Había una vez un anciano anticuario, que había recopilado miles de antigüedades a lo largo de su vida. Sus últimos días los pasaba en la tranquilidad de su tienda, sintiendo nostalgia por los tiempos idos, cuando los parroquianos admiraban las bellezas y valores del arte antiguo.
Este viejo tuvo la fortuna de recibir la visita de príncipes y eruditos en busca del arte que solo su ojo experto había descubierto. Una visita inesperada le despertó de su letargo vespertino; un joven, humilde y de buenos modales, hizo sonar la campanilla de la puerta; ya había olvidado la última vez que le había llamado.
Buscaba un regalo para su prometida. El anciano le permitió merodear por la tienda, mientras con disimulo estuvo atento a cada movimiento del joven. "¿Buscas un anillo de compromiso?", le dijo el viejo.
"No, quería sorprenderla con algo más original. Igual ya le di un anillo".
Los ojos se abrieron estupefactos cuando en el fondo de una estantería se encontró con un bolso de cuero. El desgaste y su antigüedad se apreciaban a leguas, muy lejos estaban los años de belleza y brillo que alguna vez lucieron el glamour de ese bolso.
"Es maravilloso, me encanta. Sería el regalo perfecto". El anticuario tuvo un sobresalto en su pecho. Desde hacía décadas que no recibía la compañía de alguien que tuviese el don de apreciar el arte desde sus orígenes.
"Joven, ese fue el bolso favorito de Cleopatra".
El viejo le invito una taza de té egipcio, mientras conversaban las maravillas que solo los que aprecian el arte antiguo pueden expresar. "Este bolso no tiene precio", le dijo el anticuario cuando el joven le preguntó por el precio. "Me lo imaginé, debe de ser un bolso muy caro. No podría pagarlo ni en mil años".
Una sonrisa del anciano iluminó la estancia. "Pero que cosas dices muchacho. Este bolso es ideal para ti y tu prometida. Juntos asegurarán un reino de felicidad por siempre. La verdad, este es un bolso mágico. Créeme, es una magia de verdad que solo se manifiesta cuando hay un amor verdadero".
Incrédulo, el joven escuchó las palabras del anciano, quién le relataba su tristeza y decepción al encontrarse con unos hijos y nietos que no apreciaban y menos aún valoraban, los tesoros que guardaba en su tienda. "Joven le pediré un favor y podrá ser dueño de este bolso". Se quedó sin palabras cuando el anciano le obsequió las llaves de la tienda; el trato era que sería el único dueño, desde ese día, de la tienda de antigüedades.
"No, no puedo recibir tan generosa oferta". El anciano insistió, "Mi querido muchacho. Tengo poco tiempo para seguir en este mundo, y sin mi se perderán todos estos tesoros. Serán rematados cómo baratijas".
Dando un vistazo a su alrededor, al encontrarse con la mirada suplicante del anciano, el joven aceptó, primero con una apretón de manos, y luego, con un fuerte abrazo. "Le has hecho una gran favor a este viejo, ya mis huesos no resisten más".
Cuando el joven corrió hasta su prometida para darle la buena noticia, al regresar, la tienda estaba vacía. Un señor enjuto, vestido con una larga levita negra, le entregó una carta. Con premura leyó la misiva, escapando lágrimas al darse cuenta de que su amigo había fallecido.
Tommy Ed.
Tema para hoy lunes:
...Bolso caro...
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ENGLISH
Surprise in the Antique Shop
Once upon a time there was an elderly antiquarian who had collected thousands of antiques throughout his life. He spent his last days in the tranquility of his shop, feeling nostalgic for times gone by, when patrons admired the beauty and value of ancient art.
This old man had the fortune of receiving visits from princes and scholars in search of the art that only his expert eye had discovered. An unexpected visitor awakened him from his afternoon slumber; a young, humble man with good manners rang the doorbell; he had already forgotten the last time he had called.
He was looking for a gift for his fiancée. The elderly man allowed him to roam around the shop while discreetly paying attention to every movement of the young man. "Are you looking for an engagement ring?" the old man said.
"No, I wanted to surprise her with something more original. I already gave her a ring," the young man replied.
His eyes opened in amazement when he found a leather bag at the back of a shelf. The wear and tear and its antiquity were evident from afar; the years of beauty and shine that once adorned the glamour of that bag were long gone.
"It's wonderful, I love it. It would be the perfect gift." The antiquarian had a flutter in his chest. It had been decades since he had the company of someone who had the gift of appreciating art from its origins.
"Young man, that was Cleopatra's favorite bag."
The old man invited him for a cup of Egyptian tea, while they talked about the wonders that only those who appreciate ancient art can express. "This bag is priceless," the antiquarian said when the young man asked about the price. "I imagined it must be a very expensive bag. I couldn't afford it even in a thousand years." A smile illuminated the room from the elderly man. "But what are you saying, young man. This bag is perfect for you and your fiancée. Together they will ensure a kingdom of happiness forever. The truth is, this is a magic bag. Believe me, it's real magic that only manifests when there is true love."
The young man, listened in disbelief to the words of the old man, who recounted his sadness and disappointment at finding children and grandchildren who did not appreciate, much less value, the treasures he kept in his shop. "Young man, I'll ask you a favor and you can be the owner of this bag." He was left speechless when the old man gave him the keys to the shop; the deal was that he would be the sole owner, from that day on, of the antique shop.
"No, I can't accept such a generous offer." The elderly man insisted, "My dear young man. I have little time left in this world, and without me, all these treasures will be lost. They will be auctioned off like trinkets."
Looking around, when he met the pleading gaze of the elderly man, the young man accepted, first with a handshake, and then with a strong hug. "You have done a great favor for this old man, my bones can't take it anymore."
When the young man ran to his fiancée to give her the good news, upon returning, the shop was empty. A man dressed in a long black coat handed him a letter. He read the missive hastily, tears escaping him as he realized that his friend had passed away.
Tommy Ed.
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Excelente historia.
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