MIRADAS EN CLAROSCURO
Querido hermano,
Te escribo estas líneas para contarte algo sobre mi pueblo. Ojalá que un día puedas conocerlo. Ojala algún día, pueda conocerte. Tener un único hermano, saber que existe y vivir tan separados, no es grato, pero nuestro padre tampoco escogió que fuera así. Hay caminos ya escritos. Algo te puedo adelantar: hay un lugar que no debes visitar. A continuación, te cuento algo sobre él.
Algunas callejuelas del pueblo, ubicadas hacia el oeste, son estrechas, cerradas. Cuentan que en ellas aparecen fantasmas y por eso, poca gente las transita. Yo voy con frecuencia y jamás he visto uno. Creo que son historias fantasiosas de la gente. Si puedo decirte, querido hermano, que son sórdidas, surrealistas. En esas callejuelas, el mundo se trastoca y entras en otra dimensión. No es difícil ver a hombres y mujeres de todas las edades y religiones. Dos cosas sí son definitivas allí: no hay niños y no hay colores. Todo está en claroscuro. Los ojos tienen que adaptarse a ellas. Allí adentro hay que aprender a mirar y escuchar de nuevo y aunque parezca mentira, el silencio se escucha. No hay voces altas, sólo murmullos que no sabes de donde vienen en un laberinto que parece interminable. Ocasionalmente, se escucha algún grito que pronto se apaga.
Sobre ese lugar se ha tejido otra fama: es una guarida de ladrones, tahúres y pillos. Es posible que eventualmente, alguien corra a esconderse allí luego de una fechoría. La policía se aventura muy poco y sólo recorren el área desde afuera. Hay jóvenes que, luego de robar una cartera, corren a toda velocidad hasta las oscuras callejuelas y, ya dentro, se detienen a revisar su botín. Algunas veces, llevan a sus víctimas para someterlas, a sabiendas de lo atemorizante que es este otro mundo.
Hazme caso. Si algún día vienes aquí, no vengas a estas calles. Mantén tus ojos en la luz y el color en los que has crecido. Del claroscuro, me encargo yo. Un abrazo.
Lo que veo: Una parte del mundo. Aquella en donde el color no existe, donde la luz es un tenue destello que hace juego con las sombras. Exclusión, pobreza, olvido.
Lo que siento: La esperanza de un mundo mejor, más justo y más humano pero, sobre todo, más transparente.
