.
Con sueño, Ana llegó al colegio. Lo primero que hizo fue poner su mochila en el asiento y darse cuenta que había olvidado, por el apuro de su madre, el termo de agua. Su ceño se frunció y puso mala cara. Se sintió peor cuando la maestra pidió que sacaran su cuaderno de dibujo y sus lápices de colores porque aquella mañana dibujarían una mesa. A Ana no le gustaba pintar mesas, le gustaba pintar árboles, nubes, soles, casas, pero no mesas:
_No hay mesas bonitas -refunfuñó Ana de forma molesta. Sin embargo, comenzó a dibujar una mesa.
Aunque intentó que la líneas salieran derechas, salieron curvas y aquello molestó mucho a Ana: su mesa no parecía una mesa. Estaba a punto de llorar, cuando su amiguita Rita tropezó con su asiento y los creyones cayeron al suelo. Ana gritó muy molesta. Tan duro que todos voltearon a verla y se hizo un gran silencio.
Después Ana se puso a llorar por lo que había hecho. Cuando su madre vino a buscarla al colegio, la maestra le contó lo sucedido. Entonces la mamá de Ana le contó que la niña no había dormido completo y que por eso tenía mucha ira. A partir de ese momento, la mamá de Ana estaba atenta que durmiera completo para que pudiera controlar su ira.
Asì es hay que respetar las horas de dormir, tanto niños como adultos.
Siempre muy bonito su trabajo.
Saludos
Gracias por tu comentario, amiga. Saludos